La crisis de los cítricos: naranjas y precios por el suelo... y ahora Mercosur

  • Los agricultores elevan las pérdidas a 500 millones de euros y creen que el tratado entre la UE y Mercosur poder ser la puntilla para el sector.
CAMPOS DE NARANJAS
CAMPOS DE NARANJAS
EUROPA PRESS - Archivo

Sin duda, la campaña 2018-2019 que ahora llega a su fin ha sido el ‘annus horribilis’ para los cítricos españoles. Primero fue la ‘invasión’ en la UE de la naranja sudafricana y luego, a mitad de campaña, la de Egipto y Turquía, que tuvo como consecuencia una caída de los precios en origen para las naranjas españolas de más del 50%; luego la amenaza de plagas como la bacteria HLB y para dar la puntilla al sector, el reciente acuerdo de libre comercio entre la UE y Mercosur (Argentina y Brasil son grandes productores). Agricultores y empresas de Valencia y Andalucía, donde se concentra gran parte de la producción de alrededor de 7 millones de toneladas de cítricos que se da en España cada temporada lo tienen claro y advierten: “No aguantamos mucho más tiempo así. Si no hay medidas esto desaparecerá en poco tiempo”.

Solo en la Comunidad Valenciana, según los datos ofrecidos a La Información por el secretario general del sindicato Unió de Llauradors, Carlos Peris, las pérdidas ascienden a cerca de 500 millones de euros, “se han quedado sin recoger y tiradas por los campos más de 500.000 toneladas” (del cerca de 3 millones de producción anual), “de naranjas y mandarinas”, más del 15% de la producción. Además, “cerca del 10% de los agricultores han tenido que abandonar sus cultivos”, principalmente debido a sus bajos precios, que han rondado los 11-12 céntimos por kilo, frente a un coste de producción de alrededor de 20 céntimos y unos precios del entorno de los 25 céntimos de la campaña 2017-2018. Y la situación en Andalucía, segundo productor español, no le va a la zaga: ASAJA o productores como Sebastián Lahoz, de la empresa Espalmex, de Lora del Río (Sevilla), la califican como “auténticamente desastrosa” en las tres provincias donde se concentra la producción de cítricos en Andalucía: Córdoba, Sevilla y Huelva.

David Valero, un productor de cítricos de Vall d’Uixó (Castellón), asegura que es la ruina. "La campaña comenzó con precios entre 15 y 20 céntimos por debajo del precio del pasado año y todo ha seguido igual o peor. Normalmente en la segunda parte de la campaña el precio mejora, pero esta vez no ha sido así. Para muchos agricultores esta campaña será la última. Yo aún, mal que bien, podré escapar de esta ruina, pero…", asegura Valero, que explica que "se han quedado muchos campos sin recoger, con la fruta en los árboles y por el suelo… Yo, por ejemplo, he tenido que cerrar los árboles por abajo y dejar sin recoger un campo de 1,5 hectáreas. Es mejor no recoger la fruta si te ofrecen un precio 20 o 30 céntimos por debajo del precio de explotación. Sólo aquí, en este campo, perderé 6.000 euros. Es dramático".

Las exportaciones españolas a la UE prácticamente se han mantenido respecto a la campaña pasada gracias a unos precios muy bajos, por debajo del coste de producción en muchos casos, pero la situación es de crisis total. Carlos Peris, por ejemplo, explica el tema de los fitosanitarios: “Nosotros solo podemos utilizar en el campo una serie de productos, muy caros, mientras que en Sudáfrica, Egipto, Argentina o Brasil no tienen esas restricciones. No es cuestión de cerrar las puertas a nadie, aunque la fruta que nos hace competencia producida con unas condiciones y exigencias medioambientales y laborales para los trabajadores mucho más laxas que las nuestras. Solo exigimos reciprocidad y que esos países tengan una condiciones iguales que las que nos exigen a nosotros para exportar. Por ejemplo la del tratamiento en frío”.

Y ahora, para “dar la puntilla al sector” llega el acuerdo de la UE y Mercosur que ha puesto en alerta a los agricultores y a las empresas citrícolas. Así, La Unió de Llauradors califica de “muy negativo” el tratado de la UE con Mercosur y a través de un informe que ha trasladado a Bruselas pide cambios en el mismo hasta que el Parlamento europeo y los estados miembros lo ratifiquen. En el informe presentado por la Unió sobre Mercosur, la organización aborda las posibles incidencias para los diferentes sectores agrícolas y ganaderos. Una de las principales razones de su inquietud es el desmantelamiento de la industria de transformación de zumos de cítricos ante el previsible aumento de las importaciones de Brasil, principal productor mundial de zumo.

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Bolsas de naranjas en un supermercado. / EUROPA PRESS

Por su parte, el Comité de Gestión de Cítricos, organización profesional que agrupa a los exportadores de cítricos, habla de “un doble golpe a los cítricos” porque el acuerdo de Mercosur deja sin protección al zumo y la ‘mancha negra’ ya no es plaga prioritaria. El CGC lamenta la opacidad con la que se ha negociado el tratado y advierte que el desarme arancelario “deja desamparada frente a la oferta barata brasileña a la industria española de zumo de naranja, clave para el mercado en fresco al absorber del 14 al 20% de la producción citrícola cada año y además la UE retira al peligroso hongo que produce la ‘mancha negra’ -endémico de Brasil, Argentina, Uruguay y Sudáfrica- del listado de enfermedades de mayor vigilancia y dotación presupuestaria semanas después de detectarse por primera vez en cítricos importados en la UE de Túnez y evidenciarse que el patógeno se adapta al clima mediterráneo, contrariamente a lo que ha defendido por Sudáfrica”.

“Parece que Bruselas ha vuelto a cerrar otro acuerdo con total opacidad, sin realizar informes de impacto previo para los actores económicos afectados y usando a la agricultura como moneda de cambio”, lamenta el presidente de la asociación de exportadores privados de cítricos, Manuel Arrufat. El CGC lleva años reclamando a la UE sin éxito la documentación sobre la marcha de la negociación y advirtiendo de las graves consecuencias que sobre la citricultura tendría una apertura como la acordada en beneficio del zumo de naranja brasileño, cuyos aranceles podrían desaparecer. No en vano, Brasil es tras China el segundo mayor productor de cítricos, con grandes plantaciones adaptadas para su transformación en jugos, que se exportan en un 95%, siendo ya la UE su primer destino.

Y es que la industria española tiene gran valor estratégico. Su rol, a la hora de descongestionar el mercado en fresco y de valorizar las segundas calidades (pequeños calibres, defectos de piel…), es clave, ya que en campañas con cosechas de entre 6,5 y 7,5 millones de toneladas absorbe volúmenes del 17/20% de la cosecha; en las más cortas, próximas a los seis millones, también procesa el 13/14%. La amenaza de la oferta brasileña más barata afecta también al zumo directo en el que España se ha especializado, de mayor calidad y valor añadido que el concentrado (que se transporta a la UE congelado en inmensos buques para después añadirle agua) y que, al contrario que aquél, no tiene ni azúcar, ni agua, ni conservantes añadidos y al que tan sólo se le aplica un tratamiento de flash pasteurización y conservación en frío.

Por si no fuera suficiente el “negro” panorama para la citricultura española, el propio CGC advertía el pasado mes de marzo de que El Citrus greening o Huanglongbing (HLB) es la principal amenaza de la citricultura, aunque el Mediterráneo es la única gran área productiva que, de momento, no se ha visto afectada por la irrupción de esta bacteria. La situación dio un vuelco en 2014, cuando se confirmó la presencia en Galicia, no de la enfermedad pero sí de uno de los dos vectores que se sabe que es capaz de transmitirla, la Trioza erytreae. En 2015, las autoridades lusas descubrieron otro foco de este insecto cerca de Oporto. Hoy, 4 años después, este psílido procedente de África ha recorrido la práctica totalidad del litoral atlántico entre La Coruña y la zona de Lisboa, situándose a 190 km de las primera plantaciones españolas de cítricos (las de Huelva) y a sólo 170 km de la principal provincia productora de agrios de Portugal, el Algarve.

Conscientes de la gravedad de la situación, el Comité de Gestión de Cítricos (CGC), ha estimado el impacto económico derivado posible entrada de este patógeno en la citricultura española. Sus conclusiones, dada la inexistencia de cura y la experiencia contrastada en Florida (EEUU) –cuya evolución se ha extrapolado- son casi apocalípticas: en 7,5 años desde su posible entrada, la producción de naranjas, mandarinas y limones quedaría reducida a la mitad (de 7 millones de toneladas (Tm), a 3,6) y a los 15 años la citricultura pasaría a ser un cultivo residual.

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