La tasa Tobin, un impuesto financiero que no gusta a nadie

  • El impuesto a las transacciones financieras conocido como tasa Tobin, que en principio se va a aplicar en varios países de la Unión Europea, se enfrenta a la frontal oposición del sector, que cree que afectará a los volúmenes de negociación y elevará la volatilidad.

Eva Yraola

Madrid, 23 dic.- El impuesto a las transacciones financieras conocido como tasa Tobin, que en principio se va a aplicar en varios países de la Unión Europea, se enfrenta a la frontal oposición del sector, que cree que afectará a los volúmenes de negociación y elevará la volatilidad.

El Parlamento Europeo autorizó el pasado 2 de diciembre a once países de la UE a crear una tasa a las transacciones financieras, que queda ahora pendiente de una decisión de los ministros de Finanzas.

Ese gravamen, también conocido como tasa Tobin, será introducida en Francia, Alemania, Bélgica, Portugal, Eslovenia, Austria, Grecia, España, Italia, Eslovaquia y Estonia, después de que países como el Reino Unido y Suecia rechazasen participar y, como consecuencia, se descartase aplicarla en toda la UE.

La Comisión Europea pretende presentar su propuesta sobre el instrumento en base a su iniciativa original de septiembre de 2011, que planteaba gravar con un mínimo del 0,1 % las transacciones con acciones y bonos, y con el 0,01 % las operaciones con derivados.

Lo cierto es que esta decisión no ha gustado ni a analistas ni a gestores e intermediarios financieros, que creen que lo que se recaude no compensará la caída de la negociación y afectará muy negativamente al acceso a los capitales de las empresas, en particular de las más pequeñas.

En el reciente discurso navideño con el que el presidente de la bolsa española hace balance del año, Antonio Zoido señaló que de manera general la puesta en marcha de nuevos impuestos o trabas en la operativa pueden atentar contra el coste de capital, en un momento en que es preciso recurrir al mercado para financiarse.

En concreto, respecto a la tasa sobre las transacciones financieras, el presidente de la bolsa indicó que "se cumplen los peores vaticinios de reducción de la contratación", al tiempo que alertó sobre un desplazamiento de la inversión hacia instrumentos no regulados.

Su aplicación afectaría negativamente a los volúmenes y liquidez del mercado, dijo, al tiempo que alertó sobre su introducción generalizada, un requisito para que sea neutral y no distorsionadora.

En última instancia, alertó el presidente de la bolsa española, se reduciría la inversión y se produciría la deslocalización hacia otros centros financieros.

En el mismo sentido se han pronunciado analistas y expertos, como Natalia Aguirre, directora de análisis y estrategia de Renta 4 Banco, que en particular señala que la introducción de este impuesto sería negativa para Bolsas y Mercados Españoles (BME) por las implicaciones en volúmenes negociados.

Soledad Pellón, estratega de mercados de IG, por su parte, aclara que esta tasa implicará una reducción de transacciones en la bolsa y menor recaudación de impuestos por estas transacciones.

Además, una menor liquidez en la bolsa provocará más volatilidad, y supondrá que muchas empresas pequeñas cierren porque no tienen márgenes para hacer frente a la subida de impuestos; las que no cierren, podría pensar en deslocalizarse para evitar pagarlo.

En su opinión, la tasa sólo tendría un efecto beneficioso si se impusiera en todos los países del mundo.

De momento, un impuesto similar ya está en vigor desde agosto en Francia, del 0,2 % sobre ciertas operaciones de compraventa de títulos de grandes capitalizaciones bursátiles, con la que se espera recaudar hasta 400 millones de euros este año.

Asimismo, el Senado italiano aprobó hace pocos días los presupuestos generales del Estado para 2013, que incluyen la introducción de esta tasa a partir de marzo, retrasándose hasta julio en el caso de los derivados. Sin embargo, uno de los pocos estudios efectuados sobre los efectos de este impuesto no ofrece conclusiones excesivamente negativas.

Un informe de Crédit Suisse publicado a comienzos de octubre indica que, tras su introducción en Francia, se produjo una reducción de aproximadamente el 10 % en los volúmenes de negociación, aunque éstos repuntaron "con fuerza" en septiembre, en línea con el resto de mercados.

Sin embargo, el estudio de Crédit Suisse admite que la caída de los niveles de negociación ha afectado en particular a las empresas más pequeñas, y reconoce que pudiera haber contribuido a elevar la volatilidad.

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