Así se cuece la EPA, la encuesta más controvertida del INE

  • La EPA se hace a partir de unas 200.000 entrevistas, una base de datos más reducida e imprecisa que la que cada mes proporcionan las 22.000 oficinas de los servicios públicos de empleo.Por contra, ofrece una información más completa y, lo que es más importante, comparable con la que dan el resto de países de la UE.
Los hogares madrileños con todos sus miembros en paro alcanzaron los 124.400 en el segundo trimestre del año
Los hogares madrileños con todos sus miembros en paro alcanzaron los 124.400 en el segundo trimestre del año
EUROPA PRESS

Ahí va un dato que muy pocos conocen. Las cifras oficiales aseguran que en España había al cierre del tercer trimestre del año 5.904.700 parados, los que reflejó la Encuesta de Población Activa, pero la realidad es que el organismo que las elabora, el Instituto Nacional de Estadística, sólo puede certificar la existencia de algo menos de 24.000.

Porque ese fue, aproximadamente, el número de personas con nombre y apellidos que manifestaron estar en situación de desempleo cuando fueron preguntados sobre su situación laboral por los encuestadores de Estadística, sobre el total de 200.000 personas con las que los servicios del INE contactan cada vez que tienen que elaborar la encuesta.

El resto, o estaban ya ocupados, o no estaban buscando un empleo, y por tanto aparecieron como inactivos, o no entraban dentro del universo del mercado laboral por no tener la edad legal o sobrepasarla.

El cómo algo menos de 24.000 parados acaban convertidos en más de seis millones es parte del método de la ciencia estadística.

Y conviene no olvidar que, en efecto, se trata de una ciencia. Si esa pequeña muestra de algo menos de 24.000 personas permite determinar que hay 5,9 millones de desempleados en España es, precisamente, porque se han seguido una serie de presupuestos demográficos, socioeconómicos, geográficos y poblacionales en la selección de la muestra que la convierten en representativa.

Tan es así que el mismo procedimiento que sigue la EPA es, a grandes rasgos, el que siguen el resto de los 26 países de la Unión Europea para determinar sus cifras de desempleo.EPA vs paro registrado

Ello no es óbice para afirmar que el organismo que dispone de una información más masiva y precisa sobre el número de personas que busca trabajo en España no es el INE, sino el Ministerio de Empleo, a través de las demandas que se reciben en cada una de las más de 22.000 oficinas públicas de empleo existentes en España.

Según esta fuente, la cifra de personas que a la finalización de septiembre de 2013 solicitaba un empleo en España sin poder conseguirlo era de 4.724.355, y no de 5.904.700 como sostiene la Encuesta de Población Activa. Es decir, que en España habría un millón y pico de desempleados menos.

Las bases de datos del antiguo INEM tienen información actualizada de la situación laboral de millones de españoles, mientras que Estadística parte de unas 200.000 entrevistas personales para sacar su foto fija del mercado de trabajo. Sin embargo, es éste el referente oficial que se utiliza tanto en España como en Europa a la hora de evaluar la situación del mercado laboral español.

La pregunta a estas alturas es casi evidente: ¿por qué?

Y la respuesta es que sólo la EPA ofrece una información comparable con la que obtienen el resto de países de la Unión Europea. Lo explica el Instituto Nacional de Estadística en la propia metodología de la encuesta: "El paro registrado y la afiliación a la Seguridad Social presentan dificultades en la obtención de series homogéneas por ser variable la normativa legal que la rige, y además no recogen información sobre muchas de las variables investigadas en la encuesta".Profundizando en la EPA

Es cierto, mientras las estadísticas del Ministerio de Empleo se limitan a ofrecer información cuantitativa sobre el número de parados y ocupados, y sobre su distribución geográfica, sectorial, por sexo y por edad, la encuesta del INE ofrece hasta 400 unidades distintas de información que detallan aspectos tan específicos como la motivación para trabajar a tiempo parcial, el número de horas extras realizadas y la cifra de empleados que hacen cursillos de capacitación profesional.

Todas ellas con especificación por sexo, edad, sector profesional... es decir millones de datos sobre el mercado laboral.

En su debe, por el contrario, las fragilidades propias de cualquier estadística que pretende abarcar una realidad laboral que implica a más de 30 millones de personas a partir de apenas 200.000 entrevistas.

Dado que las entrevistas alcanzan a todos los miembros de la unidad familiar, estén o no en situación o en edad de trabajar, la operativa de la encuesta implica que esa cifra de casi seis millones de parados se estima a partir del testimonio fehaciente de estar sin trabajo de algo menos de 24.000 personas (la proporcion sobre el conjunto de encuestados de ese 13% de la población española, -¡ojo!, no de la población en edad de trabajar- que está en paro).

En realidad, es la naturaleza misma de la ciencia estadística, obligada a estimar realidades grandes a partir de un conjunto reducido de datos escogidos, eso sí, con criterios científicos.

Estadística asegura que el método de selección utilizado engloba al 99,4% de la población, dejando fuera únicamente a los que residen en los denominados hogares colectivos: hospitales, hoteles, cuarteles, conventos...

Cada trimestre, 230 encuestadores y unos 150 inspectores se encargan de la captación de información en unos 65.000 hogares seleccionados a partir de criterios como la población y la representatividad de la misma en cuanto a perfiles profesionales, edad o situación personal. Vamos, aplicando criterios de ciencia estadística.

Para garantizar la estabilidad de la encuesta los hogares seleccionados permanecen en la encuesta durante un periodo de seis trimestres y para garantizar una cierta rotación una sexta parte de los hogares sale de la muestra cada trimestre para dejar paso a un número idéntico de nuevas familias, seleccionadas bajo los mismos criterios.El cuestionario

Si usted resultara seleccionado para colaborar en la elaboración de la Encuesta de Población Activa debe saber que en el próximo año y medio va a tener que dedicar unos 30-45 minutos cada tres meses a contestar al cuestionario diseñado por el INE.

No hacerlo le enfrentaría a la Ley de la Función Estadística Pública y le acarrearía una multa que puede oscilar entre los 60 y los 30.000 euros, en función de la gravedad.

Se trata de una veintena de preguntas sobre datos generales como fecha de nacimiento o el lugar de residencia, seguidas de un centenar de cuestiones sobre ocho categorías ya estrictamente relacionadas con la encuesta: relación con la actividad económica, características del empleo, hábitos de búsqueda de empleo, experiencia profesional, enseñanza y formación, relación con las oficinas públicas de empleo y situación laboral actual y de hace un año.

Para la EPA no es relevante conocer si la ocupación de los entrevistados está regulada, es informal o es directamente una actividad sumergida o en negro, y tampoco la jornada diaria o semanal que implique, lo cual ofrece matices interesantes.

Por ejemplo, que se consideren como oficialmente ocupados a un millón y medio de españoles que o no trabajaron ni un solo minuto (lo cual se puede justificar por situaciones como vacaciones o paros estacionales en contratos fijo discontinuos) o hicieron menos de nueve horas en la última semana.

Estadística admite que en la EPA pueden figurar perfectamente como ocupados estudiantes que impartan clases de manera informal y esporádica porque, según la metodología de la encuesta, se considerará ocupado a la persona que "haya trabajado, incluso de forma esporádica u ocasional, al menos una hora a cambio de un sueldo o salario".

Otro dato curioso es que el número de ocupados que sale en la EPA (16.823.200) supere en medio millón los que figuran en los registros de la Seguridad Social (16.305.445), lo cual algunos interpretan como un indicio claro del volumen de la actividad sumergida en España.

La singular metodología de la EPA también puede hacer que figuren como parados personas que difícilmente serían considerados socialmente como tal.

Por ejemplo, jóvenes que tienen los estudios como ocupación principal pero que buscan un empleo esporádico para conseguir un cierto margen económico, una situación más o menos extendida pero que, por ejemplo, se obvia en las estadísticas del Ministerio de Empleo, ya que esos muchachos rara vez se dan de alta como demandantes de trabajo.

También figuran como parados-EPA esas personas que han sobrepasado ya la edad de jubilación pero que contemplan la posibilidad de volver al mercado laboral por los motivos que sean, necesidades familiares, personales... En la última EPA publicada se contaban por 9.500.

Mostrar comentarios