La fuga de talentos del Pacífico a las grandes potencias levanta ampollas

Epeli Taione, el presidente de la Federación de Tonga, volvió a poner encima de la mesa este debate recurrente, en una entrevista a Radio New Zealand.

"Vamos a la Copa del Mundo sin alguno de nuestros mejores jugadores y es bastante triste. No es solo una reflexión sobre lo que debe ser el Mundial. Nueva Zelanda y Australia han hecho su labor, se han quedado numerosos jugadores tonganos", criticó el exinternacional.

Sin mencionarlo directamente, Taione podría referirse a los casos de Israël Folau, Wycleff Palu, Tatafu Polota-Nau o Sekope Kepu, nacidos en Australia pero de padres tonganos y que, por lo tanto, podrían haber jugado para la selección de Tonga.

Aunque más polémico es el caso de Malakai Fekitoa, nacido en el pequeño archipiélago del Pacífico, pero que juega para los All Blacks neozelandeses.

La presencia de fiyianos es aún más numerosa en otras selecciones que buscan unas cualidades atléticas fuera de lo común: Waisake Naholo (Nueva Zelanda), Noa Nakaitaci (Francia), Tevita Kuridrani, Henry Speight o Taqele Naiyaravoro (Australia), son algunos de estos casos.

En 2013, las tres grandes naciones rugbísticas del Pacífico (Tonga, Samoa y Fiyi) se encontraron que no podían seleccionar a 74 de los 272 jugadores profesionales seleccionables.

También hay jugadores que renuncian a representar a su país de nacimiento por cuestiones económicas.

El anuncio sorpresa de la retirada internacional del pilar samoano Census Johnston, a solo unos meses de la Copa del Mundo, ¿tuvo algo que ver con la prolongación de su contrato en el Stade Toulousain francés? Muchos así lo pensaron, aunque eso no ha impedido que Johnston fuera finalmente convocado para sustituir a un compañero lesionado.

Otro samoano, el segunda línea de los London Irish Dan Leo estima que un "isleño" que ya juegue en un equipo de Europa pierde un 40% de sus ingresos al aceptar jugar para su selección.

"A menudo, a nuestros jugadores (basados en Europa) no les pagan sus clubes el tiempo que están con la selección. Para estos jugadores, representar a su selección supone un sacrificio financiero", añade el seleccionador de Fiyi John McKee, a quien le hubiese gustado haber podido convocar al potente tercera línea de los London Wasps Nathan Hughes.

Pese a haber nacido en Fiyi, Hugues acaba de rechazar jugar con su país porque será seleccionable por el XV de Inglaterra a partir de 2016, lo que podría aportarle anualmente unas 100.000 libras (unos 136.000 euros) gracias entre otras cosas a las primas por partido y por convocatoria si es llamado con frecuencia.

Rob Nichol, director ejecutivo del la Asociación de Jugadores Profesionales (IRPA), propone que una parte de los ingresos por la Copa del Mundo se destine a "un fondo especial" que sirva a los países del Pacífico a pagar a sus jugadores.

Bryan Willams, leyenda de los All Blacks de origen samoano, defiende por su parte la creación de un equipo que represente a las islas en el Super-15 y que con ello puedan beneficiarse de los lucrativos derechos televisivos.

Otra solución sería extender de tres a cinco años el periodo tras el que un jugador que no ha sido convocado por su país de origen pueda serlo por otro, aunque algunos consideran que esto sería contraproducente.

"Los jugadores (de las islas) serían menos atractivos (para los clubes extranjeros) y al final de todo, habría menos jóvenes que jugasen al rugby", según Nichol.

A la espera de soluciones, las naciones del Pacífico hacen lo que pueden: pese a estar privadas de sus mejores elementos y sin enfrentarse con regularidad a las grandes potencias, son serias candidatas a clasificarse para los cuartos de final del Mundial. Con sus equipos al completo, estos pequeños países podrían aspirar a mucho más.

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