Las crisis de deuda evidencian vacío global para abordar reestructuraciones

  • Las crisis de deuda soberana que cíclicamente se repiten en distintos países ponen evidencia los vacíos en la arquitectura financiera internacional sobre cómo abordar los complejos procesos de reestructuración, coincidieron hoy expertos internacionales en un seminario realizado en Buenos Aires.

Buenos Aires, 7 dic.- Las crisis de deuda soberana que cíclicamente se repiten en distintos países ponen evidencia los vacíos en la arquitectura financiera internacional sobre cómo abordar los complejos procesos de reestructuración, coincidieron hoy expertos internacionales en un seminario realizado en Buenos Aires.

Normas comunes y hasta la creación de un organismo mundial que intervenga en estos procesos de refinanciación están entre las alternativas plateadas por los especialistas en el encuentro organizado por el Banco Mundial (BM) y el Ministerio de Economía argentino.

El problema ha vuelto a cobrar relevancia debido al alto endeudamiento de Grecia y las dudas sobre la solvencia y la liquidez en otras economías de la Unión Europea, que políticamente resiste la idea de un cese de pagos por miedo a un "efecto contagio".

"Defiendo la creación de una organización de quiebra mundial. El Fondo Monetario Internacional tuvo una mentalidad determinada por los acreedores y, aunque está cambiando, su gobernanza sigue en manos de los países acreedores. No queremos que el Citibank sea el juez en un tribunal de quiebras. Queremos un juez más imparcial", planteó el Premio Nobel de Economía 2001 Joseph Stiglitz.

Según el economista, un organismo de este tipo permitiría establecer "normas estándares" para atender las disputas entre los países deudores y sus acreedores y, aunque no sea vinculante, tendría "peso como un actor independiente" de los intereses de ambas partes.

La falta de un marco de regulación global plantea otros dilemas, como cuestiones de soberanía cuando los acreedores acuden a tribunales de un país para accionar contra otra nación que entra en mora, o si tienen iguales derechos los acreedores individuales como los poderosos acreedores institucionales, como bancos y fondos de inversión.

Stiglitz también planteó los "excesivos castigos" que los acreedores quieren aplicar a los países deudores y señaló la necesidad de que se configure un sistema global que no imponga estos correctivos a las naciones que opten por ir a una reestructuración de su deuda.

Dijo que, de otro modo, por miedo a los castigos y los costos que deben afrontar los países que se declaran en mora para refinanciar su deuda, los gobernantes demoran sus decisiones agravando en definitiva el problema y, en muchos casos, optando por la vía incorrecta de endeudarse aún más.

"El incendio se hace más grande y se queman más casas", indicó el nobel, quien admitió que ir a una refinanciación tiene sus costos, "pero no reestructurar es aún más costoso".

En este sentido, consideró que "Grecia no puede y no debería esperar más, debería estudiar sus opciones y avanzar rápidamente".

"Ningún político va a decidir una reestructuración si alguien está dispuesto a darle dinero", marcó Lee Buchheit, socio de Cleary Gottlieb Steen & Hamilton, al mencionar los planes de asistencia del Banco Central europeo.

El economista jefe del BM para Latinoamérica y el Caribe, el ecuatoriano Augusto de la Torre, apuntó que "no hay en la arquitectura financiera internacional un marco para resolver el problema de los 'holdout'" (acreedores que rechazan ingresar a un proceso de reestructuración) y que "el mundo debe resolver quién está en capacidad de decir a los acreedores si su país está en capacidad de pagar su deuda y cuánto".

Stiglitz coincidió en que hay dificultades para establecer si el problema de muchas economías europeas es de solvencia o de liquidez.

"Si fuera obvio que un país es solvente, no puede tener problemas de liquidez. Pero como no es obvio, entonces surgen las dudas: ¿cuál es la capacidad de un país para recaudar más impuestos para poder pagar sus deudas? ¿Se puede estrujar a la población para poder pagar sin llegar a una revolución?", señaló.

El nobel aseguró que Europa "tiene mucho que aprender" de la reestructuración de la deuda argentina.

"Argentina demostró que hay vida después de la muerte y que se puede crecer después de una reestructuración", afirmó.

Para el secretario argentino de Finanzas, Hernán Lorenzino, quien el próximo sábado asumirá como ministro de Economía, "se ha demostrado" que si la reestructuración de deudas se hace bajo procesos "razonables", como el llevado a cabo por su país, habrá "resultados satisfactorios".

Argentina reestructuró sus deudas en 2005 con fuertes quitas luego del cese de pagos de 2001, el mayor de la historia financiera (unos 102.000 millones de dólares).

Lorenzino coincidió en que se necesita un mecanismo global de "resolución de crisis de deudas soberanas" que pueda "asignar los costos" que deberán afrontar deudores y acreedores para que el proceso sea "equitativo" y se atienda "primero los intereses de la gente".

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