La visita de Xi a India, cargada de simbolismo pero orientada a los negocios

  • Cuando el miércoles el presidente chino Xi Jinping llegue a India en viaje de Estado, él y su anfitrión, el primer ministro Narendra Modi, mantendrán un histórico encuentro que, pese a ciertas desavenencias bilaterales, dará prioridad a consolidar un nuevo modelo de relaciones económicas.

Paloma Almoguera

Pekín, 16 sep.- Cuando el miércoles el presidente chino Xi Jinping llegue a India en viaje de Estado, él y su anfitrión, el primer ministro Narendra Modi, mantendrán un histórico encuentro que, pese a ciertas desavenencias bilaterales, dará prioridad a consolidar un nuevo modelo de relaciones económicas.

Tras siete días de gira asiática, Xi llegará mañana a su último destino. Y será desde Gujarat, la provincia del oeste del país de la que procede -y que gobernó- Modi, donde el presidente chino ponga la guinda del pastel a su viaje, ya que se trata, además, del 64 cumpleaños del líder indio.

Con la prensa india avanzando estos días que ambos líderes aprobarán allí el hermanamiento de la próspera ciudad meridional china de Cantón con Ahmedabad (la urbe más grande de la rica Gujarat), la visita de Xi promete ser memorable, sobre todo porque supone su primera cita oficial con Modi.

Pese a que los dos se vieron en verano en Fortaleza (Brasil) con motivo de la cumbre de los BRICS, será mañana cuando los líderes comiencen a apuntalar una nueva era en las relaciones bilaterales en un viaje que, para muchos expertos, iguala en importancia al de Rajiv Gandhi a Pekín en 1988.

Si entonces cada detalle, hasta el largo apretón de manos entre Gandhi y Deng Xiaoping, fue observado para constatar que la cumbre marcaba el fin de 26 años de hostilidades, esta vez son otras las señales que denotan la naturaleza de la visita.

Por ejemplo, que, además de por su esposa Peng Liyuan, Xi viaja acompañado de una nutrida delegación de 135 consejeros delegados de empresas chinas, según publica hoy el diario hongkonés South China Morning Post (SCMP) o que el inminente viaje del presidente chino a Pakistán fue aplazado este fin de semana.

Aunque el pretexto oficial de la potencia asiática fueron las protestas antigubernamentales existentes en ese país, para algunos analistas es señal de que las autoridades comunistas no quisieron que un viaje a Pakistán aguara el de Xi a la India.

Esa postura seguiría la línea mantenida por el Gobierno chino cuando restó importancia a que Modi se reuniera en agosto con su homólogo nipón Shinzo Abe en Tokio, donde ambos acordaron fortalecer su alianza militar y económica, en un claro desplante a Pekín.

Pero aunque China (segundo socio comercial de India) quiera marcar su territorio en la región frente a Japón, parece que su interés no llegará al punto de invertir los 100.000 millones de dólares en India que anunció hace poco el cónsul chino en Bombay.

"Esa cifra es demasiado buena para ser verdad", dijo hoy en una rueda de prensa en Pekín el portavoz del Ministerio de Comercio chino, Shen Danyang, quien no obstante subrayó la importancia de las inversiones en la visita de Xi.

El objetivo es pasar de un modelo definido casi prácticamente por el comercio (con un pronunciado déficit a favor de China) por otro en el que las inversiones jueguen el mismo rol o incluso mayor. Un reto al que contribuirán, a buen seguro, el más de centenar de ejecutivos que viajan con el mandatario chino.

Sin embargo, el aparente buen clima actual no está exento de viejas tensiones y nuevos escollos. A tan sólo horas de la llegada de Xi, India dijo hoy que defendería "firmemente" sus alrededor de 3.500 kilómetros de frontera con China, después de supuestas nuevas incursiones de ese país en la zona que India reclama como propia.

Además, la ministra india de Asuntos Exteriores, Sushma Swaraj, advirtió el lunes de que Nueva Delhi reconocerá "una sola China" (en alusión a las tensiones del país con Tíbet, Taiwán o Hong Kong) cuando Pekín reconozca "una sola India" (en referencia al territorio del noreste indio que la potencia asiática considera sur del Tíbet).

No obstante, parece que el Gobierno chino apuesta por ser pragmático en esta visita, tal y como hizo Rajiv Gandhi a finales de la década de 1980, lo que enfrío años de tensiones (tras la guerra entre ambos en 1962) y propició que el comercio bilateral llegara a los 65.000 millones de dólares en 2013, de los 3.000 millones registrados en 2000.

Ayudará también que, aunque el hinduista Modi tiene una sintonía especial con Abe (con quien se abrazó públicamente en Tokio, rompiendo el habitual hieratismo nipón), nunca ha sido un fan de Estados Unidos ni ha ocultado querer emular el modelo económico chino, según apuntan algunos expertos.

En resumen, China "está dispuesta a mirar por el largo plazo", como señaló el lunes un editorial del diario oficial chino Global Times, y considera que no es momento para tratar disputas territoriales porque eso "requiere más sabiduría y paciencia por parte de ambos".

Además tampoco sería un buen regalo de cumpleaños para Modi.

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