Los antiguos empleados de Díaz-Ferrán siguen esperando cobrar su dinero

    • Los trabajadores de Air Comet acudieron al Fogasa, a pesar de las sentencias que obligan al empresario a responder con su patrimonio
    • En Marsans siguen esperando que se cumpla el acuerdo por el cual se les debería pagar 32 días y una bolsa de dinero a los mayores de 50 años
Ruth Ugalde

El próximo 21 de diciembre se cumplen tres años del inicio de la caída del imperio de Gerardo Díaz-Ferrán. Fue ese día del 2009 cuando Air Comet comunicó a sus trabajadores el cese de las operaciones y dejaba en el tejado del Ministerio de Fomento la pelota de remontar el vuelo de un grupo que caía en picado.

Apenas seis meses después, la joya de la corona del grupo, Viajes Marsans, seguía los pasos de la aerolínea y presentaba un concurso de acreedores que terminó derivando en liquidación de la empresa por orden judicial.

En medio de este descalabro, que también alcanzó a otras sociedades del ex presidente de la CEOE, como Seguros Mercurio, se vieron atrapados los 1.500 trabajadores que tenía Marsans cuando empezó la debacle y los más de 600 empleados de Air Comet.

Para ambos, Díaz-Ferrán tuvo buenas palabras cuando las imparables fugas de agua empezaron a hundir a sus dos buques insignia, pero la realidad es que los trabajadores no vieron ni un euro del empresario.

Conformarse con el Fogasa

El Fogasa (Fondo de Garantía Salarial) fue la única vía de ingresos que han tenido los trabajadores para cobrar parte del dinero que les adeuda Díaz-Ferrán y que incuye tanto nóminas atrasadas como la correspondiente indemnización.

Y eso que, en el caso de Air Comet, el empresario había firmado unas garantías personales, a cambio de que se desconvocara la huelga prevista para el 1 de diciembre de 2009 por el impago de salarios, por las que se comprometía a abonar los sueldos con cargo a su patrimonio personal.

Un empleado de la aerolínea llevó el caso a los tribunales y lo ganó. Aunque la cuantía de esta sentencia era simbólica, ya que apenas ascendía a 2.451 euros, abría la puerta a que otros 300 trabajadores pudieran seguir los mismo pasos.

Pero, según ha confirmado dicho trabajador a lainformacion.com, un ex piloto de Air Comet, todavía está esperando que el empresario salde la deuda y, ante la evidente imposibilidad de cobro, ha terminado recurriendo al Fogasa, como el resto de sus compañeros.

Además, muchos de ellos tuvieron que emigrar al extranjero para encontrar trabajo, mientras que otros tanto, como él, continúan en paro.

Algo parecido ocurrió con los empleados de Marsans. Como recuerda Alfredo Herranz, responsable de servicios turísticos de UGT que participó en las negociaciones, los trabajadores sólo percibieron los 20 días por año trabajado del Fogasa.

Sin embargo, durante la negociación del ERE que precedió a la liquidación de la compañía, se acordaron otros 12 días por año trabajado y la creación de una bolsa de dinero para los mayores de 50 años, debido a sus mayores dificultades para colocarse.

Ninguna de esas promesas se cumplió y "a día de hoy todavía estamos a la espera de ver cómo evoluciona todo, porque sigue pendiente la deuda con los trabajdores", apunta Herranz.

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