Lisboa abre nueva etapa con optimismo en el Gobierno y dudas en la oposición

  • Portugal se prepara ya para abrir una nueva etapa después de salir de su rescate financiero en un ambiente de marcada crispación política, con un Gobierno abiertamente optimista y una oposición que alerta de que la austeridad está para quedarse.

Óscar Tomasi

Lisboa, 5 may.- Portugal se prepara ya para abrir una nueva etapa después de salir de su rescate financiero en un ambiente de marcada crispación política, con un Gobierno abiertamente optimista y una oposición que alerta de que la austeridad está para quedarse.

La decisión del Ejecutivo conservador de optar por cerrar el programa de asistencia sin recurrir a más apoyo adicional de sus socios europeos, a imagen y semejanza de Irlanda, era uno de los últimos trámites que le restaban antes de celebrar la "salida oficial", el próximo día 17.

Esta elección, presentada hoy al Eurogrupo, fue anunciada este domingo en una intervención televisada al país por su primer ministro, Pedro Passos Coelho, poco acostumbrado esta legislatura a dirigirse a los ciudadanos con buenas noticias.

Mientras que el Gobierno califica de "extraordinario" haber ganado la libertad para escoger esta vía y evitar así necesitar nuevamente de ayuda exterior, los partidos de izquierda censuran el triunfalismo y recuerdan que las políticas de ajuste se mantendrán a corto y medio plazo.

"Recuperamos nuestra libertad de decisión, que habíamos perdido, y la recuperamos porque reconquistamos nuestra credibilidad al conseguir conciliar el crecimiento económico con el reequilibrio presupuestario", defendió hoy el portavoz del Gobierno, Miguel Poiares Maduro.

En su opinión, esta salida del programa de asistencia "premia los sacrificios que hicieron los portugueses y su enorme esfuerzo".

Del lado del principal grupo de la oposición, el socialista Eurico Brilhante reclamó al Ejecutivo que no espere hasta que pasen las elecciones europeas de finales de este mes para informar sobre los compromisos adquiridos con la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) a medio y largo plazo, que en la práctica obligan al país a equilibrar sus cuentas públicas.

Según diversos analistas y politólogos locales, la decisión de Portugal ha estado influida por la cercanía de los comicios al Parlamento Europeo, ya que a muchos de sus socios no les convenía negociar en estas fechas un programa de apoyo a Lisboa, con las consiguientes contrapartidas.

Uno de ellos fue el decano de la Escuela de Negocios de la Universidad Nova de Lisboa, José Ferreira Machado, quien apuntó en un encuentro reciente con corresponsales extranjeros a las reticencias de Alemania como la razón principal que justifica la decisión del Ejecutivo.

La propia ministra de Finanzas lusa, Maria Luís Albuquerque, explicaba la semana pasada que había hablado con "personas muy diferentes, del Eurogrupo, la troika (de acreedores), las agencias de calificación y con inversores" para conocer su opinión sobre este asunto.

"Cuando me preguntaban qué iba a hacer Portugal, yo les respondía qué creían ellos que debía hacer, para oír sus argumentos", detalló Albuquerque, considerada la "número tres" del Gobierno.

También a nivel interno, la proximidad de los comicios europeos -que en clave nacional se observan como una prueba para las legislativas de 2015- ha recrudecido la discusión política, en contraste con el acuerdo entre conservadores y socialistas durante la negociación y la firma del rescate financiero, en 2011.

El distanciamiento entre los dos partidos en el Gobierno y el principal grupo de la oposición ha ido agrandándose con el paso de los meses.

Esta falta de consenso ha sido advertida también por la UE y el FMI, que en su último examen al programa de ajustes portugués insistían en la necesidad de aplicar nuevas reformas.

"No puede haber complacencia, Europa apoyará a Portugal en su decisión -de optar por una salida "limpia" del rescate-, pero su Gobierno tendrá que tener una actitud vigilante, no puede haber complacencia y las reformas deben continuar", reiteró hoy mismo el vicepresidente de la Comisión Europea, Siim Kallas.

Aunque Portugal dejará de estar fiscalizado regularmente por los organismos internacionales, éstos continuarán controlando los progresos del país durante los próximos años, hasta que recuperen íntegramente los 78.000 millones de euros prestados.

También los mercados recibieron con aparente confianza el anuncio de Portugal, y en la sesión de hoy la rentabilidad exigida por los inversores para comprar sus títulos a diez años caían ligeramente hasta el 3,6 %, una tasa muy similar a la que presentaba Dublín cuando abandonó su programa de asistencia.

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