Madrid. El defensor del menor presenta una guía contra "ciberacoso"


El Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Arturo Canalda, presentó hoy en el Parlamento regional una guía en la que se ofrecen pautas a profesores, tutores y directivos de centros escolares para prevenir y abordar el "ciberbullying" o "ciberacoso".
En la guía se define el "ciberacoso" como el acoso de una persona a otra por medio de tecnologías interactivas, siempre que esta actitud sea sostenida y repetida en el tiempo.
Canalda explicó que el "ciberacoso" supone una agresión psicológica de primer orden, motivada por acciones como insultos, vejaciones, amenazas y humillaciones, y citó algunos ejemplos: el envío reiterado de correos a quien no desea recibirlos, las amenazas, el envío de "malware", las humillaciones frente a terceros, la difamación, el "spam", la distribución de fotos trucadas o la creación de websites difamatorios.
El Defensor del Menor señaló que el primer objetivo de la guía es la prevención y consideró fundamental la alfabetización digital y el fomento de las buenas prácticas desde la Educación Primaria.
En este apartado, destacó la importancia y buenos resultados de las iniciativas que incorporan a los propios alumnos como formadores de sus compañeros más jóvenes (alumnos ayudantes), ya que siempre serán más permeables a los consejos que les den sus propios compañeros y atenderán a los riesgos que pueden correr si éstos son presentados por otros chicos que los han conocido antes.
La citada guía ofrece a los docentes un conjunto de actividades para desarrollar en el aula (unidades didácticas), con las que se pueden trabajar con los alumnos distintos conceptos relacionados con la Red y las situaciones de "ciberacoso".
Canalda manifestó que cualquier miembro de la comunidad educativa que tenga conocimiento de que se puede estar produciendo un caso de "ciberacoso" que afecte, en cualquier medida, a alumnos del centro (como víctimas, como autores o como ambas cosas) está obligado a actuar.
Indicó que, si sucede, debe comunicarlo al tutor, orientador o equipo directivo y desde ese momento se ha de poner en marcha un protocolo de actuación basado ineludiblemente en la máxima confidencialidad y discreción.

Mostrar comentarios