La ONU intenta poner paz en migración y ordenar a 260 millones de desplazados

  • Por primera vez, Naciones Unidas pone el foco en la necesidad de impulsar la cooperación en origen, una de las grandes reclamaciones de España. 
Migrantes en patera
Migrantes en patera
SALVAMENTO MARÍTIMO - Archivo

A muy pocos kilómetros de Marrakech, donde la ONU prepara la firma de un documento histórico en materia de flujos migratorios, casi tres centenares de inmigrantes fueron rescatados en las aguas del Estrecho y del Mar de Alborán por servicios españoles de rescate. Son casi 300 personas más que se suman a los casi 60.000 que han llegado a las costas españolas durante todo 2018, casi el triple que en todo 2017 y récord absoluto. Pero en España no es nada nuevo. La solución, siempre han insistido los gobiernos de todo signo político es más cooperación con los países de origen. 

Y en eso incidirá el pacto migratorio mundial elaborado por Naciones Unidas (ONU) que será rubricado el lunes en la misma Marrakech. Eso sí, habrá numerosas ausencias de países receptores y una baja representatividad de los otros países que rubricarán el primer documento mundial en la materia. Países que son sobre todo receptores de emigrantes (Australia, Italia, Bulgaria, Austria, Hungría, Polonia, Eslovaquia, República Checa, Suiza, Estonia, Lituania, Israel o la República dominicana) anunciaron que no adoptarán el texto y no asistirán a la cita de Marrakech, un hecho que compromete la relevancia del evento.

El Pacto Mundial para la Migración se compone de 23 objetivos y es el primer documento mundial sobre este fenómeno que ofrece un marco de cooperación para gestionar mejor la migración a nivel local, nacional e internacional, así como identifica las mejores acciones en la materia. La Organización Internacional para la Migración (OIM) defiende que el pacto "representa una oportunidad histórica para mejorar la cooperación internacional en materia de migración y para fortalecer la contribución de los migrantes y la migración al desarrollo sostenible".

Según cifras de la OIM, hay más de 258 millones de migrantes en el mundo, lo que representa el 3,4% de la población; una cifra que irá creciendo como resultado de la globalización, la creciente conectividad a través de comunicaciones y transporte, los desequilibrios demográficos y el cambio climático, entre otras razones.

Los principales argumentos que avanzan los países que se oponen al acuerdo global es que, pese a su carácter no vinculante, puede generar compromisos políticos en detrimento de la soberanía de los Estados; además de que no establece una diferencia entre migrantes regulares e irregulares. Las retiradas comenzaron el año pasado con Estados Unidos que se desmarcó del proceso de elaboración del pacto -consensuado en junio de 2017 tras 18 meses de intensas negociaciones- con el argumento de que contiene cláusulas que no son acordes con la política migratoria del presidente Donald Trump.

La Misión de Estados Unidos ante la ONU acusó en un comunicado ayer a la organización de tratar de promover a través de este pacto "la gobernanza global a expensas del derecho soberano de los Estados a controlar sus sistemas de inmigración". Según los organizadores de la cumbre de Marrakech, dos tercios de los 193 países miembros de la ONU asistirán a la cumbre de Marrakech pero con diferentes grados de representatividad, de los que se destaca la presencia de al menos dos jefes de Estado africanos y algunos líderes europeos como la canciller alemana, Angela Merkel, o el jefe de gobierno español, Pedro Sánchez, entre otros, además del secretario general de la ONU, Antonio Guterres.

El pacto migratorio, pese a no ser vinculante, genera rechazo y división interna dentro de los países que lo van a rubricar: en Bélgica, los nacionalistas flamencos de la Nueva Alianza Flamenca (N-VA) se retiraron este sábado de la coalición gubernamental debido a que el primer ministro, Charles Michel, va a acudir a Marrakech para rubricar el texto, con lo que a su regreso a Bruselas deberá acometer una remodelación gubernamental. En Francia -que será representada en la cita de Marrakech por el secretario de estado de Asuntos extranjeros Jean-Baptiste Lemoyne aunque se esperaba antes la presencia de Emmanuel Macron- los ultraderechistas pidieron al presidente francés no avalar el Pacto.

Así, su líder Marine Le Pen llamó el sábado a formaciones nacionalistas y ultraderechistas en Europa a crear un bloque unido en la Eurocámara para defender los "Estados-nación" y luchar contra la "inmigración de masas". Le Pen arremetió contra el pacto migratorio de la ONU que según ella "alentará" la inmigración hacia Europa y "obligará a subvencionarla".

Frente al creciente rechazo al acuerdo, la ONU reitera que el documento no impone ninguna obligación a los países y que no es ni favorable ni contrario a la migración. "La migración es una realidad, no es ni mala ni buena", defendía la pasada semana la alta representante para las Migraciones de Naciones Unidas, la canadiense Louise Arbour, subrayando que lo importante es que los países trabajen juntos para gestionar mejor un fenómeno global al que no pueden responder en solitario.

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