Las Pymes catalanas tienen miedo a un boicot 'encubierto' a largo plazo

  • De momento las empresas no notan un boicot aunque si advierten de un cansancio hacia lo catalán. 
Productos catalanes
Productos catalanes
L.I.

El boicot a los productos catalanes está en boca de todos. Son muchos los llamamientos a que esta amenaza económica finalmente no se produzca. Lo hacen los empresarios catalanes, lógicamente, pero también los españoles, conscientes de que a ellos también les puede afectar.  No en vano un dato demoledor es que Cataluña vende más a Aragón que a Francia. El 40% de las ventas, casi la mitad, tiene como destino otras comunidades y otro 40%, proviene de otros socios comunitarios. 

Voces autorizadas como la del expresidente del Parlamento Europeo, Josep Borrell pedía ayer que no se boicotearan los productos catalanes. Lo hacía desde el plano más solidario: "Por favor, paren eso, no castiguen a los trabajadores de Cataluña, no boicoteen los productos catalanes, contribuyan a reconstruir una relación de afecto o sufrirán mucho los que menos culpa tienen y no vamos a solucionar el problema", explicaba. 

 El socialista mostraba preocupación por todo el tejido económico catalán, no solo por las grandes empresas. Cree que puede provocar el colapso con las relaciones comerciales con el resto de España y alerta de que cuanto más dure el conflicto más "hemorragia económica" habrá. El expresidente del Parlamento Europeo pone como ejemplo lo que ocurrió en Quebec: desde el auge de las tesis independentistas a partir de 1976, Montreal perdió la confianza del sector financiero dejando de ser el principal polo comercial de Canadá.

Pese a las voces que piden cautela y frenar las presiones de momento no hay datos que demuestren que se esté produciendo tal boicot. Así por ejemplo el presidente Pimec explicaba que la preocupación de la patronal catalana es el aumento del "nacionalismo español".  Algo de eso parece que hay. Un sector españolista sí que está a favor del boicot a los productos catalanes pese a las llamadas a la calma de empresarios de uno y otro lado. Existe hasta una 'App' que identifica los productos catalanes para intentar evitar "financiar al independentismo". 

Por otro lado el presidente de la CEOE, Juan Rossell, descarta un "boicot fratricida" porque la "gente está por encima de eso". Hay mucho en juego a la hora de frenar la compra de productos catalanes. En una sociedad tan globalizada como la nuestra puede estar renunciando a comprar una pizza de marca catalana que a su vez pueda tener el atún de Valencia o aceitunas de Andalucía. Empresarios de uno y otro lado esperan que se imponga el 'seny'.

El cava y las bebidas

 El sector de las bedidas, tradicionalmente el que primero viene a la cabeza de muchos cuando se habla de boicot, de momento no ha notado una bajada de las ventas. El presidente de Freixenet, José Luis Bonet, explicó que esperará hasta final de mes para tomar una decisión sobre su salida de Cataluña. Además dijo que el cava "vive una situación de normalidad, por ahora" y que las ventas van bien tanto en el exterior como en el interior. Hace unos años el boicot se produjo al revés: lo sufrió en Cataluña por declararse español. En la empresa no se preocupan porque lo que pierden por un lado lo compensan por el otro.

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No obstante la hora de la verdad llega ahora que se acercan las navidades y es cuando más ventas se producen. Codorniu no ha querido poner en riesgo la campaña navideña y ha decidido marcharse de la Comunidad. 

"Estamos viendo cómo mes tras mes va reduciéndose la compra de nuestras elaboraciones en los establecimientos del resto de España. No existe un boicot activo hacia nuestros productos, pero injustamente hay cansancio y rechazo hacia Cataluña", resumía hace unos días un pequeño empresario que son los que pueden sufrir más los efectos si se prolonga por un periodo largo el conflicto. Aunque ese boicot no se esté produciendo, ese "cansancio y rechazo" si que ha producido la bajada paulatina de las ventas. 

"Poner en riesgo la autonomía es siempre un autogol", aseguraba el conseller de Empresas, Santi Vila, una de las voces más sensatas del soberanismo en esta crisis. De momento la Generalitat da los últimos datos disponibles, del mes de julio, donde las exportaciones catalanes crecieron algo más del 5%. 

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