La negociación nuclear encalla por la negativa iraní de aceptar a Francia

  • Viena.- Las negociaciones nucleares para tratar de enriquecer en el extranjero parte de las reservas de uranio de Irán encallaron hoy debido a la insistencia de Teherán de que París no era bienvenido a las conversaciones.

Retrasan la segunda jornada de negociación nuclear con Irán en Viena
Retrasan la segunda jornada de negociación nuclear con Irán en Viena

Viena.- Las negociaciones nucleares para tratar de enriquecer en el extranjero parte de las reservas de uranio de Irán encallaron hoy debido a la insistencia de Teherán de que París no era bienvenido a las conversaciones.

Innumerables retrasos y el trasiego de las delegaciones marcaron una jornada en la que se dieron múltiples contactos bilaterales, pero sin que Irán, Estados Unidos, Rusia y Francia consiguieran sentarse a conversar en una misma mesa.

No obstante, "las consultas continúan", dijo el embajador iraní ante el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), Ali Asghar Sultaniyeh, al salir de la sala de las conversaciones.

A última hora de la tarde, las negociaciones continuaban aún en la sede de las Naciones Unidas en Viena.

La reunión es considerada un termómetro sobre la predisposición de Teherán para alcanzar compromisos, después de su encuentro con el denominado Grupo 5+1 (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China más Alemania) el primero de octubre en Ginebra.

Los retrasos comenzaron a producirse en la mañana, después de que el ministro iraní de Exteriores, Manoucher Mottaki, dijese en Teherán que "no hay necesidad de que Francia esté presente" en las negociaciones.

Fuentes diplomáticas de la delegación iraní reiteraron que no se aceptaba a Francia como socio en las conversaciones nucleares porque en el pasado París no se había comportado de forma "fiable" y no había mantenido sus "compromisos" de suministro atómico.

La delegación francesa no estaba dispuesta a retirarse de las conversaciones, lo que podría haberse interpretado como un duro revés para la diplomacia gala, según fuentes cercanas a la reunión.

La disputa se enrocó con el paso de las horas y el director del OIEA, Mohamed El Baradei, tomó cartas en el asunto para negociar una solución de compromiso que permitiera a todos los participantes salvar la cara, según las mismas fuentes.

Mientras, otras fuentes occidentales consultadas por Efe indicaron que los iraníes habían forzado una situación para dificultar las negociaciones con el solo propósito de ganar tiempo.

Este contratiempo desinfla las esperanzas abiertas en Ginebra de que las conversaciones entre Irán y las grandes potencias pudieran encaminarse a clarificar las sospechas sobre el controvertido programa atómico iraní.

La cuestión de fondo apunta a que Irán no acudió a la reunión vienesa con una propuesta cerrada para enviar su uranio al extranjero, tal como se había acordado en Ginebra, sino que planteó comprar el material que necesita para su reactor experimental, algo que la comunidad internacional no acepta.

El Consejo de Seguridad ha impuesto tres tandas de sanciones a Irán por no cumplir su exigencia de detener sus trabajos de enriquecimiento de uranio y, entre los castigos económicos y políticos, se encuentra la prohibición de hacerse con esa materia prima en el mercado internacional.

Las potencias pretendían sacar de Irán 1,2 toneladas de uranio poco enriquecido, gran parte de las 1,5 toneladas que ha producido en contra de las exigencias internacionales, lo que aplacaría las sospechas de que pretende purificar esa materia prima hasta lograr un arma nuclear.

Además, reduciría drásticamente sus reservas de uranio, ya que para producir una bomba atómica se necesitan alrededor de dos toneladas de ese material enriquecido al 90 por ciento.

El uranio que se pretendía extraer de Irán se reprocesaría en Rusia y Francia y sería devuelto a Teherán como combustible nuclear para alimentar un reactor médico que permite el diagnóstico y el tratamiento del cáncer.

Esa instalación fue comprada a EEUU antes de la Revolución Islámica de 1979 por el régimen monárquico del Sha.

Irán advirtió, poco antes del comienzo de la negociación, de que en caso de fracasar enriquecerá por su cuenta el uranio hasta el 20 por ciento de pureza, el nivel necesario para ese reactor médico.

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