Lewis W. Hine deja en Valladolid una estela de denuncia, conciencia y tributo

  • Roberto Jiménez.

Roberto Jiménez.

Valladolid, 27 feb.- Un conjunto de fotografías originales y más que centenarias, firmadas por Lewis W. Hine (1874-1940) y cedidas por la familia Rosenblum de Nueva York, testimonian desde hoy en Valladolid el concepto de denuncia, la toma de conciencia social y el homenaje al trabajador que su autor legó con su obra.

La ciudad de los rascacielos y el primer tercio del siglo XX son las coordenadas de esta exposición, promovida por el Ayuntamiento de Valladolid y que permanecerá en esta ciudad hasta el 27 de abril, dedicada al "padre de la fotografía social", según palabras de la comisaria, Enrica Vigano (Centro Culturale de Milano).

Hine fue consciente del uso de la imagen "para la investigación y la denuncia social", siempre con el hombre como eje de un empeño que él mismo dejó escrito: "Quise mostrar lo que había que corregir, quise mostrar lo que había que apreciar", frase que recibe al visitante cuando accede a la sala de exposiciones de San Benito.

La explotación infantil, el trabajo a destajo de hombres y mujeres en fábricas, oficinas e incluso en sus propios domicilios son mostradas por Hine a través de más de sesenta fotografías donde ilumina la cara oculta del progreso, el precio de la mecanización y de los rascacielos, que hoy asombran a los turistas que visitan Nueva York.

Repara en la masa proletaria, hombres y mujeres llegados con sus familias desde una vieja Europa en trance de descomposición y con una guerra presentida a partir de la Revolución Rusa de octubre, lo cual explica el mosaico de nacionalidades de extracción eslava que Hine retrata en la serie Ellis Island.

En esta isla, punto de llegada de la emigración europea y primer filtro a su llegada a la tierra de promisión, el fotógrafo captó a los mismos rusos, eslovacos, italianos y albaneses que luego aparecen, con otros rostros y nombres diferentes, como mano de obra sometida en industrias pesadas y cadenas de fabricación.

Destaca en el muestrario la serie dedicada a la construcción del Empire State Building que el retratista incluyó en su libro "Men at Work" (1932), donde dejó constancia de su crítica a la explotación del capital sobre una mano de obra inmigrante, al tiempo que le dedica a ésta miradas compasivas y de reconocimiento.

Elocuentes son algunos testimonios gráficos como el captado en una fábrica de algodón en 1908, donde un niño apenas alcanza la ventanilla a través de la que un capataz le abona el jornal por su trabajo, o las vigas de metal suspendidas sobre el precipicio donde laboran los obreros.

Incertidumbre pero también esperanza proyectan las miradas de un grupo de eslovacos recién llegados a Ellis Island en 1906, los colonos de la modernidad y verdaderos artífices de la ciudad de Nueva York, que prácticamente construyeron rascacielo a rascacielo.

Con su obra, Lewis W. Hine "acusó a quienes en nombre del progreso les robaron a los niños el derecho a una vida sana". Fue un "verdadero sociólogo" con una "gran empatía hacia el ser humano", ha descrito Vigano acerca de esta exposición.

La conciencia social del fotógrafo queda patente en la estampilla con la que remitía sus envíos y firmaba sus revelados: "Lewis W. Hine. Interpretive Photography. Hantings-on-Hudson. N. York".

Él mismo supo de esa dureza, "tuvo conciencia de ese sentido del sacrificio" por cuanto desde muy joven tuvo que ponerse a trabajar para poder pagar sus estudios, ha referido la comisaria.

Niños vendiendo periódicos de madrugada, trabajando como mineros y recogiendo remolacha o algodón comparten espacio con operarios afanados en fábricas de envases, de muñecas, de ladrillos o para el empaquetado de cigarros.

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