En vistas de reforzar su compromiso con la sostenibilidad y hacer frente al preocupante impacto del calentamiento global, las empresas dirigen sus políticas para acelerar la transformación climática. Uno de los pilares que sostiene esta transición energética es alcanzar la reducción de emisiones de los gases invernadero y en esta línea se rige el nuevo plan estratégico que ha lanzado Carrefour, que, entre otras decisiones, pretende abastecerse solo de proveedores ‘net zero’ en un plazo muy cercano.
De esta forma, la empresa francesa se suma así a una cada vez más extensa lista de grandes empresas que están presionando a sus proveedores para que se alineen con las bases dictaminadas en el Acuerdo de París bajo la amenaza de perder los contratos. Así, el grupo ha informado que expulsará a sus 100 mayores proveedores si no ajustan su negocio a reducir el impacto en el clima a un calentamiento de 1,5 grados centígrados para 2026. Otra de las direcciones que se enmarcan en su hoja de ruta es la de alcanzar la neutralidad de carbono en 2040 (en 2030 para el comercio electrónico negocio).
En materia energética, Carrefour tiene como objetivo para 2026 llevar a cabo la instalación de 4,5 millones de metros cuadrados de paneles solares en los aparcamientos de sus hipermercados en Francia, España y Brasil, con lo que espera producir 1 TWh anual de energía solar. Según las estimaciones de la empresa, este plan de generación energética contribuirá a reducir el consumo energético de Carrefour en un 20% por todo el mundo, en un plazo de cinco años que en el caso de Francia prevé reducir en dos.
Las pequeñas empresas, en riesgo
Políticas de sostenibilidad como la que propone Carrefour se pueden contemplar desde varias perspectivas. Por un lado afectan de manera positiva a la sostenibilidad, pues se aumenta el número de empresas implicadas en la lucha contra el cambio climático en un efecto arrastre sobre las que son de menor tamaño. Sin embargo, las consecuencias podrían ser no tan favorables desde la mirada de las pequeñas y medianas empresas, que disponen de una capacidad de adaptación más limitada que las grandes para afrontar esta transformación bajo un contexto de crisis climática, geopolítica y macroeconómica sin precedentes.
Para España, donde el peso de las pequeñas y medianas empresas es especialmente significativo en el tejido económico, el incremento de las exigencias medioambientales para los proveedores puede suponer una carga importante y dejar a muchas fuera del círculo. Por el momento, las grandes empresas se están centrando en trabajar con ellos para que midan su huella de carbono y para que vayan adoptando medidas para corregirla. Pero en sectores como los supermercados, y especialmente en los que recurren a pequeños productores, el reto es elevado. A su favor está, sin embargo, que el producto de proximidad se considera menos emisor porque ahorra emisiones en transporte.
El activismo, muy enfocado a los supermercados
El sector de los supermercados es uno de los que está señalado por el activismo desde más vértices: el medioambiental o también el de salud y el paso dado por Carrefour podría contextualizarse en un entorno en el que los inversores son cada más exigentes con las grandes empresas de distribución y también con su gama de producto. Además del impacto medioambiental, en el Reino Unido también se han movido campañas contra Tesco a favor de la alimentación saludable. Y la industria cárnica se ha visto envuelta en campañas porque las explotaciones ganaderas se relacionan con las grandes emisiones de metano. McDonald's, por ejemplo, ha estado en el ojo de este tipo de movimientos justo por las emisiones derivadas de las granjas de sus proveedores de vacuno.
