Las cajas buscan capital con el lastre de su pleno de fracasos en bolsa

  • El historial de las cajas de ahorros en bolsa no es para presumir, precisamente. O las colocaciones de sus grupos industriales han resultado un sonoro fracaso, como en el caso de Criteria, o se han quedado en el camino, como en los de Caja Madrid con Cibeles y Caja Navarra (CAN) con su corporación empresarial. Lo de las cuotas participativas de CAM no pasa de anécdota.
E.Utrera

Hasta hoy, las aproximaciones de las cajas de ahorro al mundo de los mercados de acciones son pocas, pero sin excepción han constituido un sonoro fracaso. O han vendido muy caro o han puesto pies en polvorosa a la vista de que no iban a recaudar lo que esperaban.

Ahora, las cajas de ahorros afrontan un proceso obligatorio de reforzamiento de su capital, que el Gobierno cifra en un máximo de 20.000 millones de euros. O caen en manos del Estado en forma de nacionalización temporal o venden sus títulos para seguir remando en solitario.

Si eligen la última opción, tendrá que luchar contra los precedentes de colocaciones en bolsa de sus grupos industriales o de cuotas participativas, que han resultado un fracaso. Una pesada losa cuando comienza la cuenta atrás para la fecha del 10 de marzo. Ese día, el Banco de España pondrá negro sobre blanco cuánto dinero necesita cada caja para sobrevivir. Será el momento de retratarse en los mercados.

La primera gran ofensiva de las cajas llegó en 2007. Caja Navarra, que hoy lidera Banca Cívica, donde se integran también Caja Canarias, Caja Burgos y Caja Sol, anunció su intención de sacar a bolsa entre el 35% y el 40% de su corporación empresarial. Por entonces, Analistas Financieros Internacionales (AFI) le había valorado su cartera de participadas en 1.042,7 millones.

Sin embargo, de la oferta pública de venta (OPV) nunca más se supo. La crisis económica daba sus primeros pasos y el grupo no consiguió de los inversores el precio que pretendía. Fue, a pequeña escala, un adelanto de lo que sufriría Caja Madrid un año después cuando suspendió la salida a bolsa de Cibeles.

En este caso, el grupo presidido por entonces por Miguel Blesa tenía una buena excusa. Era el mes de noviembre de 2008. Lehman Brothers acababa de quebrar y los mercados eran sacudidos por una tormenta perfecta. La oferta –las valoraciones de Cibeles llegaron a los 2.500 millones de euros- se retrasó a febrero del año siguiente, pero nunca más se supo.

Lo que Caja Navarra y Caja Madrid pararon para siempre sí lo llevó a cabo La Caixa con Criteria. Colocó su hólding de participadas en octubre de 2007 a 5,25 euros por acción, en una operación en la que la red del grupo catalán asumió gran parte de las acciones.

Pero el mercado demostró a las primeras de cambio que la valoración del grupo había sido muy exagerada. Criteria perdió valor en bolsa desde el minuto uno. El año pasado, todavía marcó un mínimo de 2,81 euros. Es decir, que los accionistas perdían un 46,5% de su inversión.

Ni siquiera la transmisión del negocio bancario de La Caixa a Criteria, que se convierte en un banco cotizado, ha permitido a la compañía recuperar el precio de venta de sus acciones. Pero hay algunos signos de que las entidades están aprendiendo de los errores del pasado.

Ahora, el grupo catalán ha valorado su negocio bancario a un múltiplo de 0,8 veces el valor contable. A priori, esta valoración es mucho más generosa para el accionista que la de la oferta pública de acciones (OPV) de la vieja Criteria.

“Es una prueba de que las cajas van aprendiendo. Tienen que realizar valoraciones atractivas porque no se pueden permitir el lujo de repetir los fracasos anteriores, o porque el precio fue muy alto o sencillamente porque se quitaron de en medio cuando verificaron que los inversores no les iban a pagar lo que esperaban”, señalan en un gran banco de inversión anglosajón.

Anécdota y jugada redonda

La otra experiencia de una caja en bolsa es la de Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM). Colocó en el verano de 2008 cuotas participativas por valor de 292 millones de euros. Hoy cotiza casi un euro por encima del precio al que debutó, pero es un valor tan estrecho e ilíquido –se colocó casi íntegramente en la red de oficinas de la entidad- que su andadura en bolsa es irrelevante.

Quien sí hizo una jugada redonda en 2007 fue Bancaja. La entidad valenciana colocó el 30% de su hólding a Deutsche Bank y el fondo de capital riesgo Guggenheim Capital por 1.355 millones de euros, una cifra astronómica vista con los ojos de 2011. El objetivo de ambos inversores era vender en una salida a bolsa que, una vez más, nunca se produjo.

Una posibilidad que se les abrirá si Banco Financiero y de Ahorros, comandado por Caja Madrid y Bancaja, sale a bolsa tal y como ha anunciado su presidente Rodrigo Rato. El nuevo banco tiene una valoración contable de 10.240 millones de euros, a la espera de que el grupo aplique el descuento que le recomienden sus bancos asesores.

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