Una ministra clave para la recuperación

El impulso de Reyes Maroto al turismo se atasca  por los rebrotes del verano 

El plan para el sector que se presentó en junio ha quedado tapado por la proliferación de contagios antes del otoño y todas las miras están puestas ya en prepararse para el año que viene.

La ministra de Industria, Reyes Maroto
Los rebrotes azotan el verano y atascan el impulso al turismo de Reyes Maroto
EFE

Cuando el pasado 18 de junio, el Gobierno presentaba a bombo y platillo su plan de impulso del sector turístico, con líneas de crédito, ayudas y avales por más de 4.200 millones de euros, nadie se esperaba que un par de meses más tarde estuviéramos ya en la segunda ola del virus, en pleno agosto, y con los principales mercados emisores de turistas a España recomendando a sus ciudadanos que no vengan a nuestro país por el alto riesgo de contagio del coronavirus que hay en cada rincón.

Detrás de ese plan y del calvario que está pasando el sector turístico esta una de las protagonistas de la recuperación económica tras el paso del virus, la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, que dirige tres de los palos que más deben contar para frenar el golpe económico de la pandemia. Esta vallisoletana (Medina del Campo, 1973) economista y profesora de la Universidad Carlos III, aunque no lo parezca por su discreción y disciplina, es uno de los talentos femeninos en el área económica más valiosos del gabinete de Pedro Sánchez.

Quienes trabajan a su lado aseguran que es infatigable y tiene las cosas muy claras, a pesar de la amplitud de la cartera que le ha tocado. Tanto es así, que con la pandemia encima sabía que lo primero que debía hacer, antes incluso de que llegara la desescalada, era poner encima de la mesa un plan de recuperación del turismo, ya sea porque era la palanca sobre la que empezar a rescatar a la economía, como porque iba a ser el negocio más azotado en todos sus vectores: aerolíneas, viajes, hoteles, hostelería, agencias, etc. No se le puede achacar a Reyes Maroto que no haya hecho bien los deberes para intentar salvar al sector turístico, pero lo que no sabían en junio la ministra y su equipo es que los temidos rebrotes del otoño se iban a adelantar al verano, de forma que, por lo pronto, más que un plan de choque para lanzar el sector, lo que hace falta es un plan de salvación que alargue los ERTE al menos hasta el primer trimestre del año que viene para evitar una debacle irrecuperable a medio plazo.

Reino Unidos, Alemania, Francia y los mercados más importantes que conforman los 84 millones de extranjeros que visitan España cada año están ahora de retirada, sus grandes operadores han congelado su actividad y se impone pensar a largo plazo y dedicarse más a recuperar la campaña que viene que a salvar los trastos de esta. Mientras los loobies y las patronales del sector cuentan por decenas de miles los euros que han dejado de ganar (no tanto perder), en un abanico que va desde los 44.000 a los 90.000 millones, las empresas del turismo intentan resistir con el cliente nacional, que ha visto cómo este año puede ir a la playa sin aglomeraciones.

Recuperar la confianza

Este mismo lunes publicaba el INE una caída del 73% en las pernoctaciones en alojamientos turísticos españoles en el mes de julio, antes incluso de que llegaran los datos más duros de los rebrotes por toda España, con Cataluña, Madrid y Aragón a la cabeza, algo que denota lo que ha sido el gran problema para que un plan como el que Sánchez y Reyes Maroto presentaban en junio se desarrollase: no hay confianza en los turistas como para viajar sin límites de espacio, tiempo y consumo como se hacía hace un año. Esa es la clave de futuro que a una economista como la ministra del ramo no se le va a escapar, la recuperación de la confianza en España y sus destinos como los más seguros y de mejor relación calidad-precio del mundo. Ya ha puesto en marcha un concurso para analizar la situación y volver a revisar, por enésima vez en España, si el sol y playa que conforma el 80% del negocio turístico español tiene unas bases sólidas para continuar o hay que darle un nuevo retoque.

Todas las administraciones de los últimos veinte años han querido remover el modelo español de sol y playa hacia un negocio más sostenible, donde el turismo cultural, la España verde o los destinos rurales interiores tengan más cabida. Y hasta el momento, eso ha servido para darle más calidad al sol y playa, como paquete para extranjeros, aunque eso eleve los precios. Así fue como Cataluña se convirtió en líder en atracción de turistas foráneos hace ya casi una década, por delante de Canarias y Baleares. Es decir, sin renegar nunca de lo que hace que venga tanta gente a España, pero si dándole más valor para que no bajen los ingresos, y tener una oferta muy diferenciada en cuanto a servicios y seguridad que la que puedan ofrecer otros destinos similares en el norte de África o las costas del Mediterráneo oriental. Cualquier senda que ahora se salga de esa receta, puede no encajar con lo que hay, cosa que ya ha ocurrido también.

Como recordaba en La Información el secretario general de la Organización Mundial del Turismo , Zurab Pololikashvili, el hecho de que España cuente con una buena red de hospitales y una sanidad de calidad es una ventaja competitividad también ahora para el turismo, con lo cual es un factor más a la hora de recuperar la confianza para viajar que necesita el sector. Eso sí, cuando no seamos el país europeo con más contagios por habitante. Mientras la situación sanitaria no se frene y, siempre que el modelo hospitalario no vuelva a colapsar, el plan de Maroto estará atascado y el  turismo seguirá siendo “un gran invento” para España… el año que viene.

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