Día del Trabajador

De manifestaciones masivas a la debacle sindical y un Primero de Mayo telemático

1 de mayo 1978 y 2019
1 de mayo 1978 y 2019

Es un Primero de Mayo diferente. Un Día Internacional del Trabajador atípico y, con total seguridad, inolvidable. Nadie saldrá a las calles. Nadie encabezará manifestaciones. Quizá alguno sostendrá pancartas o enarbolará banderas. Eso sí, en su casa. Los principales sindicatos CCOO y UGT han organizado una jornada de reivindicaciones virtual, marcada por el estado de alarma nacional que ha provocado la crisis sanitaria del coronavirus. Como no podía ser de otra manera, hoy toca poner en valor a los trabajadores antes invisibles, ahora esenciales. Todo un homenaje a los enfermeros, los cajeros, los trabajadores de la limpieza... y las empleadas del hogar, en clave femenina. Todo esto, sin olvidar la demanda clásica: un nuevo modelo económico y otro contrato social. 

Es el momento de los sindicatos. La 'Fiesta del Trabajo' ha pillado sin trabajar a casi nueve millones de personas activas, entre parados, afectados por expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), autónomos en cese de actividad y personal de baja laboral por la enfermedad del Covid-19. Sus empleos, como sus vidas, han quedado en 'stand by' por la irrupción de esta pandemia y el mayor reto es recuperarlos cuando llegue esa proclamada 'nueva normalidad'.

PRIMERO DE MAYO 78
 Manifestación del Primero de Mayo de 1978, en Madrid / EFE

Para ello, los representantes de los trabajadores mantienen intensas negociaciones con el Gobierno y la patronal, con el objetivo de lograr que las medidas de flexibilidad puestas en marcha para facilitar la hibernación de las plantillas se mantengan durante los próximos meses, incluso tras el levantamiento del estado de alarma, para su reincorporación paulatina a medida que vaya avanzando una recuperación económica que ya se da por descontado que será lenta. "Está todo bastante encaminado", avanzan desde el Ministerio de Trabajo. "Todos los actores estamos de acuerdo en que tiene que haber una prórroga de los ERTE", adelantan fuentes sindicales que auguran cambios regulatorios en "un consejo de ministros próximo". 

El papel de los sindicatos, sin duda, va a ser clave en esta crisis que ha tocado pilotar a un Gobierno de izquierdas con el que ambos, tanto Comisiones Obreras como la Unión General de los Trabajadores, mantienen una buena relación. Sin embargo, en un día como hoy, toca hacer una reflexión más amplia sobre el movimiento sindical y su influencia social. Lejos quedan los tiempos de las manifestaciones masivas de la Transición. Y aunque este año la situación excepcional obligue a quedarse en casa, la debacle de las concentraciones ha quedado patente en las últimas décadas. 

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Manifestación del Primero de Mayo de 1978, en Madrid. / EFE

Salvo excepciones puntuales desde el inicio de la democracia, la evidencia muestra que las manifestaciones del Primero de Mayo fueron más multitudinarias en los años ochenta que en los noventa, y en los noventa que en los 2000 y en los 2010. Una imagen vale más que mil palabras: la concentración de personas que se observa en las fotografías en blanco y negro del 78 -por otra parte, ahora inimaginables en un contexto de imposición del distanciamiento social para contener la propagación del virus- deja paso a ríos de gente separados por islas de cemento en las imágenes de los años más recientes.

Sin ir más lejos, en la manifestación celebrada en Madrid en 2019, un dirigente sindical explicaba a La Información que los trabajadores de hoy en día ya no quieren ser clase obrera, no se ven como tal sino como clase media, y no tienen esa concienciación de clase que existía tiempo atrás. El secretario de Organización de CCOO, Fernando Lezcano, tiene otra visión sobre la pérdida de poder de convocatoria de los sindicatos: "El proceso de asimilación de las dinámicas sociales históricas provoca que un fenómeno que en un momento determinado despierta cierta espectacularidad, al final se normalice y deje de ser extraordinario".

Manifestación Primero de Mayo de 2019 en Barcelona / EFE
Imagen de la manifestación del Primero de Mayo de 2019 en Barcelona. / EFE

Este histórico sindicalista participaba en las manifestaciones "desde que no eran legales", según recuerda al otro lado de teléfono durante la jornada previa a este Primero de Mayo. "Entonces las manifestaciones eran a la carrera y difícilmente podías contar un puñado de personas en una esquina, porque inmediatamente había que echar a correr", relata. "A nadie se le escapa que las manifestaciones están al calor de la coyuntura y algunos momentos favorecen la asistencia más que otros", justifica, no sin dejar espacio para la autocrítica: "En los últimos años ha habido una imposición de las reformas laborales que ha descorazonado a la gente, parecía que hiciéramos lo que hiciéramos no daba frutos y eso ha podido desincentivar en alguna medida", admite.

El poder de convocatoria de este Primero de Mayo se medirá en tráfico en las redes sociales. "Estaremos pendientes del nivel de seguimiento, pero ese no es el planteamiento. Creíamos que no podíamos renunciar a celebrar este día pese a las circunstancias adversas y nos las hemos ingeniado con las oportunidades que ofrecen las redes sociales para organizar un programa potente a lo largo de toda la jornada", explica el secretario de Organización de CCOO. Junto con UGT, se ha organizado una rueda de prensa de los secretarios generales Unai Sordo y Pepe Álvarez a las 10.00, un homenaje a los trabajadores esenciales a las 12.00, una manifestación virtual a las 13.30 y hasta un concierto solidario a las 17.00 que finalizará con el ya tradicional aplauso a los sanitarios a las 20.00. 

PRIMERO DE MAYO MADRID
Manifestación del Primero de Mayo en Madrid, en 2019 / EFE

Ambas organizaciones han editado un manifiesto conjunto, bajo el eslogan "Trabajo y servicios públicos: otro modelo social y económico es necesario". El decálogo de reivindicaciones parte de la demanda de un sistema de bienestar fuerte y unas condiciones de trabajo dignas, ensalza el papel de la mujer trabajadora e insiste en la necesidad de poner en marcha un Ingreso Mínimo Vital ante el drama humano, social y económico que está causando el coronavirus. También reivindican el papel de la Unión Europea y reclaman un Pacto de Estado para la reconstrucción económica y productiva de nuestro país. Desaparece, por ahora, la principal reivindicación de los sindicatos durante los últimos años: la derogación de la reforma laboral de 2012. Primero a lo urgente, que ya habrá tiempo, en la 'nueva normalidad', para lo importante.

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