Los directivos madrileños pagarán más que nadie una subida del IRPF

  • La posibilidad de crear un nuevo impuesto para aquellos que más tienen penalizará a la comunidad presidida por Esperanza Aguirre, si éste se centra exclusivamente en las rentas del trabajo, porque los grandes patrimonios tributan la mayoría de su fortuna por otras vías.
Ruth Ugalde

Habrá que esperar hasta los Presupuesto Generales para comprobar si, finalmente, el Gobierno cumple la palabra del presidente, José Luís Rodríguez Zapatero, y sube los impuestos "a los que más tienen".

Por el momento, el Ejecutivo ha declinado aclarar a qué patrimonios o rentas se refiere con "los que más tienen", pero algunas comunidades, como Andalucía o Extremadura, se han adelantado y han decidido que se trata de aquellos cuyas rentas superen los 60.000 euros anuales.

El problema es que los grandes patrimonios no se miden por el IRPF, ya que esta tasa sólo grava las rentas del trabajo, no el patrimonio, las sociedades o el dinero que pueda tenerse invertido en fondos o sicavs, entre otros productos.

Un simple repaso a los datos de la propia Agencia Tributaria permite comprobar como algunas de las comunidades con las mayores rentas per cápita apenas reconocen tener ricos bajo el prisma del IRPF.

En La Rioja, por ejemplo, apenas 31 declarantes se sitúan en el tramo de rendimiento e imputación a partir de 600.000 euros anuales, mientras que Extremadura, a pesar de contar con 1,1 millones de habitantes, sólo cuenta con 35 personas en el tramo superior.

El hecho de que el IPRF sólo grave las rentas del trabajo conlleva que, fundamentalmente, este tributo recaiga sobre las grandes nóminas, no sobre los grandes patromonios. Y aquí destaca Madrid, por contar con el mayor número de grandes compañías.

La comunidad presidida por Esperanza Aguirre cuenta con 2.782 declarantes en el tramo máximo, a partir de 600.000 euros, mientras que 26.807 personas se sitúan entre los 150.000 y los 600.000 euros.

La siguiente región con mayor número de grandes rentas es Cataluña, con apenas la mitad de declarantes, 1.489, en el tramo máximo; mientras que 18.693 contribuyentes se sitúan en el escalón anterior.

A partir de aquí, hay que descender hasta los 529 valencianos y 417 andaluces para encontrar declarantes que reconozcan ganar más de 600.000 euros al año.

Los ricos no se miden por el IRPF

Un ejemplo para comprender la diferencia entre una gran nómina y una gran fortuna es Amancio Ortega. El hombre más rico de España y novena fortuna del mundo, según la revista Forbes, con un patrimonio de 25.000 millones de dólares (19.666 millones de euros), apenas ve penalizados por el IRPF los 1,5 millones de euros que percibe por su condición de presidente ejecutivo de Inditex, retribución que ni tan siquiera le sitúan entre los directivos mejor pagados de España.

Esta cifra es muy inferior a los 200 millones de euros que retiró, por ejemplo, el pasado mes de noviembre de sus sicavs Keblar y Alazan. Al tratarse de reembolsos, el empresario puede haber tributado sólo por el 1%, siempre que haya señalado que se trata del dinero que invirtió en estos vehículos, no de las plusvalías que pueda haber obtenido.

Pero, aunque tribute por el máximo de estas sociedades -el 21% tras la subida de impuestos, el 18% cuando realizó los reembolsos-, la aportación al fisco es menos de la mitad del 43% que habría tenido que pagar si ese dinero se tributara por IRPF.

Ejemplos como éste dan cuerpo a la famosa frase pronunciada por el ex ministro socialista Francisco Fernández-Órdoñez: "cada vez tengo más amigos que son personas jurídicas y menos físicas".

Cargar a la clase media

Aunque cuesta defender que una persona cuyas rentas del capital superan los 100.000 euros anuales sea clase media, también resulta complicado afirmar que un impuesto para "los que más tienen", como siempre ha señalado el Gobierno, pueda centrarse en el IRPF.

Además, aunque finalmente el Ejecutivo termine creando una nueva tasa donde se recoja tanto a las rentas más altas -vía IRPF-, como a las grandes fortunas -vía el extinto impuesto de Patrimonio-, según donde ponga la nota de corte, sí que puede estar gravando a las clases medias.

Actualmente, el máximo de IRPF es del 43% y se salda a partir de 52.360 euros. Bajo este prisma, todos los declarantes del tramo que oscila entre los 60.000 y los 150.000 euros anuales serían susceptibles de sufrir una subida de impuestos, puesto que ya están considerados máximo de renta.

Pero la realidad es que la inmensa mayoría de los contribuyentes de este amplio tramo cuenta con una renta neta media (ingresos menos deducciones) de entre 60.000 y 70.000 euros en todas las comunidades, con la única excepción de Madrid, donde la media se sitúa en 73.995 euros.

Estas cifras distan muchos de los más de 100.000 euros que, como mínimo, reconocen como ingresos netos los declarantes de los siguientes dos tramos -a partir de 150.000 euros-, pero que actualmente sólo hacen frente al mismo 43% que soporta una renta de 52.360 euros.

Dicho de otro modo, subir el IRPF a partir de 60.000 euros, como ya han anunciado varias comunidades socialistas, gravará en su mayoría a clases medias, seguirá sin conseguir que "los que más tienen" aporten más y penalizará, sobre todo, a los directivos que trabajan en Madrid, por contar esta comunidad con el mayor número de nóminas de grandes empresas.

Asalariados de lujo, cierto, pero al fin y al cabo, asalariados.

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