La Fashion Week de New York, una diversión planetaria para los amantes de la moda

  • Durante mucho tiempo coto cerrado de una élite, la Fashion Week de Nueva York, compartida en directo a través de las redes sociales y los servicios de retransmisión online, se está convirtiendo en una diversión planetaria para los amantes de la moda.

Una batería de maquilladoras trabajan alrededor de una modelo en camiseta, una bloguera toma una selfi en una atmósfera de ebullición antes del desfile: es un video pero es transmitido en directo desde el show de los diseñadores neoyorquinos de Public School en Saks, una gran tienda de lujo estadounidense en Manhattan.

Saks no incluye ninguna publicidad. Se trata para la compañía de establecer un vínculo con esta nueva generación de consumidores de moda ultraconectada, ávida de contenido que sea original e instantáneo.

El temor general de la marcas de moda, los creadores o medios especializados es perder el tren que pasa y quedar aislados de todos aquellos que reclaman "un diálogo y no simplemente un monólogo", revela Jessica Michault, la editora en jefe del influyente portal de moda Nowfashion.com.

"Ahora la gente entiende lo que es la Fashion Week y descubre las nuevas tendencias de inmediato, no seis meses más tarde, estén donde estén en el mundo", comprando a veces en seguida algunas vestimentas online, dice de su lado Emily Bungert, de la compañía de relaciones públicas EB Consults.

Mirar en su teléfono portátil escenas seleccionadas detrás de los bastidores de Alexander Wang a través de la aplicación Periscope por ejemplo, sentarse en la primera fila de un desfile de Altuzarra o echar un vistazo desde el sofá a las reinas de la moda en las calles ya no es solo una opción que ofrece la Fashion Week, sino que se ha convertido en su eje.

En esta era donde todo es digital, los actores tradicionales pierden su influencia en provecho de aquellos más conectados, destaca Bungert.

"Ahora el 70% de nuestra lista de prensa son sitios internet y blogs. El 30% restante lo ocupan diarios y revistas", explica.

"Es simple, ahora, cuando organizo la ubicación de los invitados a los desfiles, tiendo a escribir en la lista el número de abonados en Twitter o Instagram. Aquellos que más tienen se quedan con los mejores lugares", precisa.

"Se acabó la época en la que había necesidad de una invitación para asistir" a un desfile con editoras y profesionales, afirma por su parte Eila Mell, autora de un libro sobre la Semana de la Moda en Nueva York.

Conscientes de lo que hay en juego, las iniciativas de las marcas para crear un evento digno de ser compartido o volver la experiencia aún más participativa han explotado esta última semana.

El estadounidense Tommy Hilfiger inauguró el lunes el servicio "Twitter Halo" por el cual ofrece una visión de 360 grados en tiempo real de un desfile a través de un dispositivo multicámara.

La casa francesa Givenchy, por primera vez presente en las pasarelas de Nueva York, eligió el viernes pasado invitar a 800 personas elegidas por sorteo a un show espectacular.

En primera fila estaban estrellas como Julia Roberts, Courtney Love o Kim Kardashian, y se habían instalado seis pantallas gigantes en diferentes partes de Manhattan.

A escala más pequeña, la joven diseñadora estadounidense Misha Nonoo lanzó el sábado el primer "InstaShow", un desfile disponible exclusivamente a través de la aplicación para compartir fotos Instagram.

El miércoles, el músico y rey de las redes sociales Kanye West sacudió el calendario al presentar su segunda colección, Yeezy, provocando la ira de los diseñadores de moda tradicionales pero también un tsunami de mensajes en Instagram, Twitter y Facebook.

De todos modos, para muchos, esta tendencia hacia un espectáculo abierto para el gran público apenas está dando sus primeros pasos. Uno de los organizadores de la Fashion Week es el gigante del deporte y el entretenimiento WME-IMG, que acaba de comprar a su pequeño rival local MADE Fashion Week.

ppa/mar/lm

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