Los desafíos del AVE de los peregrinos: la lucha contra la arena del desierto

  • Dos años después de que un consorcio español firmase en la capital saudí un contrato histórico de 6.736 millones de euros para conectar las ciudades santas islámicas de Medina y La Meca, el AVE del desierto es todo un desafío técnico para las empresas españolas. La arena del desierto, el principal escollo.

Cora Serrano

Riad, 16 feb.- Dos años después de que un consorcio español firmase en la capital saudí un contrato histórico de 6.736 millones de euros para conectar las ciudades santas islámicas de Medina y La Meca, el AVE del desierto es todo un desafío técnico para las empresas españolas. La arena del desierto, el principal escollo.

Las condiciones climatológicas extremas -con temperaturas que pueden llegar a superar los 50 grados-, las tormentas de arena, las zonas desérticas y volcánicas por las que atraviesa la línea, así como las complicaciones logísticas y la explotación de un AVE singular son algunos de los retos a los que se enfrenta el tren de alta velocidad saudí.

Para evitar que la arena del desierto contamine el balasto y pueda llegar a provocar deficiencias en el servicio e incluso la ruptura del carril, se están construyendo actualmente 35 kilómetros de vía en una placa de hormigón, una técnica que se empleará en aquellas zonas del trayecto que revistan más complicaciones y que, a pesar de ser más cara de construir, abarata el mantenimiento posterior.

Para analizar las zonas más problemáticas se están llevando a cabo pruebas vía satélite desde el español Centro de Estudios y Experimentación de Obras Pública (Cedex) para determinar aquellos puntos con más movimiento de arena, sin duda el principal reto de los trabajos.

El proyecto emblema del rey saudí, considerado el custodio de las dos ciudades sagradas, implica para el consorcio español la construcción, explotación y mantenimiento de la línea y de los trenes durante un periodo de 12 años ampliable hasta 17 años en total.

La línea tendrá 35 trenes, 450 kilómetros de longitud y alcanzará una velocidad media de 320 kilómetros por hora.

Según las últimas previsiones, se espera que en 2017 circulen por ella 244.000 peregrinos al día, un 33 % más en 2029 y un 118 % más de cara a 2047, en un tiempo de viaje de 2:30 horas que cubrirá el trayecto entre Medina y La Meca.

La línea de alta velocidad, que supondrá para España unas exportaciones en tecnología por valor de 2.700 millones de euros, está llamada a ser una de las más concurridas del mundo, ya que entre los cinco pilares de la concepción sunní se encuentra la visita -al menos una vez en la vida- a La Meca, la cuna de Mahoma.

Actualmente, los trabajos de construcción que llevan a cabo cerca de 200 operarios -básicamente paquistaníes- se centran en el tramo de 100 kilómetros entregado en mayo de 2013 por el consorcio Al Rajhi Alliance, encargado de la obra civil de la primera fase.

En esta segunda fase se están concluyendo los trabajos de izado de postes que soportarán la catenaria que suministrará la energía a los trenes o el tendido de la vía en placa.

También se trabaja en los talleres para el mantenimiento y en la explotación de las estaciones, la mayoría con un tamaño superior a varios campos de fútbol.

Como punto curioso, el trazado contará con pasos elevados para permitir la circulación de camellos.

Considerado uno de los proyectos más importantes en el mundo árabe en las últimas décadas, el tren de alta velocidad no sólo refuerza la Mmarca España en materia de infraestructuras, sino que además ha ejercido un efecto de arrastre para todo el sector ferroviario y de ingeniería español.

Así lo demuestra también el proyecto logrado el pasado año por FCC y sus socios, que serán los encargados de construir 3 líneas del metro de Riad por 6.070 millones de euros, un megacontrato que se enmarca dentro de uno de los mayores proyectos de obra civil del mundo presupuestado en 16.300 millones de euros, dos veces y media el AVE Medina-La Meca.

Arabia Saudí se encuentra inmersa en un importante programa de licitaciones por valor de más de 70.000 millones de euros para los próximos años en infraestructuras ferroviarias, marítimas o aéreas, proyectos en los que sin duda estarán presentes las compañías españolas.

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