Olvídese del coche autónomo: regulación y carreteras todavía tardarán 30 años

  • Los fabricantes europeos ponen deberes y calendario a la UE para que cierren aspectos técnicos, normativos y de adaptación de infraestructuras.
Olvídese del coche autónomo: regulación y carreteras todavía tardarán 30 años.
Olvídese del coche autónomo: regulación y carreteras todavía tardarán 30 años.

La conducción autónoma ya está a la vuelta de la esquina; al menos en teoría y sobre todo en lo que se refiere a los aspectos técnicos. Sin embargo, hay un recorrido muy largo hasta la implementación plena y real de esta tecnología de transporte en la sociedad, hasta el punto de que las marcas que fabrican automóviles en Europa son pesimistas y prevén un periodo, sobre todo en materia legislativa, que se va hasta el año 2050 y más allá. Es decir, tres décadas de trabajo en los distintos ámbitos regulatorios.

Hace unos días la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) emitía un informe sobre la situación actual y la evolución futura de la conducción autónoma, con el que pretende poner deberes vía hoja de ruta para los legisladores, tanto en el ámbito europeo como en el nacional, regional, provincial y local en todo lo que se refiere al marco regulatorio. Según sus objetivos, a mediados de la presente década, en el entorno de 2026, deberían estar listas las especificaciones técnicas y de seguridad: sistemas de mantenimiento en el carril, de gestión de ciberseguridad y conducción conectada con sistemas dinámicos de gestión de tráfico entre otras.

Sin embargo, los fabricantes son más pesimistas con las cuestiones de armonización de los distintos marcos regulatorios en el ámbito europeo, nacional y local, así como con la adaptación de las infraestructuras a los sistemas de conducción autónoma. Para estas cuestiones les “propone” a las instituciones europeas un plazo de 30 años desde ahora, de tal forma que a día de hoy no esperan una implementación completa de la conducción autónoma en la sociedad y el mercado antes de mediados de siglo pese a que técnicamente ya existen soluciones de automatización en niveles muy avanzados.

Áreas clave y niveles

La ACEA pone el foco en cuatro áreas que están por desarrollar para que los vehículos autónomos sean una realidad; la seguridad, ya que es "esencial" para garantizar unas comunicaciones seguras y fiables entre los vehículos y las infraestructuras digitales. También considera fundamental el desarrollo de la inteligencia artificial, ya que es lo que permitirá que los vehículos automatizados puedan circular en condiciones reales y complejas de tráfico de forma segura.

También señala que es imprescindible que los usuarios se involucren y vayan aceptando progresivamente estas tecnologías, lo que permitirá los ensayos a gran escala y la validación de los nuevos niveles de desarrollo de los sistemas autónomos.

Actualmente las instituciones europeas hablan de cinco niveles tecnológicos en el camino a los coches sin conductor o autónomos, sin contar con los coches de antaño que no tenían ningún tipo de asistencia electrónica a la conducción. El nivel uno es la denominada “conducción asistida”, en la cual el conductor está al mando del vehículo, con supervisión e intervención continua, pero es asistido electrónicamente en momentos puntuales. El sistema puede actuar sobre la dirección, la aceleración y los frenos en momentos puntuales cuando detecta alguna situación determinada, como una frenada de emergencia (con el sistema ABS) o el control de la tracción y los frenos cuando se entra en una curva con exceso de velocidad.

La automatización parcial es el segundo nivel, en el cual el conductor debe mantener un control continuo del entorno pero puede desviar puntualmente la atención del volante, en según qué condiciones. En este nivel el sistema es capaz de actuar de forma recurrente sobre el acelerador, los frenos y hasta la dirección. A continuación está la automatización condicional, el tercer nivel, en el que se da un importante paso tecnológico ya que el vehículo es capaz de controlar no solo la conducción sino el entorno. En todo caso, el conductor debe responsabilizarse de recuperar el control de la conducción ante las eventualidades.

La alta automatización, el cuarto nivel, se considera una conducción semiautónoma. Es un nivel superior en que el sistema es capaz de tomar la mayoría de decisiones dinámicas sin la intervención ni supervisión del conductor. Este nivel permite que el conductor pueda atender tareas no relacionadas directamente con la conducción, pero debe estar “disponible” eventualmente para tomar los mandos y recuperar el control del vehículo.

Por último, la fase final es la automatización plena o conducción autónoma propiamente dicha. En este caso el sistema es capaz de conducir el vehículo de forma segura bajo todas las condiciones. En este nivel no es necesario que el conductor actúe en ningún caso, por lo que se puede considerar que todos los ocupantes son efectivamente pasajeros, y ninguno conductor. Si bien la industria ya está trabajando con estas tecnologías, aún están por perfeccionar y por integrar con sistemas complementarios como la conducción conectada, en una carrera en la que la técnica va por delante de la normativa.

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