¿La legalización es el remedio para el narcotráfico?

  • El presidente mexicano, Felipe Calderón, ha insistido a Washington por segunda vez. "Alternativas de mercado", lo llama él, pero su homólogo estadounidense parece no tenerlo tan claro. ¿O quizá no entiende de qué está hablando Calderón?
El turismo en México está en peligro por la guerra de la droga
El turismo en México está en peligro por la guerra de la droga
Getty Images
Ioan Grillo, Ciudad de México (México) | GlobalPost

Flanqueado entre las banderas mexicana y estadounidense, el presidente Felipe Calderón estaba pronunciando su familiar diatriba contra las bandas de narcotraficantes en un discurso el lunes en Nueva York.

Los cárteles están llevando a cabo asesinatos masivos, dijo. Son una amenaza regional.

Y después dejó caer su bomba.

Si Estados Unidos no puede reducir la demanda de drogas, dijo Calderón, es necesario buscar soluciones alternativas.

"Estamos viviendo en el mismo edificio. Y nuestro vecino es el mayor consumidor de drogas del mundo. Y todo el mundo quiere venderle drogas a través de nuestras puertas y ventanas", dijo el presidente de México. "Si el consumo de drogas no puede limitarse, entonces a los que les compete tomar decisiones, deben buscar más soluciones, incluyendo alternativas de mercado- para reducir las ganancias astronómicas de las organizaciones criminales.

El comentario desató una oleada de reacciones a ambos lados del Río Grande. He aquí un hombre que ha lanzado la mayor campaña contra el narcotráfico en la historia de México – y al que incluso el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, llegó a llamar el Elliot Ness de Mexico–diciendo que Estados Unidos debería considerar la legalización de las drogas.

¿O no estaba Calderón diciendo eso realmente?

Este discurso fue la segunda vez en menos de un mes que el presidente mexicano utilizó la frase "alternativas de mercado".

La primera vez se produjo en un discurso televisado en México el 26 de agosto, un día después de que las bandas quemaran un casino en Monterrey, asesinando a 55 clientes, aparentemente inocentes, y a crupiers.

"Si [los estadounidenses] están decididos y resignados a consumir drogas, entonces se deben buscar alternativas de mercado para anular los estratosféricos beneficios de los criminales", dijo entonces.

Después de eso, los expertos especularon que la angustia de las muertes del casino pudo haber llevado a Calderón a hacer un giro inadecuado de esa frase.

Pero la segunda vez fue una clara confirmación de que estaba exponiendo deliberadamente una nueva idea.

Los responsables de prensa en el palacio presidencial de México dijeron que no podían comentar nada sobre el significado de las palabras de Calderón. Pero los expertos están convencidos de que "alternativas de mercado" es la forma en que Calderón denomina a la temida "palabra L" (legalización).

"Todo el mundo entiende lo que Calderón está diciendo ahora. Pero está utilizando una frase eufemística para que la controversia sea menor", dijo Jorge Chabat, uno de los más comentaristas políticos más destacados de México.

La pregunta sigue siendo por qué en esta etapa de su presidencia, Calderón ha virado su discurso en una política fundamental.

Después de que Calderón asumiese el cargo en diciembre de 2006, la guerra contra las drogas se convirtió rápidamente en la pieza central de su administración. Envió a soldados y a policías federales a quemar las cosechas, confiscar los laboratorios y extraditar a los capos a Estados Unidos.

Mientras elogiaba a los soldados como héroes, Calderón arremetía contra el "mal" de las drogas y dijo que la legalización podría llevar al sufrimiento de muchos jóvenes.

Pero después de más de 40.000 asesinatos relacionados con las drogas desde entonces, Calderón se ha cansado aparentemente de una guerra sin fin.

"Los presidentes mexicanos aprenden de la realidad del poder que la guerra contra las drogas no funciona", dijo Chabat, el analista. "No ha visto resultados claros, y esto parece que le ha hecho cambiar sinceramente de opinión".

Los dos últimos presidentes de México, Ernesto Zedillo y Vicente Fox, también se convirtieron a la causa de la reforma de la política de drogas al dejar sus cargos.

"Tenemos que quitar toda la cadena productiva de las manos de los criminales y ponerla en las manos de los productores", dijo Fox en una entrevista reciente concedida a nuestra publicación. "Que haya agricultores que produzcan la marihuana y fabricantes que la procesen y distribuidores que la distribuyan y tiendas que la vendan".

Calderón acaba de llegar justo a la misma conclusión un poco antes, dijo Chabat.

Queda por ver qué efecto podría tener la nueva retórica de Calderón en la política de Washington.

Los reformistas de la política de drogas en Estados Unidos ya habían presagiado las declaraciones de Calderón, diciendo que ayudarán a su causa.

"Es increíblemente útil", dijo Tom Angell, portavoz de la Aplicación de la Ley Contra la Prohibición. "Si el presidente Obama ve que su mayor partner extranjero en la guerra contra las drogas dice que quizás deberíamos pararlo, entonces Obama podría verse obligado a utilizar esto de un modo significativo".

Se cree que los cárteles mexicanos ganan 30.000 millones de dólares anuales de la venta de marihuana, metanfetamina, heroína y cocaína a los consumidores estadounidenses.

Los activistas sostienen que un primer paso sería la legalización de la marihuana, que tendría un fuerte cultivo comercial lejos de los cárteles mexicanos.

En 2012 se celebrará en Colorado un referéndum para legalizar la marihuana y los activistas también están estudiando la posibilidad de hacer referéndums en California y en Washington.

Sin embargo, Obama ha mostrado pocos signos de ser receptivo a estos activistas. Su zar antidroga, Gil Kerlikowske, ha adoptado una línea dura en contra de cualquier reforma, mientras que los agentes federales han hecho redadas en granjas de marihuana medicinal en lugares como California, donde el cannabis medicinal es legal bajo la ley estatal.

El propio Calderón abandonará el poder en diciembre de 2012 y por ley no puede presentarse a la reelección.

Pero una vez que un presidente mexicano ha abierto la puerta, cuestionando la guerra contra las drogas, otros podrían seguir su estela.

"Hemos visto una oleada de ex presidentes de América Latina oponiéndose a la guerra contra las drogas. Ahora podría ser el momento de que los próximos presidentes se envalentonen y se opongan a eso", dijo Angell. "Y esto podría significar un cambio radical en la política".

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