La CNMV pone en duda la auditoría de Reyal Urbis por segunda vez

  • El organismo supervisor ha vuelto a pedir explicaciones a la inmobiliaria sobre su capacidad para seguir operando, sobre la sociedad que tiene en común con Banesto y sobre el proceso de refinanciación de su deuda.
Ruth Ugalde
Ruth Ugalde

El supervisor de la bolsa (CNMV) está mirando con lupa las cuentas de Reyal Urbis y las explicaciones de la inmobiliaria parecen satisfacerle más bien poco. Al menos, eso puede deducirse del doble requerimiento que le ha hecho el organismo dirigido por Julio Segura a la compañía y de la doble salvedad que ha puesto Deloitte a sus cuentas. Dos palos poco habituales en el mercado de valores.

La primera llamada de atención llegó el pasado 3 de marzo, cuando la CNMV envió una carta de Reyal Urbis pidiéndole que aclarara varios puntos de sus cuentas anuales correspondientes al ejercicio 2008. Entonces, el foco de sus dudas estaba en la posición de tesorería de la inmobiliaria y en su capidad para conseguir liquidez, mediante la venta de activos, ante el escenario de derrumbe del negocio inmobiliario. La misma incertidumbre que había llevado a Deloitte a poner un salvedad en la auditoría del grupo dirigido por Rafael Santamaría.

Las explicaciones que remitió Reyal Urbis a la CNMV, el pasado 24 de marzo, se quedaron muy lejos de resolver los interrogantes del supervisor. Al contrario, las dudas del organismo han ido in crescendo y, el pasado 18 de noviembre, volvió a la carga con un nuevo escrito donde pedía explicaciones tanto de las cuentas de 2008 como de los resultados correspondientes el primer y segundo trimestre de 2009.

Los puntos de la discordia

La inmobiliaria ha respondido este mismo mes a las peticiones del supervisor en un extenso informe de diez páginas que, sin embargo, sigue dejando abiertos muchos interrogantes. El primero está directamente relacionado con Promodomus, la filial que creó con Banesto a mediados de 2008 para la gestión y desarrollo de promociones inmobiliarias. Esta compañía, participada en un 51% por la entidad financiera y en otro 49% por Reyal, se reservó el derecho de poder vender a la inmobiliaria de Santamaría hasta el 50% de las unidades que, transcurridos 27 meses, no hayan sido vendidos.

En opinión de la CNMV, y teniendo en cuenta que ya ha pasado un año, debería haber realizado alguna provisión y, sobre todo, haber reconocido el riesgo de esta empresa. Además, pone en duda la diferencia entre el valor de coste de los activos que ha vendido Reyal a Promodomus y el precio de venta.

Otro caballo de batalla del supervisor es la cadena Rafael Hoteles, cuyos 36,7 millones de euros de facturación fueron recogidos por Reyal Urbis como inversiones inmobiliarias, representando el 23% de los edificios clasificados en este epígrafe, cuando debería considerarse como una actividad independiente.

También despierta suspicacias la deuda de 70 millones que tenía Nozar con Reyal por la venta del 6,4% de Colonial. Un acuerdo que nunca llegó a materializarse, debido al concurso de acreedores al que se vio abocada la inmobiliaria el pasadoen diciembre de 2008. Como indemnización, los Nozaleda concedieron a Santamaría algunos suelos y participaciones empresariales que generan dudas al supervisor.

Tampoco parece satisfecho el organismo dirigido por Julio Segura con las informaciones que ha ido dando Reyal Urbis en relación al proceso de refinanciación de su deuda, que ascienda a 4.880 millones, cuya firma es clave para garantizar la continuidad del grupo. Pero el tiempo pasa sin conseguir un acuerdo en firme.

La compañía esperaba haberlo tenido ya resuelta la refinanciación, según reconoció ante la CNMV el pasado mes de julio. Entonces dijo que "los miembros del Consejo de Administración estiman que el acuerdo con las entidades financieras deberá formalizarse con anterioridad al cierre de 2009". Sin embargo, las reticencias de algunas entidades han ido retrasando el acuerdo. Fuentes consultadas por lainformacion.com aseguran que la clave para recibir la adhesión de las entidades acreedoras al plan elaborado por Lazard está en garantizar el cumplimiento del plan de desinversiones, el primer foco de dudas de la CNMV y Deloitte.

No obstante, las mismas fuentes aseguran que el plan de refinanciación podría cerrarse en las primeras semanas de enero, pero con la condición de incluir un controller dentro de Reyal Urbis que obligue a realizar las ventas de inmuebles en los plazos dictados por los bancos.

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