Las claves de un acuerdo entre Grecia y sus acreedores

  • El acuerdo técnico concluido este martes entre Grecia y las instituciones acreedoras, a la espera del aval de los socios europeos, permitirá al país beneficiarse de un nuevo plan de ayuda a cambio de nuevas reformas. A continuación, las principales claves del pacto.

Atenas, que ya se ha beneficiado de dos planes de ayuda por un monto total de 240.000 millones de euros y de una quita de 100.000 millones del sector privado, lleva seis años en recesión y sigue sin poder financiarse en los mercados.

En cuanto a los bancos, exangües por la degradación económica y por la fuga de capitales, necesitan refinanciación urgente.

El nuevo plan de ayuda, de entre "82.000 y 86.000 millones de euros" en tres años - 85.000, según el gobierno griego- permitirá al país reembolsar sus pagos atrasados y recapitalizar los bancos.

La deuda del país se eleva actualmente a unos 320.000 millones de euros, el 170% de su PIB, un nivel considerado inviable de forma unánime. El nuevo plan de ayuda, en forma de préstamo, la aumentará hasta el 200%. El FMI insiste en la necesidad de reducir la deuda como condición para participar en la financiación del país. Los europeos prometieron una reestructuración de la deuda griega en 2012 a cambio de reformas.

Pero varios países se oponen radicalmente a una quita pura y simple, empezando por Alemania.

Los acreedores de Grecia (Comisión Europea, BCE, Fondo Monetario Internacional y Mecanismo Europeo de Estabilidad) esperan reformas, detalladas en el acuerdo que acompañará al tercer plan. Cada tramo de ayuda contará con "acciones previas" que deberá llevar a cabo Atenas.

Por lo pronto, para desbloquear un primer tramo de ayuda, Grecia debe poner en marcha 35 reformas, que incluyen un aumento de las tasas aplicadas a las compañías de transporte marítimo hasta la reducción del precio de los medicamentos genéricos, un reforzamiento de la lucha contra la delincuencia financiera o la desregulación del sector energético.

Entre las reformas de fondo se encuentran la del sistema de pensiones, del mercado laboral y la puesta en marcha de un fondo de privatizaciones.

En virtud de lo acordado, Grecia tendrá en 2015 un objetivo de déficit primario (excluyendo los intereses de la deuda) del 0,25% del PIB, del 0,5% en 2016, del 1,75% en 2017 y del 3,5% en 2018.

Los negociadores han moderado sus exigencias en este punto, tomando en cuenta la ralentización económica del país desde la llegada al poder en enero del gobierno de izquierda radical Syriza.

El gobierno griego espera llevar el jueves al parlamento el texto del acuerdo para su aprobación, con el objetivo de presentarlo el viernes a los ministros de finanzas del Eurogrupo.

A continuación, los parlamentos de varios países de la zona euro deben aprobarlo, entre ellos el Bundestag alemán.

Berlín ha insistido en los últimos días en la necesidad de lograr un acuerdo "sólido", alargando las negociaciones si es necesario. En ese caso, para superar el obstáculo del 20 de agosto, quizá sea necesario una "financiación puente", según reconoció el martes una fuente europea.

Esa es la pregunta del millón y los economistas son escépticos al respecto. "Hay ciertas trampas que podrían hacer descarrilar el acuerdo en los próximos meses y relanzar los temores de un Grexit", una salida de Grecia de la zona euro, apuntan los analistas de ABN Amro.

Empezando por la recesión: muchos expertos prevén una bajada del PIB griego del 3 al 4% este año. Para evitarlo, será necesaria una cura de austeridad que podría "ser contraproductiva" para el crecimiento, según ABN Amro.

"El plan se basa en previsiones para la economía y las finanzas públicas" poco realistas, según Jonathan Loynes, de Capital Economics, quien considera los objetivos presupuestarios asignados a Atenas "extremadamente exigentes, si no imposibles de alcanzar".

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