La CEOE tensa la cuerda y pone en peligro la última gran reforma de ZP

  • La reforma de la negociación colectiva se complica. Ahora son los empresarios los que pretenden un modelo más ambicioso y ponen contra las cuerdas a un Gobierno que buscaba el consenso, pero podría verse obligado a legislar por su cuenta si quiere completar su calendario de medidas.
Álex Medina R./EP

El final feliz se le resiste a la reforma de la negociación colectiva. Sindicatos y empresarios llevan meses sentados a una mesa que debería alumbrar la última gran reforma del Gobierno de Zapatero.

Pero, por lo que parece, aún tendrá que esperar, después de que la CEOE haya incrementado su nivel de exigencia y, por lo tanto, haya aumentado la presión sobre un Ejecutivo que desea el acuerdo previo de los interlocutores, pero que no dudará en legislar por su cuenta si no se desbloquea pronto el diálogo.

Los plazos se agotan. La fecha límite se insertaría en el próximo mes de junio, ya que cualquier proyecto de ley que entrase después del verano (tras el parón parlamentario por las vacaciones estivales) difícilmente podría culminarse antes de agotarse la legislatura.  

De momento, la patronal debate hoy en su junta directiva ordinaria (integrada por los 226 representantes de las organizaciones sectoriales y territoriales) el alcance de la reforma y el estado de las conversaciones.

Y los empresarios no están dispuestos a permitir un pacto de mínimos que deje pasar la oportunidad de una transformación más profunda. Hay que ser más ambiciosos, reclaman desde el banco empresarial.

Lo dejó claro el Comité Ejecutivo Nacional la semana pasada y la postura de la junta puede ser muy similar, pese a que el presidente Juan Rosell es más partidario de culminar el proceso.

La crisis exige cambios más profundos y las reformas laborales de otros países van en esa dirección: más flexibilidad y vinculación de los salarios a la productividad y no a la inflación. ¿Por qué no en España?

Porque ya habíamos alcanzado un punto intermedio, contestan los sindicatos. Tanto, que los secretarios generales de UGT y CCOO se reunieron con Zapatero para informarle de que sus órganos internos les daban vía libre para cerrar el acuerdo. Eso fue el 11 de mayo.

Casi dos semanas más tarde, continúan las reuniones y el calendario se llena de hitos. Ayer se vieron las caras, una vez más, Ignacio Fernández Toxo, Cándido Méndez y Juan Rosell. Hoy, votan los empresarios. Mañana, nueva reunión a tres bandas...

El Gobierno se preapara para legislar

"El desenlace está muy próximo" y podría plasmarse "en los próximos días", cerró el círculo ayer por la tarde en el Senado el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez. La intención es tenerlo esta semana, añaden desde las centrales sindicales, que recuerdan que nadie hablaba de los salarios y la productividad al principio de la negociación.

Sin embargo, el propio Gómez empieza a dar señales a las partes. En la misma sesión parlamentaria de ayer, por ejemplo, desveló incluso la postura del Gobierno en uno de los aspectos más polémicos de la reforma: la vigencia de los convenios.

El ministro matizó que sólo es una hipótesis "en caso de que tengamos que legislar", pero dejó claro que el Ejecutivo no es partidario de permitir que un convenio decaiga cuando se produzca una situación de bloqueo.

Gómez fue más lejos y afirmó que otros principios que inspirarán al Gobierno y en los que también se ha constatado un principio de acuerdo son los de dar más peso a los convenios sectoriales y de empresa y la eliminación de los provinciales.

Por último, apostó por incrementar la flexibilidad interna de las empresas "primando el acuerdo", y en su defecto la mediación y arbitraje, el gran objeto de la política laboral, de forma que se modifiquen más fácilmente las condiciones de trabajo.

En cualquier caso, y pese a que son demasiados detalles para ser sólo una hipótesis, el Gobierno no quiere quedarse solo en su última gran reforma. Esperará lo que haga falta... o lo que los plazos parlamentarios le permitan. Y no le van a permitir que pase el verano.  

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