Los ocho puntos clave para comprender qué está pasando en Europa

  • Una nueva Europa puede nacer entre hoy y mañana. Ha llegado la hora de refundar el euro. Pero, ¿qué se esconde detrás de estas grandilocuentes frases?, ¿qué van a debatir realmente los 27 durante la cumbre que arranca esta noche? Aquí tienes las respuestas.
La cumbre de la UE será clave en la dirección del euro
La cumbre de la UE será clave en la dirección del euro
Ruth Ugalde/Beatriz Toribio

Una nueva Europa puede nacer entre hoy y mañana. Ha llegado la hora de refundar el euro. Pero, ¿qué se escode detrás de estas grandilocuentes frases?, ¿qué van a debatir realmente los 27 durante la cumbre que arranca esta noche? Aquí tienes las respuestas.

¿Por qué es tan importante esta Cumbre de la UE?

Porque está en juego el futuro del euro, y con ello, el futuro de Europa. Lo que empezó siendo una gripe -una crisis finaciera- se ha convertido en un cáncer –quiebra de países- que ha dañado seriamente varios órganos: Grecia, Irlanda y Portugal tuvieron que ser rescatados; se teme que pueda afectar a otros, como Italia y España; se ha tenido que pedir ayuda al FMI, el sistema bancario europeo está 'k.o', no hay liquidez... Así la Europa del euro no aguanta.

El objetivo es hacer algo que debería haberse hecho mucho antes: crear un Gobierno económico europeo, es decir, una política fiscal común. Pese a la dureza de la crisis, hasta ahora los líderes europeos no han estado a la altura. Han dado aspirinas para frenar ese cáncer tras años de discusiones sin acuerdos de calado.

Ésta es, aunque suene redundante, su última oportunidad para demostrar que la UE tiene soluciones a su crisis económica, bancaria e institucional. Europa debe volver a ser creíble para los mercados. Y para ello tiene que refundarse y convertirse en una verdadera unión política y fiscal. Esta Cumbre debe sentar la bases para ello.

2. ¿Cómo se va a refundar la UE?

Las dos grandes potencias del Viejo Continente, Alemania y Francia, marcaron el pasado lunes las líneas maestras de la nueva Europa, que deberán ser refrendadas por el resto de países de la Unión. Algo que parece muy difícil, por la oposición de algunos gobiernos, como el británico.

No obstante, tanto la canciller Ángela Merkel, como el presidente galo, Nicolás Sarkozy, ya han advertido que no necesitan a los 27 para refundar el euro, les vale con los 17 países de la eurozona, lo que deja fuera de juego a Reino Unido.

Varios estados, como España, ya han mostrado su pleno respaldo a la iniciativa de Merkozy, acrónimo con el que se está popularizando el liderazgo franco-germano. Un apoyo que conlleva apoyar las líneas maestras sobre las que se va a refundar el euro.

Éstas son sanciones automáticas para los países que incumplan el límite de déficit del 3%; meter este tope en el ADN de cada Estado, es decir, su Carta Magna; reforzar el Mecanismo de Estabilidad Financiera; establecer reuniones mensuales del consejo de presidentes y jefes de estado de la eurozona durante la crisis, todo un golpe de efecto, que supone robar poder y protagonismo a la Comisión Europea; respetar la independencia del Banco Central Europeo, pero sin llegar a convertirlo en un organismo como la Reserva Federal Estadounidense; y garantizar que nunca más vuelvan a producirse impagos de deuda como el de Grecia.

Respecto a los eurobonos, Francia ha dado la mano a Alemania y ha reconocido que, ahora, no son la solución. Aunque esto no impide que, si se logra una verdadera unión fiscal, se dé el visto bueno a los eurobonos más adelante.

3. ¿Qué diferencias hay entre Alemania y Francia?

Desde el acuerdo del pasado lunes, apenas ninguna. Hasta entonces, Alemania defendía poner por delante las medidas de austeridad y, una vez cumplidas, hablar de solidaridad y medidas como los eurobonos; mientras que Francia sostenía un discurso menos radical en cuanto a la rápida imposición de ajustes y más proclive a aplicar medidas se solidaridad entre países, como los eurobonos.

4. En caso de acuerdo, ¿cuándo se notarán sus efectos?

Todo depende de la fórmula que se adopte. Sobre la mesa hay tres posibilidades para avanzar hacia la unión fiscal: la primera es que se reforme los tratados fundacionales de la UE para incluir sanciones a los países que no cumplan con los objetivos de déficit y deuda. Pero este proceso sería muy largo ya que cualquier reforma de los tratados exige su ratificación -al igual que se hizo con la Constitución Europea-. Y eso puede llevar años, además de correr el riesgo de que algún país se oponga y lo bloquee.

El segundo es incluir las reformas en un protocolo que, para que viera la luz lo antes posible, se añadiría a un tratado pendiente de aprobación. El más cercano es el Tratado de Adhesión de Croacia, que está previsto que sea ratificado en 2013. Es decir, hasta entonces no se pondrían en marcha los nuevos cimientos de la UE.

Y la tercera posibilidad -la más rápida- es la firma de un acuerdo entre los gobiernos de los 17 países que forman el euro, que la fórmula que defienden Francia y Alemania; aunque podría terminar necesitando el visto bueno de los 27, lo que podría dificultar su aprobación.

5. ¿Qué puede hacer fracasar la Cumbre?

Que no se alcance un acuerdo, que éste sea un nuevo parche o que el que se pacte sea de tan difícil puesta en práctica que, con el tiempo, no se haga realidad, como pasó con la Constitución Europea. Cualquiera de estas tres posibilidades no sería entendida por los mercados y supondría un nuevo batacazo para el euro, quizás el último.

6. ¿Por qué la UE no ha tomado antes estas decisiones?

Por lo lento de su funcionamiento y, sobre todo, porque los socios de la UE miran más por sus propios intereses que por el proyecto europeo. Esta división ha hecho que, en ningún momento, Europa se haya mostrado realmente unida para afrontar la crisis, lo que ha colmado la paciencia de los mercados y ha hecho que éstos no confíen en el euro.

Merkel tiene a la vuelta de la esquina unas elecciones (2012) y no puede permitir que se extienda la idea entre los alemanes de que son ellos quienes pagan los derroches de griegos, italianos o españoles. Por eso, ha exigido una y otra vez más controles y más disciplina fiscal y ha puesto trabas a las ayudas a los países en apuros.

Su compañero de fatigas, Nicolas Sarkozy, también está a las puertas de unas elecciones y la tesis germana de ceder soberanía a Bruselas para que sea un órgano europeo quien controle la fiscalidad es difícil de vender en Francia.

A eso hay que unir otros hitos como la salida de tono de Yorgos Pampandreu, el ahora ex primer ministro griego, cuando propuso someter a referendum el acuerdo de ayuda que tanto le costó pactar a la UE. Toda una maniobra para salvar los muebles que al final fue su tumba.

La oposición portuguesa también puso por delante sus intereses electorales a los del país, cuando se opuso al plan de ajuste pactado entre el entonces primer ministro, José Sócrates, y Europa. Así, consiguió su objetivo: elecciones anticipadas y hacerse con el Gobierno, pero a cambio de que el país vecino fuera rescatado y, al final, víctima de un plan de ajuste mucho más duro.

Tampoco se deben olvidar los continuos retrasos por parte de Italia en sacar adelante las reformas que le pedía la UE. Una inacción que ha puesto al país al borde del rescate y ha sido la tumba de Berlusconi.

El caso español es diferente, porque el Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero sí puso en marcha las drásticas medidas que pidió Europa, eso sí, sin el apoyo de la oposición y sólo con el respaldo de partidos minoritarios. Las alabanzas que está recibiendo ahora Zapatero por esta decisión no impidieron al PSOE sufrir la mayor derrota electoral de su historia y perder el Gobierno.

7. ¿Qué impacto tendría el fracaso del euro?

Según un informe de UBS, basta con que un pais como Grecia deje el euro para ver graves consecuencias: impago de la deuda soberana, morosidad generalizada de las empresas, crisis bancaria y problemas comerciales. El coste para cada griego sería de entre 9.500 y 11.500 euros, casi la mitad de la riqueza del país.

En cambio, si quien abandona la moneda única fuera un gran país, como Alemania, el coste sería mucho menor para ese Estado: entre, 6.000 y 8.000 euros por habitante, una cuarta parte del PIB germano.

En cualquiera de estos casos, se produciría otra crisis de crédito mundial y países como China sufrirían con dureza las consecuencias, ya que Europa es su primer socio comercial, y, además, China ha invertido entre 50.000 y 60.000 millones de dólares en activos en euros durante la primera mitad de 2011, según The New York Times.

Brasil también sufriría las consecuencias, ya que una quinta parte del comercio de Brasil es con el Viejo Continente; mientras que para Estados Unidos el golpe sería moderado, porque las exportaciones a Europa apenas representan el 2% de su PIB.

8- ¿Qué son los eurobonos y por qué Alemania no los quiere?

Aunque los eurobonos tienen varias acepciones, cuando hablamos del instrumento que se está pensando orquestar ahora en Europa nos referimos a la emisión de títulos de deuda (bonos) respaldados por todos los países euro.

La ventaja de este sistema es que al sumar la fuerza de países triple A como Alemania o Francia, los estados más débiles, como Grecia, Portugal, Irlanda, Italia o España, tendrán más fácil financiarse, ya que lo haría más barato, al beneficiarse de la solvencia de los países más fuertes.

Pero, para que estos eurobonos sean realmente efectivos, debería haber una mayor integración entre los 17 países del euro, con una política fiscal común, un Ministerio de Finanzas conjunto e, incluso, una agencia de deuda europea. Toda una pérdida de soberanía para los países donde más duele: el bolsillo.

Otra ventaja sería que desaparecerían gran parte de las tensiones que sufren las deudas soberanas del Viejo Continente, porque al haber tal suma de fuerzas, se crearía un enorme mercado que resultaría mucho más complicado atacar con operaciones especulativas.

Frente a todas estas ventajas, está el inconveniente de que a los países más sólidos, es decir, aquellos que siguen conservando la triple A –la matricula de honor- se les encarecerá la financiación, al tener que asumir los agujeros de sus socios más débiles.

Por eso Ángela Merkel se opone a crear eurobonos sin garantizar antes que todos los países van a cumplir los requisitos de solvencia exigencias. Si somos todos a una para las buenas, piensa, también para las malas. Con esta regla clara, los eurobonos son posibles.

Además, el Banco Central Europeo ha recordado en el pasado que la zona euro puede hacer emisiones de deuda garantizada por el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera. El problema es que, hacer sólo esto y no el resto de deberes es como intentar curar el cáncer con tiritas.

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