La credibilidad española en juego

La deriva de Iglesias inquieta a Gobierno y empresarios ante las ayudas europeas

Aunque la consigna de Moncloa es no polemizar con el vicepresidente díscolo, todas las alertas están en marcha por el impacto que pueda tener en la confianza en España ante la llegada del Fondo UE.

Pablo Iglesias Colau Barcelona
La deriva de Iglesias inquieta a Gobierno y empresarios ante las ayudas europeas.
EFE

La insistencia del vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, en poner en duda la calidad de la democracia española ha acabado con remover las estructuras del Gobierno y los empresarios, ante el riesgo de que su mensaje cale en Bruselas y pueda afectar a la credibilidad española justo en el momento en el que se están analizando las reformas que debe acometer España, que condicionan el reparto de fondos europeos. Aunque la consigna en el Ejecutivo y en algunas instituciones públicas es no dar pábulo a las palabras de Iglesias e insistir en la fortaleza de la democracia española, fuentes cercanas a varios ministerios no ocultan la preocupación por el impacto que todo ello pueda tener en la reputación del país y la confianza que genera en Europa.

Fuentes cercanas el Ejecutivo advierten que una cosa es decir que hay cosas que corregir en la democracia española o que existen déficits democráticos, como suele hacer Iglesias en ocasiones, y otra que un miembro tan destacado del Gobierno asegure que en España no hay democracia plena, un concepto que va más allá en si significación internacional y que pone en duda la credibilidad del país y de su Gobierno. Aunque han reaccionado la práctica totalidad de los ministros socialistas del gabinete de Sánchez,  todos ellos han evitado referirse expresamente a Pablo Iglesias en sus declaraciones públicas para intentar salir al paso del problema antes de que vaya a más. 

La cuestión empieza a preocupar a nivel oficial cuando se incluye en la polémica a personajes como Puigdemont o al Gobierno ruso, algo que desde el área económica del Gobierno saben que ataca directamente a la reputación del país y tiene mucho eco en Bruselas, en un momento tan delicado como el actual: antes de abril tienen que quedar comprometidas las reformas españoles en temas como pensiones, reforma laboral, formación o justicia, entre otras cuestiones, y no es el mejor momento para mostrar este tipo de debilidades en la UE.

Al hilo de lo que señalo la ministra Portavoz el pasado martes, las fuentes políticas consultadas justifican la beligerancia del líder de Unidas Podemos en este tema en la necesidad de hacerse notar en las elecciones catalanas, aunque eso suponga ir en contra de lo que postulan desde En Comú Podem. “Lo mismo le paso en Galicia y en el País Vasco, y en ninguno de los dos sitios le fue bien en las urnas”, recuerdan. 

Las instrucciones no oficiales lanzadas en el entorno socialista tampoco han querido dar más importancia al manifiesto que han lanzado algunos líderes históricos del partido, como Corcuera o Leguina, junto a miembros de la oposición del PP y de CS, entre otros muchos personajes de la vida social y política española. La idea es "no encender más mechas" a apenas un día para que acabe la campaña electoral catalana y, supuestamente, las cosas vuelvan a su cauce en Moncloa.

Justo lo contrario de lo que España necesita

Desde el ámbito empresarial también se enmarca la actitud de Iglesias en el proceso electoral, pero advierten de lo “arriesgado” de la situación, “cuando lo que le hace falta ahora a España es recuperar la credibilidad de los agentes económicos y del Gobierno para aprovechar bien las ayudas de la UE”, en palabras de Alfredo Bonet, secretario general del Círculo de Empresarios y exsecretario de Estado de Comercio. “Justo cuando Italia confía su Gobierno a la figura de Draghi y lanza un mensaje de confianza, nosotros hacemos lo contrario”, remarca.

Pese a lo complicado de la situación con Iglesias en campaña electoral, tanto empresarios como fuentes del Gobierno advierten que la opinión pública española y las instituciones europeas ya no se alarman con las salidas de tono de Iglesias. “Decir que es una anormalidad democrática que haya presos por el procés, es precisamente lo contrario, es mantener la normalidad democrática de un país, y eso lo saben en Europa y dan cada vez menos importancia a lo que dice Iglesias”, aseguran.

“Es solo el incordio de tener que estar siempre saliendo al paso -señalan fuentes políticas-, pero Sánchez ya ha dejado claro que la política exterior la marcan exclusivamente el presidente y la ministra de Exteriores”. Desde instituciones como España Global, que tampoco han salido al paso de las palabras del vicepresidente segundo para no entrar en una disputa política, se advierte no obstante que es necesario mantener una buena imagen como país, para atraer inversiones y facilitar la internacionalización de las empresas. 

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