La opción del segundo rescate agita Portugal a la espera de cerrar su crisis

  • La posibilidad de que Portugal precise de un segundo rescate ganó fuerza hoy al ser asumida por políticos e instituciones lusas mientras todas las miradas siguen dirigidas al jefe de Estado, pendiente aún de cerrar la crisis de Gobierno.

Lisboa, 8 jul.- La posibilidad de que Portugal precise de un segundo rescate ganó fuerza hoy al ser asumida por políticos e instituciones lusas mientras todas las miradas siguen dirigidas al jefe de Estado, pendiente aún de cerrar la crisis de Gobierno.

El presidente portugués, Aníbal Cavaco Silva, se reunió hoy varios partidos y decidió alargar por lo menos hasta el miércoles sus contactos con sindicatos y patronales, objetivo analizar su reacción al reciente pacto entre los conservadores lusos para mantener el actual Gobierno de coalición.

El acuerdo para prolongar la alianza conservadora en el poder alcanzado este fin de semana entre el primer ministro, Pedro Passos Coelho, y su socio de Gobierno, Paulo Portas, debe ahora ser aceptado por el presidente, Aníbal Cavaco Silva, quien de momento no se ha pronunciado.

Aunque en Portugal se da por hecho que Cavaco acabará por dar su beneplácito, la oposición de izquierdas en bloque reclamó una vez más la convocatoria de elecciones anticipadas y mostró su rechazo a un Ejecutivo hecho de "remiendos".

En este grupo también se encuentra el Partido Socialista (PS), cuyo líder, António José Seguro, admitió hoy que ya "parece inevitable" que el país recurra a la ayuda financiera internacional por el recrudecimiento de la presión que ejercen los mercados sobre la deuda soberana lusa y las oscuras previsiones económicas.

Seguro, a la cabeza de los sondeos de opinión, culpó directamente a la incertidumbre creada por la crisis de Gobierno de este aumento de los intereses, que hoy mismo se mantenían por encima de la barrera psicológica del 7 % en el caso de las obligaciones a diez años.

El gobernador del Banco de Portugal, Carlos Costa, también reconoció hoy que Portugal necesitará de un "programa de acompañamiento" una vez deje de recibir la ayuda de su rescate, que finaliza en junio de 2014.

Costa, quien mantuvo también un encuentro con el jefe de Estado, recordó el compromiso del país de presentar en el año 2020 un déficit estructural del 0,5 % del PIB, por lo que insistió en la importancia de lograr un consenso político que garantice que los niveles de deuda serán sostenibles también en los próximos años.

El propio primer ministro, Pedro Passos Coelho, comentó el pasado jueves que el Ejecutivo luso está decidido a conseguir el regreso a los mercados "aun de forma apoyada", en lo que ha sido su más claro reconocimiento de que Portugal puede no conseguir por sí solo financiación a intereses razonables a finales de este año.

Mientras tanto, desde Bruselas negaron que ya haya negociaciones en curso sobre este segundo rescate al país, y su portavoz de Asuntos Económicos y Monetarios, Simon O'Connor, se limitó a señalar que el momento de dialogar sobre esta hipótesis "no es ahora".

La posibilidad de volver a pedir ayuda surge a sólo una semana de que dé comienzo la octava visita de los técnicos de la UE y el Fondo Monetario Internacional al país, que evaluarán el cumplimiento del programa de ajustes acordado como contrapartida por su rescate.

La conocida como "troika" reclama al Gobierno luso que apruebe próximamente una reforma del Estado que permita un ahorro del gasto público equivalente a 4.700 millones de euros, para lo que previsiblemente se reducirá el número de funcionarios y se alterará el sistema de pensiones.

El agravamiento de los ajustes, sin embargo, es uno de los motivos de tensión entre los dos partidos conservadores en el Gobierno, socialdemócratas (PSD) y democristianos (CDS-PP).

De hecho, el líder del CDS-PP, Paulo Portas, justificó su petición de dimisión como titular de Exteriores por su rechazo a la continuidad de las políticas de austeridad que ve en la nueva ministra de Finanzas lusa, María Teresa Albuquerque.

Portas dio finalmente marcha atrás después de intensas negociaciones con Passos Coelho, que le concedió más poder en el nuevo gabinete para conservar su apoyo.

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