La IATA insta a los controladores a que negocien con AENA y eviten la huelga

Ginebra.- La Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) instó a los controladores aéreos españoles a que acepten entrar en un proceso de arbitraje con el gestor aeroportuario nacional AENA para resolver sus diferencias y evitar la huelga.

En un comunicado de prensa divulgado hoy, el director de IATA, Giovanni Bisignani, urgió a los controladores a negociar con AENA y recomendó a ambos colectivos "tomar las medidas posibles para evitar la huelga".

"No es momento para huelgas -agregó-, un proceso de negociación abierto y equilibrado debería resolver sus diferencias".

Asimismo, añadió que la huelga sería "nefasta" para la economía española y recordó que la crisis financiera global debe retar a los gobiernos, empresarios y empleados a modificar sus posturas para "construir una economía más sólida y robusta".

"Con un 20 por ciento de paro, España no puede ser un espectador", consideró el director de la IATA.

Bisignani enfatizó que, dado el contexto económico actual, una huelga en el sector aéreo tendría efectos "devastadores" en el sector de los negocios y, especialmente, en el turismo.

"Cuando el espacio aéreo europeo quedó cerrado debido a las cenizas del volcán islandés Eyjafjalla, hubo unas pérdidas globales de 5.000 millones de dólares (3.800 millones de euros)", recordó.

También agregó que sólo la amenaza de huelga ha costado dinero a la economía española y ha puesto en riesgo puestos de trabajo, ya que muchos turistas han cancelado sus visitas por miedo a un parón aéreo.

En opinión de IATA, un asunto subyacente en este contencioso es la gestación de un "cielo único europeo", tema que aún se discute en las instituciones comunitarias y que no se prevé que entre en vigor hasta enero de 2012.

La IATA defiende que, durante la pasada década, las aerolíneas han mejorado su productividad un 63 por ciento, pero que la industria aún es frágil y se necesitan más cambios.

Por ello, alegó que el "cielo único europeo" ahorraría 5.000 millones de euros anuales en costes y reduciría de forma sustancial los retrasos de los vuelos.