Los cuatro días que el mundo vivió sin Wall Street

  • Los atentados que destrozaron Nueva York el 11 de septiembre de 2001 provocaron pérdidas multimillonarias en las bolsas de todo el mundo, que tuvieron que sobrevivir al shock durante cuatro intensas sesiones sin el referente americano, un hecho insólito en casi 80 años. Pero parece que el mercado ha aprendido la lección y sabe cómo plantar cara al terrorismo.
Cientos de fotografías conmemoran en Nueva York el décimo aniversario del 11-S
Cientos de fotografías conmemoran en Nueva York el décimo aniversario del 11-S
Ana P. Alarcos

El 11 de septiembre de 2001 marcó un antes y un después en la historia. Mientras la primera potencia mundial sufría el peor ataque terrorista que se ha producido jamás, el pánico se propagó por todo el mundo. Y también se instaló en el mercado.

Los atentados que golpearon el corazón financiero de Nueva York se produjeron pocos minutos antes de que Wall Street abriera sus puertas aquel martes negro. Pero la bolsa más importante del mundo no aguantó la presión: prefirió guardar luto durante cuatro sesiones consecutivas.

Y la bolsa neoyorquina no fue la única que frenó sus marcadores. El parqué mexicano, que llegó a caer un 5,5%, decidió echar el cierre para evitar un desplome mayor, y el canadiense siguió esos mismos pasos.

Sin embargo, Europa no tuvo escapatoria. Los aviones impactaron en el World Trade Center cuando las bolsas del Viejo Continente estaban en la recta final de la sesión y los inversores sólo tuvieron una respuesta: las ventas.

Todos los indicadores europeos cerraron con pérdidas de entre un 5% y un 9%, a excepción del español Ibex, que frenó sus pérdidas en el 4,56%.

Wall Street se reactiva el 17 de septiembre   

El mercado vivió cuatro sesiones consecutivas sin la referencia de Wall Street, algo que no ocurría desde 1933. Y, a pesar de este intento por evitar el crash, aún quedaba lo peor.

Con la bolsa neoyorquina operativa el lunes 17, las pérdidas se propagaron por las bolsas mundiales, igual que había hecho el pánico sólo seis días antes.

Ni siquiera la intervención de los principales bancos centrales (la Reserva Federal estadounidense, el Banco Central Europeo, el Banco de Japón…) y su decisión de bajar el precio del dinero para inyectar confianza al mercado pudo contener la sangría.

Durante esa semana (del 17 al 21 de septiembre), los grandes indicadores americanos perdieron más de un 10% de su valor. Mientras, en el resto del mundo, las bolsas se dejaron entre un 7% y un 17% en apenas diez días: desde los atentados hasta el viernes 21.

Este duro revés llegó en un momento muy inoportuno, en pleno declive del boom de las puntocom y poco antes del estallido de su burbuja.

La suma de ambos acontecimientos llenó de dudas a los inversores y fueron claves en la evolución del mercado internacional, que vivió un bache bursátil hasta marzo de 2003.

La historia se repite: 11-M y 7-J

Cuando parecía que las bolsas se habían repuesto del varapalo, se produjeron otros dos atentados. El 11 de marzo de 2004, el blanco fue Madrid, mientras que, el 7 de julio de 2005, el terror agitó Londres. En ambas ocasiones la incertidumbre inundó el mercado, aunque no de la manera en la que lo hizo el 11-S.

De hecho, en 2004, las pérdidas de las bolsas se situaron entre un 3% y un 6%, mientras que, un año después, los índices de referencia internacional no cayeron más de un 3%.

Y es que, como aseguran los expertos, el mercado reacciona con fuerza (ya sea al alza o a la baja) la primera vez que ocurre algo. En cambio, cuando la historia se repite, la respuesta es mucho más sensata. Por eso, el 11 de septiembre de 2001 fue un punto de inflexión para el mercado, porque aquel día aprendió a cotizar un ataque terrorista.

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