Judith Mora
Londres, 30 nov.- Enfermeras, maestros, bibliotecarios y agentes de aduanas participaron hoy en la mayor huelga en décadas en el Reino Unido, en protesta por los cambios impuestos por el Gobierno de David Cameron al sistema de pensiones del sector público.
Según los sindicatos, unos dos millones de funcionarios secundaron el paro, aunque esta cifra fue minimizada por el Ejecutivo de Cameron que lo calificó de "fiasco".
Entre el 60 y el 98 por ciento de los colegios -cifras correspondientes a Inglaterra y Escocia- no abrieron sus puertas, incluido el de los hijos del primer ministro, así como juzgados, bibliotecas y oficinas gubernamentales, mientras miles de intervenciones quirúrgicas no urgentes fueron canceladas en el Servicio Nacional de Salud (NHS).
Uno de los servicios más afectados fue el de las ambulancias, con más del 40 por ciento de su personal en huelga en Londres, lo que motivó que las autoridades pidieran a la población que sólo llamasen en caso de peligro de muerte.
Los aeropuertos, donde se temían grandes colas por la ausencia de agentes de aduanas, vivieron sin embargo una jornada sin incidentes debido a los planes de contingencia habilitados, que incluyeron la reducción del número de vuelos.
Medio millón de empleados del sector público hicieron huelga en Escocia y Gales, mientras que en Irlanda del Norte se suspendieron los servicios de tren y autobús.
Cameron, que vio cómo algunos en su oficina de Downing Street respaldaron la huelga, tildó el paro de "dañino e irresponsable", al tiempo que defendió como "razonable y justa" la oferta del Gobierno para los empleados del sector público.
Por su parte, la casi treintena de sindicatos que convocaron la huelga, la mayor desde las protagonizadas por funcionarios en 1978 y 1979 (periodo conocido como "Invierno del descontento"), afirman que los cambios son "injustos", ya que implicarán trabajar y contribuir más para percibir al final un monto de pensión inferior.
Si bien no apoyó directamente el paro, el líder de la oposición laborista, Ed Miliband, expresó sus simpatías por "las ayudantes de comedores infantiles, enfermeras o profesores que han decidido hacer huelga por la difícil posición en que les ha puesto un Gobierno que no quiere negociar como es debido".
Miliband criticó que el Ejecutivo conservador-liberaldemócrata "imponga un aumento del 3 por ciento en las contribuciones de algunos de los trabajadores peor pagados del país no para garantizar sus pensiones, sino para reducir el déficit".
Decenas de miles de personas participaron en una manifestación en Londres, similar a otras celebradas en ciudades como Birmingham o Manchester, en defensa de las pensiones del sector público, las únicas que quedan en este país ligadas al salario.
En el Reino Unido, desde la eliminación del vínculo entre pensión y sueldo, la pensión estatal es una cantidad mensual fija pequeña -al margen de la remuneración que se recibiera durante la vida laboral- y debe complementarse con planes de pensiones privados.
"Cuando uno opta por trabajar en el sector público, sabe que el sueldo será en general modesto pero cuenta con una buena pensión al final de su carrera. No es justo que nos penalicen por la erosión de derechos en el sector privado", declaró a Efe Peter Sanders, subdirector de una escuela del este de Londres.
Theresa Grant, una empleada del sector sanitario de 50 años que también participó hoy en la manifestación londinense, criticó que el Gobierno quiera "arruinar" la pensión de los trabajadores públicos cuando "los banqueros y los diputados" siguen cobrando las suyas, además de "primas y dietas".
Martin Cornish, empleado municipal, condenó que el Ejecutivo quiera "arrastrar a todo el mundo a la precariedad" y que diga que "destinará el dinero de las contribuciones a asegurar el sistema de pensiones cuando en realidad lo quiere para reducir un déficit" que el ciudadano corriente "no ha causado".
Las relaciones entre Gobierno y sindicatos se han tensado durante meses de infructuosas negociaciones y fracasaron todos los intentos de detener la huelga por parte del Ejecutivo, que llegó a sugerir un paro simbólico de quince minutos sin merma de salario.
Cameron se mostró hoy tajante en cuanto a las consecuencias del paro y amenazó con una reforma de la ley sobre huelga que incluiría, entre otras cosas, la eliminación de la figura de los representantes sindicales "liberados" en el sector público. EFECOM
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