La UPV acoge un taller para aprender a construir impresoras en 3 dimensiones

  • La Universidad Politécnica de Valencia (UPV) acoge este fin de semana un taller sobre cómo construir una impresora en tres dimensiones desde cero que permitirá a los alumnos llevarse a casa la suya propia y aprender a manejar los programas necesarios para diseñar piezas.

Valencia, 29 jun.- La Universidad Politécnica de Valencia (UPV) acoge este fin de semana un taller sobre cómo construir una impresora en tres dimensiones desde cero que permitirá a los alumnos llevarse a casa la suya propia y aprender a manejar los programas necesarios para diseñar piezas.

Según ha informado la UPV, este taller está organizado por FabLab VLC -integrado en el Instituto de Diseño y Fabricación (IDF) de la propia universidad- y será impartido por Miguel Sánchez, subdirector de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática.

El precio del curso, 795 euros, incluye los accesorios necesarios para montar una impresora básica en tres dimensiones, de modo que los alumnos, que se inscriben por parejas para compartir gastos y proceso de aprendizaje, se podrán llevar a casa su propia impresora.

Además, aprenderán a utilizar los diferentes programas necesarios para su utilización y algunos para el diseño en 3D de objetos, proceso que se conoce como la tercera revolución industrial.

"Este curso responde a los objetivos y dinámicas del FabLab para la fabricación personal a través de tecnologías digitales. Los alumnos podrán construir su propio equipo desde cero, sin necesidad de contar con conocimientos de electrónica ni mecánica y aprender los programas necesarios para utilizarla, diseñar e imprimir", ha señalado Manuel Martínez Torán, investigador del IDF y director de FabLab VLC.

El proyecto Fab Lab está impulsado por el Centro de Bits y Átomos (CBA) del Massachusetts Institute of Technology (MIT) y cuenta con cincuenta sucursales en 23 países, cinco en España.

Los laboratorios de fabricación (LabFab) son talleres equipados con software y máquinas de fabricación que permiten convertir ideas o conceptos en realidad y acelerar el desarrollo de la revolución de la fabricación digital.

"La matrícula se hace por parejas para compartir los costes pero también para que se aprenda a trabajar en colaboración, algo esencial en el FabLab. Este proyecto tiene una fuerte componente de socialización, entendemos que el diseño, compra de materiales y demás, el nuevo bricolaje digital, se puede hacer con un amigo", ha afirmado Manuel Martínez en declaraciones a EFE.

Las impresoras que se montarán en este taller utilizan como materia prima un material plástico, "el mismo con el que están hechas las piezas de Lego", según ha explicado el responsable del curso.

La construcción de las piezas se realiza con un sistema aditivo, capa por capa, y uniones térmicas, de modo que se usa únicamente el material necesario sin que prácticamente se produzcan deshechos.

"Con estás impresoras podemos realizar pequeños objetos o estructuras sencillas de unos veinte centímetros cúbicos: una funda para el móvil o pequeñas esculturas tridimensionales, por ejemplo", ha añadido el director del FabLab.

Preguntado por el diseño y construcción de una pistola con una impresora en tres dimensiones, logro que hizo público recientemente un estudiante norteamericano, que difundió su proyecto, Martínez ha reconocido que "se puede hacer" y que "hay un aspecto ético y moral a tener en cuenta en esta nueva tecnología".

"España fue uno de los países donde más se descargó el fichero para construir esta pistola, estamos al corriente y es un problema, pero no podemos dejar de investigar y compartir esta tecnología porque tiene otras muchísimas aplicaciones beneficiosas, es la democratización de los sistemas de fabricación", ha añadido.

Por el momento, el límite más evidente a esta tecnología es el material necesario para realizar las impresiones, ya que aunque existen sistemas que combinan metales e incluso cerámica, el más común es el plástico.

"También estamos trabajando con plásticos solubles en agua y biodegradables, una solución muy útil en el diseño de partes accesorias o que dan sustento a otras y luego desaparecen, y también en la impresión en 3D en el ámbito de los alimentos, donde ya hay resultados con chocolate y azúcar como materia prima", ha concluido Manuel Martínez.

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