La fiebre del gas impulsa al shekel y amenaza las exportaciones israelíes

  • Los recientes descubrimientos de gas natural en aguas comerciales de Israel han sobrevalorado el shekel y obligado al Banco Central a tratar de enfriar la burbuja monetaria antes de que se convierta en una trampa para el mercado local.

Elías L. Benarroch

Jerusalén, 20 may.- Los recientes descubrimientos de gas natural en aguas comerciales de Israel han sobrevalorado el shekel y obligado al Banco Central a tratar de enfriar la burbuja monetaria antes de que se convierta en una trampa para el mercado local.

Lo que hasta hace unos meses era la bendición que todos esperaban para un país desprovisto de recursos naturales, se ha convertido por momentos en un arma de doble filo tras generar exageradas expectativas de desarrollo y los primeros síntomas del "mal holandés" antes siquiera de que el Estado comience a percibir sus frutos.

En los 60 los ingresos de Holanda crecieron tras el descubrimiento de grandes yacimientos de gas natural lo que llevó a una apreciación del florín que dañó a las exportaciones.

La primera víctima en Israel ha sido el shekel, que se ha revalorizado un 2,4 por ciento este último mes y un 5,4 por ciento en el último trimestre.

"La tendencia de revalorización del shekel ha sido muy acentuada en comparación con el comportamiento de otras monedas frente al euro y al dólar", indicó en un comunicado el Banco de Israel, que la semana pasada bajó el precio del dinero en 0,25 puntos.

Adoptada fuera de plazo de forma excepcional -generalmente se revisa el último lunes del mes-, la decisión ha rebajado a 1,5 por ciento el tipo de interés para el shekel, a la vez que el Banco anunciaba la compra progresiva de 2.100 millones de dólares para apuntalar la moneda estadounidense en el mercado local.

El Banco Central explicó que la revalorización puede "erosionar la competitividad" de los productos israelíes en los mercados internacionales y causar un "serio daño a la economía nacional", que depende de su pujante sector tecnológico de exportación.

Una erosión provocada por tipos de cambio que han tocado este mes los 3,55 shekels/dólar y 4,65 shekels/euro, las cotizaciones más altas de la moneda israelí desde agosto y enero de 2011 respectivamente.

La sobrevaloración se debe por un lado a la actividad de especuladores y, por el otro, a las "expectativas" generadas por la explotación del yacimiento de gas Tamar, que reducirá la necesidad de comprar divisa para pagar la factura energética nacional.

Descubierto hace cuatro años con 8 TCF de gas, el Tamar comenzó a abastecer al mercado israelí en abril, poniendo fin a más de medio siglo de dependencia de proveedores extranjeros.

En 2010 el descubrimiento de otro yacimiento aún más grande, el Levyatán, con 18 TCF, garantizó a Israel una autonomía energética en gas natural durante cien años y, cuando se apliquen los planes previstos de reconversión industrial, una menor dependencia del petróleo.

Ambos yacimientos han creado un tsunami de expectativas sobre prospecciones vecinas que ha alzado la moneda local en momentos en que otros datos económicos apuntan precisamente hacia una ralentización de la actividad económica.

Su PIB en el primer trimestre de 2013 creció a un ritmo anual del 2,8 por ciento, lejos de índices en 2011 y 2012 que superaron la barrera del 4 por ciento.

Una desaceleración provocada por las bajas perspectivas de crecimiento en los clientes tradicionales de Israel -EEUU Unidos y la UE absorben casi dos tercios de sus exportaciones- y que la semana pasada forzó al Gobierno israelí a aprobar un plan de austeridad para tapar un agujero en sus arcas de más de 30.000 millones de shékels (6.387 millones de euros y 8.213 millones de dólares).

En contraste con la fuerte demanda de la moneda local, titánicos impuestos y recortes, amén de un mayor desempleo y una creciente pérdida de poder adquisitivo que amenaza el consumo privado, son las notas dominantes de la economía israelí para este año y el que viene.

Un informe de la OCDE publicado la semana pasada sitúa a Israel como el país con el mayor índice de pobreza de todos los estados miembros de la organización -21 por ciento, siete puntos más que en 1995- mientras que los indicadores básicos demuestran con números que algunos sectores vitales están retrocediendo.

Frente a las críticas de "intervencionismo", el director del Banco de Israel, Stanley Fischer, justificó la futura compra de 2.100 millones de dólares con el argumento de que se trata de la misma cantidad que la balanza de pagos de su país se ahorrará por no tener que comprar divisa para abastecerse de gas.

El abaratamiento del precio del dinero, explicó, es necesario también para "reducir la brecha" con los bajos tipos de interés en la zona euro y EEUU, y con el fin de facilitar el acceso a liquidez para agilizar la actividad económica.

Las previsiones de todas las agencias y entidades especializadas apuntan a que el impacto de la explotación del gas este año será marginal (0,2-0,5 puntos), pero en 2014 aportará al crecimiento del PIB entre medio punto y un entero.

Y sin que el optimismo que impulsa al shekel sea infundado -el Estado engrosará sólo por esos dos yacimientos alrededor de 144.000 millones de dólares-, Fischer quiere enfriar una burbuja que se adelanta en varios años a los acontecimientos y evitar que cause un daño irreversible a los sectores que tradicionalmente sostienen la economía israelí.

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