Lluis Bassets analiza lo inédito del 2011 árabe en "El año de la Revolución"

  • Las revueltas árabes de 2011 que desencadenaron revoluciones y procesos políticos con la sustitución, hasta el momento, de cuatro mandatarios han sido un proceso "inédito en 60 años por su carácter interno", según el periodista Lluis Bassets, autor del Libro "El año de la Revolución".

Redacción Internacional, 7 mar.- Las revueltas árabes de 2011 que desencadenaron revoluciones y procesos políticos con la sustitución, hasta el momento, de cuatro mandatarios han sido un proceso "inédito en 60 años por su carácter interno", según el periodista Lluis Bassets, autor del Libro "El año de la Revolución".

El escritor, en una entrevista a Efe, recuerda como el tipo de revueltas en "la calle árabe" tenían siempre una componente "antiimperialista, antiamericana y antisionista".

En esta obra, publicada por Taurus y subtitulada "Cómo lo árabes están derrocando a sus tiranos", recoge sus artículos durante el 2011, con su contextualización a modo de diario, completado con otros tres apartados: "el atlas del cambio político, las claves de las revueltas y el espíritu revolucionario".

El director adjunto del diario El País entiende que "es verdad el agotamiento del discurso yihadista" pero subraya que "ahora vamos a ver como el islamismo gestiona estos conflictos", en referencia al auge político que han cobrado en los diferentes países de la región, especialmente donde han ganado en las elecciones.

Opina que el "papel de la mujer ha sido importantísimo", aunque admite que los protagonistas constituyen una "élite joven, urbana que está muy alejada de lo que es el grueso" de la población.

"No está nada claro como va a funcionar la sharia, que va a pasar con las minorías", advierte frente a la euforia inicial desatada ante los vertiginosos acontecimientos que comenzaron en Túnez en diciembre de 2010 y pusieron fin al régimen de Ben Ali; al del egipcio Hosni Mubarak, en febrero de 2011; al del coronel libio Muamar el Gadafi en agosto del pasado año y al de Ali Abdalá Saleh en Yemen ya en 2012.

Para este analista de las relaciones internacionales es claro que "ha habido una estrategia de ocultación islamista que consiste en evitar estar en primera fila en las revueltas, dejar que sean los jóvenes menos islamizados los que dirijan las revueltas".

También subraya que "hay que decir que desde el 91 ha llovido mucho ahora, (el islamismo) es mucho más moderado que lo que era en el 91 (cuando) tenía un programa que nos ponía los pelos de punta a todos".

Bassets trata de explicar cómo han cambiado las sociedades y los programas políticos de las fuerzas islamistas en estos países y como se han adaptado a las circunstancias.

"La globalización, la integración económica...ahora mismo también se están adaptando a un mundo que es distinto, las comunicaciones funcionan de otra forma, el cambio de las sociedades, el islamismo estaba en unas posiciones hace veinte años y ahora tiene que adaptarse a lo que los jóvenes entienden y piden", añade.

Para Bassets "el islamismo es un movimiento que está en evolución, que quiere adaptarse a las necesidades de sus poblaciones".

Así, vaticina "una enorme cura de pragmatismo cuando tengan que manejarse con unas cifras de inflación, con déficits públicos, salarios mínimos..., va a suponer un esfuerzo que va a ser muy interesante para ellos".

Respecto al protagonismo de los estados vecinos indica que "A Qatar le dedico un capítulo específico porque Qatar es un país decisivo en las revueltas árabes, precisamente a través de Al Yazira y dando una visión del mundo y del islam global absolutamente distinta por ejemplo de los argelinos del 91".

Al escudriñar como han afectado estas revueltas en la arena de las relaciones internacionales, recuerda que China lanzó una operación naval sin precedentes en el Mediterráneo que significa que "está actuando como una superpotencia emergente" al rescatar a más de 30.000 de sus ciudadanos.

"Cuando hace esto en Libia dice que lo puede hacer en todo el mundo y es un mensaje a todos: a su población, a sus expatriados, a sus inversionistas, que no olvidemos que los capitales invertidos no son de Estado sino de sus multimillonarios y de sus ahorradores", afirma Bassets.

La guerra civil libia puso de manifiesto para este analista que "la responsabilidad de proteger es de Naciones Unidas; la obligación de la comunidad internacional es evitar una matanza".

Sostiene que de no haberse producido allí intervención militar internacional "probablemente se hubiera parado ahí la revolución árabe".

Este conflicto, ha demostrado también según su interpretación, que "si Estados Unidos ve que puede hacer esta guerra desde la OTAN con mayor protagonismo de los franceses y los británicos lo hace, aunque no hay que olvidar que las energías y los recursos que pone son tremendos comparados con el resto de los socios".

Mostrar comentarios