La subasta a la baja de Galicia SA

    • Feijóo ha ganado tiempo, pero tiene al frente de los dos símbolos de la economía gallega a grupos y ejecutivos nuevos y sin apego a la tierra. Fidelidades, las justas.
Feijóo "reconoce" la labor de Castellano y ve a Javier Etcheverría "una persona muy experimentada en la banca"
Feijóo "reconoce" la labor de Castellano y ve a Javier Etcheverría "una persona muy experimentada en la banca"
Enrique Utrera

En cuestión de dias, dos ruinas económicas con sede en Galicia han cambiado de dueño. Primero Pescanova y luego Novagalicia, dos empresas marcadas por una gestión desastrosa y aprovechada que las ha puesto al borde la muerte. El grupo pesquero ha sido adquirido en condiciones leoninas por Demetrio Carceller y sus socios financieros, y la entidad financiera por Banesco, el grupo venezolano que irrumpió a última hora en la subasta y que ha pagado 1.003 millones de euros en una operación con más sombras que luces en la que las presiones políticas han tenido mucho que decir.

El resultado es que, salvados los dos 'match ball', casi nadie está contento. Los bancos acreedores de Pescanova están que bufan por las condiciones que Carceller ha puesto sobre la mesa, forzando una quita gigantesca. Ha vuelto a quedar claro de quién es el problema cuando los agujeros sobrepasan determinados niveles. Los bancos han escogido la solución menos mala. La otra era la liquidación del grupo con el consiguiente viaje de las pérdidas hasta la cuenta de resultados.

En Novagalicia, el mosqueo entre los bancos españoles y los grandes fondos que aspiraban a la compra es también de grandes dimensiones. Núñez Feijóo no quería una entidad nacional porque habría elimando todo el componente gallego de la entidad y hubiera sacado la tijera desde el minuto uno. Ni tampoco un fondo, porque sospechaba que no se quedaría mucho tiempo y acabaría vendiendo al mejor postor sin consulta previa. A cambio, Banesco garantiza que hay un proyecto de largo plazo y que Novagalicia seguirá siendo muy gallega. Ya se verá.

Lo cierto es que la comunidad autónoma que más ricos de postín suma en este país -Amancio Ortega, su hija Sandra y Manuel Jove ocupan los puestos uno, tres y cinco de la lista Forbes- ha visto como las grandes empresas quedan fuera del radio de acción de los ejecutivos gallegos que las lideraban. Fernández Sousa ya es historia en Pescanova y está abocado a desaparecer del mapa empresarial, mientras que José María Castellano -que durante tantos años fuera la mano derecha de Ortega en Inditex- ha sido fulminado en el puente de mando de Novagalicia. Feijóo ha ganado tiempo, pero tiene al frente de los dos símbolos de la economía gallega a grupos y ejecutivos nuevos y sin apego a la tierra. Fidelidades, las justas.

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