El consumo se contrae

Ucrania estanca la economía y aplaza al menos otros seis meses la recuperación

Hay economistas y servicios de estudios que cuentan con un segundo trimestre del año en negativo que frenaría la evolución del PIB antes de recuperarse de la pandemia y sacaría el fantasma de la estanflación.

(I-D) La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño; la ministra Portavoz, Isabel Rodríguez; y la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, comparecen tras la reunión del Consejo de Ministros en Moncloa, a 1 de marzo de 2022, en Madrid (España). El Gobierno ha aprobado hoy el borrador del Real Decreto por el que se establecen la ordenación y las enseñanzas mínimas de la Educación Primaria, Real Decreto que fija el currículo de esta etapa según lo establecido en la LOMLOE y que se implantará para los cursos impares el próximo curso 2022-2023 y para los pares en el curso 2023-2024. Según el borrador, el currículo será más competencial, incluirá la asignatura de Educación en Valores Cívicos y Éticos, aumentará las horas en asignaturas de ciencias en detrimento de la Religión y establecerá la perspectiva de género en cada una de las materias. 01 MARZO 2022;CONSEJO DE MINISTROS;GOBIERNO;PRIMARIA;LOMLOE A. Pérez Meca. POOL/Europa Press / Europa Press 01/3/2022
La incertidumbre por Ucrania estanca el PIB y aplaza seis meses la recuperación.
Europa Press

La incertidumbre sobre la evolución económica en Europa que ha generado el conflicto entre Rusia y Ucrania se ha convertido en una losa para la economía española que apunta a cerrar un primer trimestre con un crecimiento muy por debajo del previsto y amenaza con dejar la economía estancada en los primeros seis meses del año. El pesimismo se ha adueñado de las previsiones económicas a medida que los precios se elevan y los ciudadanos ven como el recibo de la luz, la gasolina y la cesta de la compra son cada día más caros. Los analistas cuentan con una previsión intertrimestral de crecimiento entre enero y marzo del 0,8% al 0,9%, sin descontar aún el freno al consumo que se está dando en los dos primeros meses del año y que amenaza con un mes de marzo a la baja. Esa tasa de crecimiento estaría muy por debajo de lo estimado a finales del año pasado, hasta el punto de que hay servicios de estudios de grandes empresas que apuntan a un ritmo todavía menor, del 0,6%, que dejaría muy claro el estancamiento de la economía por el miedo a los efectos de la guerra en los precios.

Instituciones como la Airef o Funcas ya han advertido del parón económico al que se enfrenta la economía española si no se frenan el coste de la energía y su efecto en el IPC en pleno conflicto bélico. Con esta evolución de la inflación camino de los dos dígitos y las tensiones energéticas al alza, los principales analistas están hablando ya de una caída (crecimiento negativo) de la economía entre abril y junio, que dejaría el primer semestre del año prácticamente nulo en cuanto a avance del PIB español. Sólo con la recuperación del turismo y un previsible final de la guerra en Ucrania, sin subidas exageradas de los salarios, se podrá recuperar el tono positivo del crecimiento entre junio y diciembre, si bien nadie es capaz de vaticinar en estos momentos ese proceso.

Uno de los datos que más vigilan los analistas en este momento es la evolución de las ventas de las grandes empresas, descontado el efecto de la inflación, y la situación no es halagüeña: en el mes de enero se ha truncado la senda alcista que se mantuvo en todo el año pasado con un retroceso de diciembre a enero de casi el 25%, que ya se auguraba por el freno al consumo a finales del año pasado. Técnicamente, la situación se puede calificar como de estancamiento, pero ese dato no recoge todavía todo el miedo a gastar e invertir en Europa que se ha generado con el conflicto bélico y la escalada del precio del gas y la electricidad. Hay economistas del nivel de José Carlos Díez que ya auguran un riesgo claro de estanflación en España, una situación muy temida por todos los gobiernos por tener el crecimiento a la baja (al menos durante dos trimestres seguidos en negativo) y una inflación al alza y sin contener. Es algo que prácticamente ya ocurre en Alemania, que es la locomotora de Europa, sobre todo porque se arrastran los efectos en la economía de la sexta ola de la pandemia.

La propia ministra de Economía, Nadia Calviño, admitía esta semana que va a ser muy complicado bajar el nivel de la inflación en todo el año a la vista de que el conflicto de Ucrania ha extendido el pesimismo económico en Europa y nadie conoce por el momento en qué nivel van a quedar los precios del gas ruso. Mientras se preparan alternativas en el mix energético para aliviar el golpe gasista en el precio de la luz, las subidas de precios de los bienes de primera necesidad se dejan notar en las economías domésticas. El ‘monitor de consumo’ de Caixabank advertía este mismo viernes como el uso de las tarjetas de crédito avanzó un 8% de media en febrero, pero con una única partida que bajaba su ritmo de crecimiento, las de los productos básicos de la cesta de la compra. “Resulta probable que, una vez incorporado el dato de marzo, el crecimiento del consumo en el 1T 2022 se ralentice respecto al promedio de enero y febrero”, advierte el análisis de la entidad.

El Gobierno ante la encrucijada

Aunque sea todavía pronto para hablar de estanflación en España, a nadie se le oculta la “ratonera” que supone un modelo económico con alta inflación y crecimiento nulo o a la baja. Por un lado, se puede tirar de gasto público para animar la economía, pero se calentarían más los precios; de otro lado, se puede frenar la inflación de la única manera posible, con una subida de los tipos de interés, pero algunos analistas ya han advertido que adelantar ese incremento por parte del BCE -la Fed lo va a hacer este mes- truncaría la recuperación antes incluso de que se consolidara en 2022 y el primer semestre de 2023, como estaba previsto.

El crecimiento español para este año se estimaba en el entorno el 5,5% pese a la subida de la energía, pero antes del estallar el conflicto bélico. Ese dato se ha puesto en cuarentena en los servicios de análisis y dependerá de los acontecimientos en Ucrania y las fórmulas para atajar los precios de la energía que se revise a la baja muy pronto. En cualquier caso, muy lejos del 7% que vaticina el Gobierno en los Presupuestos y que ya ha quedado completamente descartado.

A nivel interno y como remedio a corto plazo para frenar el efecto de la inflación, los analistas vigilan de cerca el pacto de rentas al que se pueda llegar entre la patronal y los sindicatos, dado que una moderación en las subidas salariales, por ilógica o dolorosa que sea con la inflación entre el 7% y el 10% antes del verano, se considera necesaria para que la economía pueda aguantar el segundo semestre, evitar el estancamiento con y empezar a frenar la subida de precios. El Gobierno lo ha fiado todo por el momento a ese acuerdo, con una propuesta de subida salarial de la patronal del 3%, que los sindicatos quieren elevar en dos puntos más, frente al moderado 2% de subida media que se recomienda desde la UE y el BCE.

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