Noticias del futuro: pensionistas en pie de guerra vuelven a colapsar las calles

  • La mejor foto de lo que puede pasar en España se muestra ahora en Francia con la reforma para retrasar la edad de jubilación y bajar la prestación.
garamendi valerio
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Poco después de acabar la Guerra Civil el gobierno de Franco aprobó el Subsidio de Vejez que sustituía al Retiro Obrero. Los trabajadores ya no podían acumular el capital de su pensión a lo largo de su vida, sino que cada persona que se jubilaba cobraría del fondo procedente de las personas que estuvieran trabajando. Se le llamó sistema de reparto.

Se hizo así porque los ahorros de esos pensionistas habían quedado reducidos a cenizas durante la guerra debido a la inflación, como explica Enrique Devesa, profesor titular de la Universidad de Valencia.

El sistema funcionaría bastante bien siempre que hubiera un equilibrio entre los trabajadores en activo y los jubilados. Y eso se lograba también siempre que hubiera más jóvenes que ancianos. Es decir, siempre que hubiera alta natalidad, el sistema tendría dinero para sus pensionistas.

Los picos de nacimientos en España se lograron en los años setenta, con más de 600.000 nacimientos al año. A partir de 1975, la cifra fue decayendo tan notablemente que empezó a alarmar a los estadísticos. El país había aumentado su población un 50% en pocas décadas lo cual significaba que el número de pensionistas se iría hinchando. Pero, no estaban naciendo tantos niños. Eso quería decir que no habría dinero para las pensiones.

De modo que todos los partidos se pusieron de acuerdo para reformar el sistema de pensiones poco a poco, y a lo largo de los años: alargar la edad de retiro, crear un fondo especial cuando la economía tuviera dinero, y financiar algunas pensiones con los Presupuestos del Estado.

Las cosas van a peor. Esta semana se ha sabido que el número de nacimientos en España está a niveles de la posguerra. Entre enero y junio de este año en España han nacido 170.074 niños: es la cifra más baja desde 1941. Hay menos niños y hay más ancianos.

Cada año, el Estado dedica más dinero a las pensiones de esos ancianos; es el mayor gasto del Estado: 150.000 millones de euros en 2019 para 8,8 millones de pensionistas. Pero los políticos saben que llegará un momento en que no haya forma de pagarles. En Grecia, por ejemplo, tuvieron que recortar algunas pensiones un 40% porque si no, el país sería expulsado del euro.

Los pensionistas, desde hace meses, intuyen ese futuro y se están manifestando en las calles porque quieren asegurar y mejorar sus pensiones. No son cuatro locos. Son un movimiento que seguirá creciendo a medida que pasen los años pues habrá más pensionistas, y menos dinero para pagarles.

La mejor foto de lo que puede pasar en España se está mostrando ahora en Francia. El presidente del país, Emmanuel Macron, ha anunciado una reforma del sistema de pensiones que significará retrasar la edad de jubilación y bajar las pensiones de algunos sectores profesionales.

Como respuesta, Francia ha sufrido una oleada de violentas protestas de esos sectores que quieren lógicamente proteger sus derechos. El sistema de pensiones de Francia tiene un déficit de 10.000 millones de euros. El déficit de pensiones de España es aún mayor, y la caída demográfica es más acusada.

Todo esto anuncia que, si algo se puede prever con cierta seguridad sobre la década próxima, es que la lucha de los pensionistas por asegurar sus pensiones, y de los estados por evitar la quiebra del sistema, marcará las noticias de la actualidad. Veremos más pensionistas en las calles, protestando, haciendo barricadas y exhibiendo carteles.

Copiar el modelo sueco

Los partidos políticos saben que la situación se complica pero, al igual que en 1995, tienen que ponerse de acuerdo. Todavía hay salidas. El especialistas en pensiones Rafael Doménech, responsable de análisis económico de BBVA Research, cree que se puede copiar el modelo sueco.

Se llama “sistema nocional”, un método que consiste en que los trabajadores sepan desde el primer día cuánto cuál va a ser su jubilación, y que vayan engordando esa caja con sus aportaciones. Es como volver a sistema de antes de 1939, una especie de cartilla de ahorros donde el trabajador acumula dinero para el final de su vida laboral.

Hay más salidas como por ejemplo subir los impuestos, lo cual supondrá exprimir a los contribuyentes y a las empresas. Quizá no sea lo más recomendable si es verdad que la economía se va acercando poco a poco a la recesión.

Hay expertos como los responsables Airef que proponen importar mano de obra. La pregunta es: ¿y cuál va a ser el impacto social? El panorama político europeo ha cambiado en los últimos años, con la emergencia de partidos y movimientos anti-imigracionistas que cada vez son más influyentes. El Brexit, en parte, se debe a la reacción de buena parte de los británicos contra la inmigración ilegal que les venía de las fronteras con la Unión Europea.

Sea cual sea a solución, debería tener en cuenta algo que es una verdad como un templo: la baja natalidad de España está en la base de la quiebra del sistema. El demógrafo Alejandro Macarrón lo ha denominado “suicidio demográfico”. España tiene una de las más bajas tasas de natalidad del mundo. Si no se tapa ese agujero tendrá consecuencias en la supervivencia de sociedad española y en el panorama político de la próxima década.

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