La industria militar turca pretende conquistar el mundo en la próxima década

  • En el mundo hay cinco grandes exportadores de armamento -Rusia, EEUU, China, Francia y el Reino Unido- y Turquía aspira a llegar a ser el sexto vendedor en la próxima década y estar entre los diez primeros productores del mundo.

Dogan Tiliç

Ankara, 1 oct.- En el mundo hay cinco grandes exportadores de armamento -Rusia, EEUU, China, Francia y el Reino Unido- y Turquía aspira a llegar a ser el sexto vendedor en la próxima década y estar entre los diez primeros productores del mundo.

Así, al menos, lo afirma Latif Aral Alis, presidente de SSI, la asociación turca de exportadores de material militar y aeronáutico, quien considera posible multiplicar por 15 las ventas hasta 2023.

Ese año, el centenario de la fundación de la República de Turquía, las exportaciones de productos de defensa podrían alcanzar los 25.000 millones de dólares, aseguró Aral Alis en un discurso durante un reciente congreso de defensa en Ankara.

De momento, la cifra está en unos 1.500 millones, más del doble del volumen exportado en 2008, mientras que la producción total de la industria militar supera ya los 4.700 millones de dólares.

De momento, el mayor comprador es Estados Unidos, aliado de Turquía en la OTAN, que se lleva el 37 % de su producción.

Le siguen de muy lejos Italia, España, Malasia y Ucrania, con cifras de entre el 4 y 5 %.

También los Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Alemania, Reino Unido y Turkmenistán son clientes habituales de grandes empresas como Turkish Aerospace Industries (TAI) o Aselsan, según datos de 2013, registrados por la Asamblea de Exportadores Turcos (TIM).

Además, Turquía está en pleno proceso de buscar nuevos mercados, sobre todo en Sudamérica y África.

En agosto pasado, el ministro turco de Defensa, Ismet Yilmaz, anunció la apertura de oficinas diplomáticas dedicadas solo al negocio de armamento en esos dos continentes.

Turquía ya dispone de legaciones de ese tipo en Estados Unidos, Bruselas, Arabia Saudí y Kazajistán.

Los tres principales sectores de la industria turca de defensa son barcos, vehículos blindados y artillería, según datos del instituto sueco SIPRI.

El Gobierno turco impulsa a todo gas el desarrollo de tecnología militar local en numerosos sectores en un obvio afán de reducir la dependencia de su ejército de las importaciones.

Ya ahora, asegura Aral Alis, la industria nacional es capaz de suplir el 54 % de la demanda de las Fuerzas Armadas.

Aparte de navíos, Turquía ha desarrollado en los últimos años misiles antitanque, un blindado ("Cobra"), un avión no tripulado ("Anka"), un avión de entrenamiento ("Hürkus"), un carro de combate ligero ("Tulpar") y está probando el primer modelo de un tanque, bautizado con el nombre de "Altay".

Pero también se fabrican sistemas electrónicos, como uno de identificación amigo-enemigo (IFF), o componentes de armamento.

Así, el conglomerado Nurol ha desarrollado el primer blindaje elaborado localmente, con una inversión de 60 millones de dólares.

Eso no sólo ha reducido los gastos del Ejército turco en 600 millones dólares anuales sino que también le permite ahora entrar en el negocio de las exportaciones, explica a Efe el presidente de la empresa, Nurettin Çarmikli.

La compañía, asociada con la británica BAE, vende componentes a los ejércitos de una decena de países, así como a la propia OTAN, asegura Çarmikli.

Hoy día, la industria de defensa turca invierte 927 millones de dólares en investigación y desarrollo (I+D), una cifra casi veinte veces superior a la de 2003, según cifras oficiales.

En la campaña electoral antes de ser elegido presidente en agosto pasado, el entonces primer ministro Recep Tayyip Erdogan destacó la importancia y las ambiciones de la industria de defensa turca.

"Hoy ya producimos nuestros satélites propios, nuestros propios aviones no tripulados, helicópteros, tanques y buques de guerra. Si un país no tiene ese poder disuasorio siempre estará bajo amenaza. Vamos a tener ese poder", dijo Erdogan entonces.

"Aselan y TAI se han convertido en empresas líderes en el sector de defensa. Ojalá podamos lograr que hasta 2023 Turquía esté entre los primeros diez países en la industria de defensa", concluyó el ahora presidente, quien durante sus 11 años como jefe de Gobierno redujo sucesivamente el poder de los militares en Turquía.

Pero la oposición al partido gobernante, el islamista AKP, tiene quejas de la forma en que la industria militar recibe apoyo oficial del Gobierno, aunque celebra el crecimiento de este sector.

"No son transparentes. No sabemos cómo se adjudican las licitaciones, qué sale y qué entra", critica en unas declaraciones a Efe Mustafa Moroglu, diputado del partido opositor CHP.

El afán de Turquía de controlar el máximo volumen posible de tecnología militar para reducir su dependencia de otros países ha causado ya roces con sus socios en la OTAN.

En 2013, Ankara adjudicó a la empresa china CPMIEC un encargo para instalar en Turquía el sistema de misiles tierra-aire HQ-9.

Fuera de la licitación quedó entonces la norteamericana Raytheon y la franco-italiana Eurosam, no sólo por el precio sino porque el acuerdo chino incluía la transferencia de tecnología.

Pero los programas chinos son incompatibles con los que utiliza la OTAN, señalan los expertos, por lo que la decisión turca se ha interpretado como un peligroso alejamiento de la Alianza Atlántica.

El acuerdo no es firme aún y el Gobierno turco ha dado ya señales de darle finalmente preferencia a una empresa de un país miembro de la OTAN, siempre que acepten cierto nivel de transferencia de tecnología o producción conjunta.

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