La música hace funcionar los motores. Por Carlos P. Cembrero, 3º de Máquinas a bordo del "Sam Simon"

  • Autor: Carlos P. Cembrero, 3º de Máquinas a bordo del "Sam Simon"

La música hace funcionar los motores. Por Carlos P. Cembrero, 3º de Máquinas a bordo del "Sam Simon"
La música hace funcionar los motores. Por Carlos P. Cembrero, 3º de Máquinas a bordo del "Sam Simon"

Autor: Carlos P. Cembrero, 3º de Máquinas a bordo del "Sam Simon"

Sábado 23 de Marzo de 2013.- En Williamstown, Melbourne, sentado en el camarote y mirando la noche a través del portillo, intento reflexionar sobre todo lo vivido estos últimos seis meses. Nueva realidad. Silencio en la Sala de Máquinas y un suelo bajo mis pies que ha parado de moverse. Hemos terminado la campaña, tras bloquear a la flota ballenera hasta la última milla posible, justo antes de quedarnos tirados sin combustible y sin manera de retornar a tierra. Hubo que aceptar que estábamos al límite para que todos pudiésemos volver a algún punto de Australia.

Los balleneros, al verse de nuevo libres, parece que dieron la vuelta e intentaron bajar de nuevo a las áreas de caza. Creemos que ha sido un último intento de salvar algo de su orgullo maltrecho. Estamos casi seguros que no habrán podido hacer prácticamente mas daño del que ya habían hecho. Ha sido su campaña más desastrosa aunque no hayamos conseguido el soñado objetivo de salvar hasta la última ballena. Todos hemos sentido amargura por las que han caído esta vez. Todos pensamos en volver más fuertes y eficaces. No nos hacemos ilusiones, los balleneros volverán. Allí tendrán a Sea Shepherd esperándoles.

La vuelta desde la Antártida han sido dos semanas de océano solitario y formidable. Una única parada técnica en Isla Heard. Esta isla es territorio australiano. Es un paraíso para leones marinos y aves. Por primera vez en meses vemos plantas verdes cubriendo las áreas bajas de las increíbles montañas de hielo y piedra negra. El pico más alto de todo el territorio australiano está en esta isla, frente a nuestros ojos. Es un volcán y hasta el mar, a sus pies, deja caer un glaciar de fábula. La historia de Isla Heard es dura e intensa como corresponde a un lugar remoto y salvaje. Hasta aquí hemos llegado también, los humanos, intentando forzar la línea del horizonte. Parece que nuestra naturaleza nos obliga.

Algunas expediciones con resultados desastrosos y otras que han caminado al borde del abismo, han arribado a sus playas buscando el desafío. Las cubiertas del Sam Simon se poblaron de binoculares. La isla, benevolente con nosotros, nos ha permitido acariciarla sin interrumpir su sueño. Creo que nunca olvidaré las imágenes de esta naturaleza virgen mientras Mr. Alzheimer no tenga inconveniente en robarme la vida que he vivido.

Después de la isla, mar y viento en la popa como empujándonos para llegar a casa. La arribada en la base de Williamstown de los tres barcos es también la posibilidad de abrazar a compañeros a los que has visto aguantar los abordajes del Nisshin Maru sin pestañear. Peter, Capitán del Bob Barker, relata que ofreció a su tripulación la oportunidad de ser transferidos al Steve o al Sam. Estaba claro que el Bob Barker iba a aguantar la peor posición sin moverse ocurriese lo que ocurriese. Relata con orgullo que ni uno solo de sus tripulantes quiso ser trasladado. Nadie quiso antes de ser aplastados entre el Nisshin Maru y el Sun Laurel por primera vez. Nadie quiso después de haberlo vivido y prepararse para el siguiente ataque de los balleneros locos de frustración.

Es tiempo de evaluar daños y costes de reparaciones. De decir adiós a los que se van marchando y de estrechar la mano a los que llegan. A "Máquinas" llega un nuevo Jefe. Veterano de Sea Shepherd, humilde, luchador y con una vida entera de experiencia entre motores y bombas. Mis compañeros, más expertos, se concentran en transmitirle lo que ya hemos aprendido sobre "el corazón" del Sam Simon. Que casta esta de guerreros con los que he tenido la fortuna de compartir sudor, limpiezas de filtros, risas, tensión y música reggae… Os recuerdo que es la música lo que hace funcionar los motores.

No sé como integraré toda la experiencia de esta campaña, mezclado con la gente de máquinas, en el tiempo que me quede por delante. Lo que definitivamente sé es que, de ahora en adelante, no podré considerarles otra cosa que mis hermanos. Allá donde la vida les lleve y allá donde me lleve a mí. Hermanos.

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