La SuperFed, un nuevo guardián para la banca de EEUU

  • En 1907 el pánico en el sistema bancario obligó a crear la Fed, el banco central de EEUU. En 2007 se desató la crisis que multiplicará los poderes de la institución financiera más importante del mundo.
El Gobierno de Barack Obama estudia reforzar el papel de la Fed para controlar el sistema bancario (istockphoto)
El Gobierno de Barack Obama estudia reforzar el papel de la Fed para controlar el sistema bancario (istockphoto)
Susan E. Reed | GlobalPost para lainformacion.com
Susan E. Reed | GlobalPost para lainformacion.com

El gobierno del presidente Barack Obama ha propuesto transformar la Reserva Federal (Fed) en la nueva autoridad que evite el riesgo propio del sistema financiero de EEUU. Sin embargo, para que la Fed pueda prevenir una racha de quiebras en la banca, tiene que prestar mucha más atención a los consejos del extranjero de lo que lo ha hecho hasta ahora.

Los bancos deben ser "más pequeños, más sencillos y más seguros", declaraba el Banco Internacional de Pagos (BIS) en su informe anual. El BIS, la organización financiera más antigua del mundo, actúa como el banco de los bancos centrales. El organismo advirtió que las "medidas gubernamentales de corto plazo aumentan la concentración del sector financiero y contribuyen al riesgo sistémico".

Pese a ello, el presidente de la Fed, Ben Bernanke, declaró recientemente en el Congreso que había escasa posibilidad que los bancos norteamericanos redujeran su tamaño. Asimismo indicó que los bancos grandes ofrecen un servicio valioso para la economía mundial.

Efectivamente, los grandes bancos sí ofrecen una red de autopistas a través de la cual el dinero viaja por todo el mundo. Un sistema financiero internacional en buena salud acelera las operaciones lo cual incrementa el número de negocios y estimula el comercio y el desarrollo. Si se redujera el número de rutas de esta red, las operaciones tardarían más tiempo. Y si se impusiera 'peajes', se podría encarecer el movimiento del dinero.

La pregunta es: ¿necesitamos realmente 10 megabancos?

Bernanke señala ante el Congreso de EEUU que su labor como presidente de la Fed es proteger el sistema financiero. Pero en el otro lado de la ecuación están los clientes (usuarios). Una red de autopistas en malas condiciones podría provocar accidentes que perjudicarían a esos usuarios. Además, la reparación de una autopista financiera en problemas recaería sobre aquellos que la usan, no sólo sobre quienes la crearon.

La Reserva Federal ha pasado por alto durante mucho tiempo el mantenimiento de la red y a aquellos que la utilizan. "La Fed nunca ha sido un órgano regulador de éxito", declara Allan Meltzer, profesor de la Universidad Carnegie Mellon. "No se me ocurre ningún ejemplo en que [la Fed] haya podido anticipar una crisis".

En 1999, Alan Greenspan ya sabía que muchos bancos se habían saltado las reglas. "En regulación y supervisión, no basta con un enfoque en el que se aplica la misma solución a todos. Francamente, resulta insostenible en un mundo en el que los bancos varían drásticamente en lo que respecta a tamaño, tipos de negocio y apetito ante el riesgo", indicó Greenspan.

Las antiguas normas, que databan de 1988, recibieron el nombre de Basilea I. Su misión era básicamente asesorar a los bancos en temas como las reservas de capital, o reservas en efectivo, equivalentes al ocho por ciento de sus préstamos. En 1999, el comité emitió una nueva serie de directrices, conocida como Basilea II. Esta vez, recomendaban a las instituciones mantener diferentes niveles de reserva de capital según su tipo de actividad. También facultaba a los gestores del banco a determinar el capital necesario para absorber sus riesgos y contaban con el seguimiento de los supervisores.

La Fed solicitó ese año la opinión a todos los sectores industriales que se verían afectados por las nuevas normas. Los bancos pequeños y medianos argumentaban que las fórmulas de Basilea II eran demasiado complicadas y que tendrían un alto coste de implantación. Mientras tanto, los grandes declararon que no podrían competir con otros bancos internacionales. Muchos expertos indicaron que era descabellado permitir que los bancos gestionaran su propio riesgo.

El proceso se prolongó durante años. En noviembre de 2007, la Fed finalmente presentó una serie de normas para el uso exclusivo de los grandes bancos. En ese mismo momento, se vivía la crisis del mercado de las hipotecas basura. Se suponía que los bancos comenzarían a aplicar las normas de Basilea II en el verano de 2008, pero el plan quedó en nada cuando la banca se vio envuelta en una enorme crisis de capital y liquidez.

La banca de EEUU se salta las normas BIS
Actualmente, ningún banco norteamericano opera bajo las normas de Basilea II. Sin embargo, sí se han implantado en Japón, Canadá, Europa, Israel y en una decena de países más. EEUU, que posee el mayor sistema financiero del mundo, se ha quedado rezagado a la hora de modernizar la forma en que evalúa y frena el riesgo.

"Los países que han implantado Basilea II han declarado resultados muy favorables", indica por correo electrónico Bill Coen, vicesecretario general del Comité de Basilea para la Supervisión de la Banca, un organismo del BIS en Suiza. La simple implantación de Basilea II no necesariamente habría garantizado un mejor resultado para EEUU. Aunque la intención era crear un estándar uniforme para todos los países, cada nación podía imponer su propio calendario y metodología.

La crisis económica dejó en evidencia las debilidades de la fórmula de Basilea II, actualmente en proceso de revisión. La mayoría de las pérdidas de la crisis actual corresponden a operaciones bursátiles. Como consecuencia de ello, el comité ha recomendado que se mantengan reservas de capital equivalentes al ocho por ciento en el caso de operaciones bursátiles, en lugar del cuatro por ciento sugerido anteriormente.

El sistema financiero internacional es tan complicado que nadie puede entenderlo, añade el BIS en su informe. Es hora de escuchar y aprender de las ideas que vienen del extranjero. No se trata sólo de ver cómo reducir el tamaño de la banca de EEUU, sino que también de ver cómo actuaron otros países antes de la debacle financiera. El Banco Central de España, por ejemplo, reforzó la supervisión de los créditos, la India restringió los requisitos de capital, algunos países asiáticos moderaron el boom crediticio y Canadá limitó el endeudamiento.

Si la Fed se transforma en un regulador sistémico, su presidente debe estar dispuesto a actuar como un policía de tráfico, persiguiendo a los infractores, arrestando a quienes conducen de manera temeraria, haciendo mantenimiento de la red y obligando a que se cumpla la ley para que el sistema no se colapse. Si Bernanke espera otros 10 años para implantar lo que muy pronto se conocerá como Basilea III, los bancos –para entonces demasiado grandes para ser saneados- podrían acabar causando otro accidente múltiple.

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