De Bélgica a Suecia: los viñedos empiezan a florecer en países más fríos de Europa

  • En países del centro y norte de Europa, como Bélgica, Reino Unido o Dinamarca, la producción de los vinos se está haciendo un hueco en el mercado.
Wijnkasteel Genoels-Elderen
Wijnkasteel Genoels-Elderen
Pinterest

La terraza del elegante castillo del siglo XVIII tiene vistas a un elegante jardín francés y a una enorme zona de viñedos. La escena, idílica, podría ser una reminiscencia de Burdeos o de la región de Côtes du Rhône... si no fuera porque todo está cubierto de nieve. Wijnkasteel Genoels-Elderen es el viñedo más grande y famoso de Bélgica. Y una más de las que se ha instalado en zonas del norte de Europa que hasta hace poco eran consideradas demasiado frías para producir un buen vino.

“Podemos comparar esta región con la de Champagne o Burgundy, o Chablis”, afirma Joyce Kekko-van Rennes, su propietaria. “Si estamos en un periodo de calentamiento [global], entonces estamos en un lugar fantástico para elaborar vino”.

La influencia del cambio climático en la decisión de los viticultores de buscar tierras en el norte del continente -una zona tradicionalmente famosa por la cerveza- aún es un tema de debate. Pero no hay ninguna duda que fue perfectamente posible celebrar la llegada de 2010 con un buen espumoso inglés, un riesling holandés o incluso un chardonnay sueco.

“En menos de una generación, el vino inglés ha pasado de ser un chiste a un proyecto de inversión segura”, afirmaba Janice Robinson, la experta en vinos del Financial Times.

Un conocido estudio de Greg Jones, de la Universidad de South Oregon, indica que en los últimos 50 años, las temperaturas medias en las principales regiones vitivinícolas del mundo han aumentado en dos grados celsius. En la mayoría de los casos, este calentamiento ha tenido un impacto positivo en la calidad del vino, concluye el estudio. Sin embargo, Jones y otros expertos advierten que un cambio drástico de la temperatura durante las próximas décadas podría acabar con la producción en zonas de España, Italia y Australia, al mismo tiempo que estimularía el desarrollo vinícola en el norte de Europa.

“Cada vez hace más calor en el Mediterráneo y eso no es bueno para la elaboración del vino”, afirma Ingrid Dahlberg, propietaria de la viña Wannborga en la isla de Oland, en Suecia. Dahlberg trabaja con expertos españoles para producir vino de sus más de 5.000 plantas. Es cierto que los cambios de temperatura pueden ayudar a los viticultores del norte, pero éstos insisten en que el vino no tiene nada de nuevo. Dahlberg señala que hace más de mil años, los escandinavos ya tenían viñedos, mucho antes que ella y su marido decidieran plantar en el 2001. “Desde la época del imperio romano, esta área solía ser una región de vinos y los romanos sabían que era una buena zona”, afirma Kekko-van Rennes durante una visita a sus viñedos cerca de la frontera con Holanda. “Todo acabó con Napoleón que quería proteger sus vinos de la competencia y ordenó la desaparición de todos los viñedos…. Hizo que los quemaran o arrancaran”.

Los padres de Kekko-van Rennes estaban fascinados cuando descubrieron el pasado vinícola de su castillo en 1990. Le dieron vueltas a la idea de plantar viñedos un poco por diversión, pero después de hablar con un experto francés decidieron un enfoque más comercial y plantaron cepas de chardonnay y pinot noir de Burgundy. Su hija Joyce se fue Francia a aprender el arte de la viticultura. En la actualidad tienen 20 hectáreas que producen unas 100.000 botellas de tinto, blanco y espumoso. Han recibido algunos premios internacionales y se han hecho un lugar en las cartas de vino de algunos de los restaurantes más importantes de Bélgica. Incluso están presentes en la cava sagrada del famoso restaurante Tour d’Argent, de París.

Bélgica cuenta ahora con cuatro regiones vinícolas con denominación de origen para garantizar los controles de calidad. El sistema entró en vigor a finales de los años 90 cuando un empresario intentó pasar vino barato de Alemania y Chile por caldos belgas para aprovechar el creciente interés y los mayores precios del producto local. La situación provocó un escándalo.

Obviamente, los viticultores del norte tienen un largo camino por recorrer antes que puedan competir con productores más establecidos. Dinamarca produce unas 75.000 botellas al año, Suecia, otras 92.000 mil e Inglaterra ya está en los dos millones. Sin embargo, son cifras que representan una ínfima parte de los 8.000 millones de botellas que producen Francia e Italia en conjunto.

En la región belga de Haspengouw, Joyce Kekko-van Rennes explica que la viña Wijnkasteel Genoels-Elderen está aumentando la superficie de viñedos para afrontar la creciente demanda. Pero no tienen ninguna prisa por que siga aumentando la temperatura para mejorar la producción. “Un año promedio normal es perfecto para elaborar vino”, afirma mientras bebe una copa de chardonnay de 2006. “Los años extremadamente cálidos, como 2003, fueron demasiado extremos para nosotros, por eso si el calentamiento global se queda como ahora, es más que suficiente para nosotros”, apostilla.

Mostrar comentarios