Reino Unido ha movido ficha y lo ha hecho para desmarcarse de la Unión Europea y ponerse del lado de Estados Unidos en la disputa comercial que ambas partes mantienen a cuenta de las ayudas a Boeing y Airbus. Londres ha anunciado que suspenderá los aranceles impuestos a los productos estadounidenses como represalia por esa pugna a partir del próximo 1 de enero, cuando ya habrá concluido el periodo de transición posterior al Brexit y los británicos estén de facto fuera de la UE.
El departamento de comercio británico ha sido el que ha hecho el anuncio y a achacado su decisión a un intento de reducir la escalada de un conflicto comercial internacional que perjudica a todos. Pero lo cierto es que la decisión supone una primera divergencia con Bruselas en su política comercial y apunta hacia un posible movimiento de Downing Street para forjar vínculos más estrechos con Washington.
"En última instancia, queremos reducir la escalada del conflicto y llegar a un acuerdo negociado para que podamos profundizar nuestra relación comercial con Estados Unidos y trazar una línea en todo esto". Ha sido la explicación que ha dado a través de un comunicado la ministra de Comercio, Liz Truss. Un pronunciamiento que hasta ahora no ha recibido respuesta por ninguna de las otras dos partes implicadas.
Londres, que dejó la UE en enero pero que se mantiene en ese periodo de transición hasta el próximo 31 de diciembre, se unió al bloque comunitario para aplicar aranceles a productos estadounidenses por valor de 4.000 millones de dólares en noviembre. Las medidas fueron autorizadas por la Organización Mundial del Comercio (OMC), que previamente había dado el visto bueno también a que los estadounidenses impusiesen tasas sobre productos europeo por valor de 7.500 millones de dólares.
Sin embargo, Londres da ahora un giro de timón y suspende dichos aranceles a los productos norteamericanos y lo hace, además, en pleno proceso de salida de la Administración Trump y en lo que los expertos interpretan también como un gesto hacia el presidente electo, Joe Biden, con el que en principio el primer ministro británico, Boris Johnson, no estaba tan alineado. Mientras, funcionarios estadounidenses y europeos mantienen los encuentros para tratar de resolver la disputa por los subsidios a las aeronaves.
En 2018, Washington impuso aranceles sobre el acero y el aluminio provenientes de la Unión Europea, citando preocupaciones de seguridad nacional. La UE, incluido Reino Unido, tomó represalias con su propio conjunto de tasas, argumentando que las preocupaciones de Estados Unidos eran infundadas. La decisión de Londres se produce, además, en plena negociación con la UE para tratar de lograr un acuerdo comercial que regule su relación a partir del año que viene.
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