Antes del verano

La inflación amenaza con llegar al 10% si no se saca el gas del precio de la luz

El recibo eléctrico a precio fijo anual se están renegociando con subidas del 60% y los analistas ya advierten de un freno del consumo y un parón del PIB que diluirá el efecto positivo de las ayudas de la UE.  

La vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, durante un encuentro de trabajo con la comisaria europea de Energía, en la sede del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, a 21 de febrero de 2022, en Madrid (España). Durante la cita, han abordado los altos precios energéticos que se extenderán al menos hasta 2023 y la preparación por parte de Bruselas de nuevas medidas para España con el fin de atajar la crisis de altos precios. 21 FEBRERO 2022;ENERGÍA;MEDIO AMBIENTE;UNION EUROPEA;EUROPA;MEDIO AMBIENTE Marta Fernández / Europa Press 21/2/2022
La inflación amenaza con llegar al 10% si no se saca el gas del precio de la luz.
Europa Press

La subida sin control de los precios de la energía auspiciada por un previsible recorte del suministro de gas ruso amenaza con colocar la inflación en un pico máximo del 10% antes del verano, según las estimaciones realizadas por organismos como Funcas y en los servicios de estudios de algunas de las grandes eléctricas españolas. La luz marcaba este jueves un nuevo máximo por encima de los 340 euros el megavatio hora, auspiciado por un coste del gas natural que ha tocado techo con unos futuros en 194 euros, un nivel impensable hace apenas un año, cuando estaba en el entorno de los 15 euros. Lo extraordinario de la situación provoca una subida en los recibos eléctricos de los hogares y las pymes de casi el doble que hace un año, con el agravante de que se están revisando ahora muchos contratos a precio fijo y largo plazo que hasta ahora no se habían tocado, y que de repente suponen subidas medias de entre el 40% y el 60%, según estimaciones realizadas en las propias comercializadoras. 

El director de coyuntura de Funcas, Raymond Torres, ha sido uno de los que han lanzado la voz de alarma sobre el repunte de la inflación en los próximos meses, sobre todo si se cumple el peor de los escenarios: un corte del suministro ruso, que los mercados ya están descontando con la tensión en los precios y que pondera de forma muy importante en el IPC español. Según sus estimaciones, se puede calcular que el gas supone un 5,5% de la cesta de precios en España, mientras que los carburantes, que también se han disparado, suponen otro 6%. Si tenemos en cuenta que el gas ha subido más de un 50% y la gasolina por encima del 10% en lo que va de año, las estimaciones de la institución apuntan a un nivel de inflación de entre el 9% y el 10% antes del verano, en el mes de mayo, que puede elevarse más por el conflicto en Ucrania si no se toman medidas antes a nivel europeo.

Los analistas consultados en los servicios de estudios de las principales energéticas españolas, que siguen la situación de Rusia y Ucrania al minuto para prever cualquier distorsión del mercado, apuntan a que la mejor solución para frenar el estrangulamiento de la economía que puede suponer un incremento generalizado de los precios de la electricidad, pasaría por sacar al gas del sistema de formación de precios o, cuando menos, minimizar su impacto. Otra opción sobre la que se está haciendo hincapié al Gobierno desde las grandes compañías es la modificación coyuntural, “mientras dure a guerra”, del mix de generación que hay en España, optando por volver al carbón en un pequeño porcentaje o dar más margen a la nuclear.

Una simulación sobre el efecto que tendría usar el carbón como se hacía hace apenas dos años, en un 17% de la producción de energía en España, permitiría bajar rápidamente el precio de la luz en más de cien euros el megavatio hora y dejarlo prácticamente en casi la mitad, contando con que ello supondría pagar más derechos por el CO2 que se emita durante ese corto periodo de tiempo. Los defensores de esta opción advierten que “la seguridad del suministro y la diversificación de fuentes se ha olvidado frente a reducir el CO2 en España”, cuando en países como Alemania, que es la gran afectada por el gas ruso, el carbón todavía se usa para producir más del 35% de su energía, lo que supone 18 veces más que en el caso español.

Parón en la economía y subida de tipos

El Gobierno ha dado ya por descontado un freno en el PIB estimado para este año, cuyo crecimiento según el consenso de los analistas estaría en el entorno del 5,5% gracias sobre todo al empuje que se espera de los fondos europeos, contando con que la UE ya ha asumido que no presionará por el momento con las nuevas reglas fiscales de deuda y déficit con un escenario de guerra en Ucrania. El mayor problema que se ha detectado tanto desde el Ejecutivo con en los principales organismos de análisis es una retracción del consumo doméstico, que no se llegó a recuperar a finales del año pasado y que ve en la inflación, la guerra y el aumento de los precios un nuevo motivo de incertidumbre.

Con esas tasas de inflación, una de las claves va a estar en la subida de salarios que surja de la negociación colectiva que pactan patronal y sindicatos. Si bien por el momento se mantiene enero con una subida media del 2%, todo apunta a que las exigencias sindicales van a ir por encima de ese nivel y a descomponer lo que hasta ahora se entendía como un “pacto tácito de rentas”, por más que la inflación media del año se modere en los meses finales por debajo de esos picos máximos que se prevén para esta primavera.

El otro gran riesgo que no anima a la inversión ni al riesgo es la más que previsible subida de los tipos de interés, a la vista de que es la única fórmula que tienen los bancos centrales para frenar a la inflación, dado el alto nivel de gasto público que se provocó con la pandemia y que se va a mentener por Ucrania. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, ya ha advertido que apoyará a la recuperación con lo que haga falta y todos los expertos esperan que en la reunión del próximo día 10 envíe a los mercados un mensaje en ese contexto tranquilizador.

Pero los analistas advierten que se ha generado un gap demasiado elevado entre el cero de los tipos en la UE y el 3% de inflación estructural subyacente (sin energía ni productos perecederos), como para obviar que una subida del precio del dinero se tendrá que llevar a cabo “más pronto que tarde”. Está además la presión de la Fed, que este mismo miércoles ha anunciado que subirá tipos los tipos en marzo pase lo que pase en Ucrania, en lo que será la primera de las tres o cuatro subidas que pretende aplicar en el año, lo que supone una presión indirecta sobre el BCE

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