Aciertos y fracasos de la reforma laboral

    • La reforma ha favorecido los ERE de reducción de jornada y suspensión temporal, frente a los de extinción, y ha impulsado la contratación a tiempo parcial...
    • ...pero ha fracasado a la hora de reactivar el empleo de los menores de 30 años y de impulsar la formación.
Los funcionarios de las oficinas públicas de empleo están entre los más expuestos a estos conatos de violencia.
Los funcionarios de las oficinas públicas de empleo están entre los más expuestos a estos conatos de violencia.
Bruno Pérez

Ha pasado un año y es momento de hacer balance. Con los datos de paro registrado y afiliación a la Seguridad Social correspondientes al mes de febrero de 2013 ya en la mano, es momento de saber hasta qué punto han sido efectivas las recetas incluidas en la reforma laboral.

Los datos generales son demoledores: 746.365 cotizantes a la Seguridad Social menos, 328.124 personas más inscritas como parados en los registros de los Servicios Públicos de Empleo y pocos indicios de cambio de tendencia, pero, ¿se pueden atribuir estos datos a la reforma laboral cuando el contexto económico es tan hostil? Difícil.

Por eso, hemos optado por ajustarnos a las modificaciones concretas impulsadas por la reforma y chequear cuál ha sido su influencia en el mercado de trabajo. Éstos son los resultados:

1. Mejora de la intermediación laboral mediante la habilitación legal a las ETT para que operen como agencias de colocación en cuanto dispongan de la autorización correspondiente.

La pregunta es: ¿ha servido este cambio legal para agilizar la puesta a disposición de las empresas de los trabajadores en paro? Los datos no parecen apuntar en esa dirección. Si entre enero y octubre de 2011 se suscribieron 1.691.219 contratos de puesta a disposición, en el mismo periodo de 2012 se firmaron 1.663.078, casi 30.000 menos.

2. Impulso del contrato para la formación y el aprendizaje con el objetivo de proporcionar un certificado de profesionalidad y, por tanto, una salida profesional a los menores de 30 años que no dispongan de formación reconocida. Para ello, se establece una bonificación de entre el 75% y el 100% en las cuotas a la Seguridad Social para las empresas que contraten a este perfil de trabajadores.

¿Qué se ha conseguido? En principio, incrementar cerca de un 40% la suscripción de este tipo de contratos. En los últimos doce meses se han firmado 69.952 relaciones laborales de este tipo, de los que alrededor de un millar han desembocado en contratos indefinidos (que se bonifican durante los tres años siguientes). ¿Es esto suficiente? Es posible que no, según la EPA hay 1,3 millones de parados menores de 30 años y sin formación en España.

3. Incentivar la formación mediante la configuración de una cuenta de formación, que registrará todos los cursos formativos que realice el trabajador a lo largo de su vida laboral y la fijación de la obligación de dejar disponer al trabajador de un número de horas anual para mejorar su cualificación.

Según los datos de la Encuesta de Coyuntura Laboral, que sólo llegan hasta noviembre pasado, este nuevo marco no ha conseguido incrementar el número de horas destinadas a la formación continua.

4. Contrato indefinido para emprendedores. El objetivo de este nuevo contrato es potenciar la contratación, especialmente de los jóvenes, con un periodo de prueba de un año. Las empresas que se acojan a estos contratos tendrán derecho a una deducción fiscal de 3.000 euros cuando contraten a su primer trabajador, siempre que sea menor de 30 años.

En el primer mes y medio de vigencia de esta nueva figura, el Ministerio de Empleo informó de que se habían suscrito casi 10.000. Según CCOO, en los siete meses siguientes, a la altura de noviembre, apenas se habían firmado 20.000 más, el 6% del total de contratos indefinidos.

5. Estimular la contratación a tiempo parcial. Buscando una mayor flexibilidad, la reforma laboral rompió la limitación legal que existía a que los trabajadores con un contrato a tiempo parcial pudieran realizar horas extra. Desde el pasado mes de febrero, pueden hacerlas, dentro, lógicamente, de los límites legales.

El ajuste ha funcionado. El número de contratos a tiempo parcial se ha incrementado exponencialmente durante el año, incluso los de carácter fijo, que aumentaron un 56% durante 2012 hasta superar los 660.000. Según la EPA, el número de ocupados a tiempo parcial se incrementó en casi 100.000 personas durante el año pasado.

6. Ayudas a la conversión en fijos de contratos de prácticas, de relevo y de sustitución. La idea del Gobierno era estimular la permanencia en la empresa de los trabajadores que hubieran accedido por alguno de estos cauces con la concesión de una bonificación de 500 euros al año en las cuotas de la Seguridad Social de los trabajadores que se quedaran en la empresa, 700 euros si fueran mujeres.

El pasado mes de febrero se convirtieron en fijos 1.358 contratos bonificados por este cauce, apenas un centenar más que en 2012, cuando esta disposición no estaba vigente. Este mecanismo apenas explicó un 4,5% del total de conversiones de contratos en fijos.

7. Incentivar a la suscripción de ERE de reducción de jornada. Otra de las líneas de actuación prioritarias de la reforma laboral fue promover un marco que favoreciera la adaptación de las empresas al contexto económico, sin necesidad de despedir a sus trabajadores. Por eso, se incentivaron los ERE de reducción de jornada o suspensión temporal de la relación laboral, frente a los de extinción, históricamente mayoritarios.

Y la medida ha logrado sus frutos, ya que, aunque no ha conseguido reducir el número de ERE presentados durante 2012, que se había incrementado en un 66,2% en los once primeros meses del año, sí ha conseguido que éstos sean mayoritariamente ERTE, evitando así más despidos.

Así, el año pasado el 78% del total fueron expedientes de suspensión temporal de la relación laboral o de reducción de jornada, y únicamente un 22% de extinción.

8. Limitar el fraude en los contratos fijos discontinuos. El Ministerio de Empleo sospechaba que existía una importante bolsa de trabajadores estacionales en el sector del turismo, que vivían a base de trabajar los seis o siete meses de temporada media y alta, y pasaban la temporada baja percibiendo la prestación por desempleo.

La situación bordeaba la legalidad puesto que en el ordenamiento laboral ya existía un contrato para este tipo de circunstancias: el contrato fijo-discontinuo.

Para evitar el fraude de ley, el Ejecutivo decidió bonificar los contratos fijos-discontinuos que se mantuvieran durante los periodos de paréntesis laboral. ¿El resultado? En los doce meses posteriores a la reforma laboral se han firmado 108.944 contratos fijos discontinuos, 3.209 menos que en el periodo inmediatamente anterior, y 15.000 contratos que no eran fijos se han convertido en fijos discontinuos. También menos que en los doce meses inmediatamente anteriores.

Mostrar comentarios