Riesgo laboral

Los trabajos más peligrosos: "Somos aprendices de todo y maestros de nada"

Ser bombero, minero, marinero o instalador de placas solares en España no es tarea fácil: son las profesiones más arriesgadas y en las que se registran más accidentes laborales.

Bomberos y sanitarios prestan atención en un siniestro de tráfico.
Bomberos y sanitarios prestan atención en un siniestro de tráfico.
Europa Press

El accidente del Villa de Pitanxo puso de nuevo sobre la mesa el riesgo laboral que corren determinados trabajadores en España. El naufragio de la embarcación se ha saldado con 9 víctimas mortales, aunque aún hay 12 marineros desaparecidos. Tan solo 3 tripulantes consiguieron sobrevivir, algo que pone de 'facto' los peligros a los que se enfrentan. En La Información hemos hablado con trabajadores que en su día a día se encuentran con numerosas 'hostilidades' que incluso pueden acabar de la peor manera posible.

Es el caso de David, bombero del ayuntamiento de Madrid desde hace más de 20 años que trabaja en el Parque Segundo de la capital. En su amplia experiencia en la profesión se ha enfrentado a desastres históricos como el incendio del edificio Windsor: "Recuerdo que fue muy intenso porque hubo heridos, compañeros que rescatar, aunque afortunadamente no hubo ninguna víctima mortal". Pero sin duda, recuerda emocionado, que la experiencia de mayor magnitud con la que se encontró este bombero fue el atentado del 11 de marzo en la capital: "Madrid es una ciudad enorme y recuerdo que eso fue un caos. Yo había estado en algún atentado de ETA, alguna explosión pero esto era otra cosa".

Sin embargo, David reconoce que los casi 1.400 efectivos que hay en Madrid deben estar preparados para todo: "Somos aprendices de todo y maestros de nada". Un bombero puede cobrar, según este profesional, entre 2.000 y 2.500 euros. En sus guardias de 24 horas pueden encontrarse con derrumbamientos, rescates, cornisas en mal estado y por supuesto, incendios: "Por eso nosotros necesitamos tener conocimientos sanitarios, de estructuras de los edificios... La formación para ser bombero es muy amplia", explica este bombero vocacional a La Información.

Este periódico habla con otra trabajador que desempeña una histórica profesión de riesgo: Xuacu es minero y trabaja en Langreo (Asturias). Empezó a formar parte del gremio desde muy joven y asegura que es algo muy peligroso: "Hay minas de 800 metros de profundidad en donde te puedes enfrentar a distintos riesgos. Desde derrumbes a la inhalación de gases tóxicos".  El principal peligro al que se enfrentan es este último, un gas capaz de formar atmósferas explosivas.

En su amplia experiencia, Xuacu ha vivido dos episodios trágicos: "Una vez un compañero falleció por inhalar este gas. Ahí se quedo. Podría haber sido yo". La otra ocasión ocurrió hace algo más de tiempo, cuando cuatro mineros fallecieron tras un incendio: "La mina es como una casa de ratones", sentencia con cierta resignación. Con todos estos riesgos, Xuacu confiesa ante este medio que los mineros "somos muy fanfarrones" y que su sueldo oscila entre los 1800 y los 3000 euros.

Según los datos de UGT  1.137 personas al día sufrieron un accidente laboral en España el pasado año. Además, según este informe, se producen dos muertes al día como consecuencia de su trabajo. Los datos arrojan que en 2021 se produjeron más de 1 millón de accidentes en nuestro país, de los cuáles 730 acabaron con la muerte. No es ninguna novedad, porque en 2020 las muertes por este tipo de causa son similares, alcanzando las 708.

Son buenos conocedores de estos los marineros, una de las profesiones más expuestas. Manuel trabaja es patrón en Tarifa y corrobora estos riesgos: "Nosotros faenamos en una zona donde el viento y la corriente es muy fuerte, por lo que debemos de ser muy cautos". En esta zona, especializada en la pesca de besugo, conocen muy bien lo traicionero que puede llegar a ser el mar: "Hace unos meses hubo un accidente en Algeciras en el que murió un marinero. Por eso nosotros tenemos mucho cuidado con las mareas y si hay algún riesgo humano, no salimos. Lo primero es lo primero", incide.

Diego tiene 23 años y lleva un año instalando paneles solares: "Trabajo en esto porque las energías renovables son el futuro". A pesar de su juventud, habla con total conocimiento de su profesión y no oculta que existen riesgos palpables: "El principal peligro es la electricidad, porque una vez que las placas están instaladas ya hay corriente. Luego está la altura". En cuanto a las medidas de seguridad que toman las empresas explica a este periódico que son muy variadas: "Hay empresas que te obligan a llevar el arnés y el casco pero mucha gente ni si quiera se lo pone". El salario varía dependiendo del número de encargos: "Puede rondar desde los 1.400 a los 2.000 euros".

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