Liga su futuro al hidrógeno

Marruecos arma sus renovables para convertirse en suministrador de Europa

Con más de 300 días al año de sol y miles de kilómetros de costa y mar, el reino alauí tiene un plan para ser autosuficiente energéticamente y vender todos sus excedentes a una Europa que busca nuevos socios. 

Planta Solar de Ouarzazate / Noor Uarzazat Foto: Víctor de Elena
Planta Solar de Ouarzazate
Víctor de Elena

Marruecos quiere aprovechar su potencial geográfico para convertirse en uno de los principales suministradores energéticos de Europa. Si la guerra de Ucrania ha servido al Viejo Continente como lección para verse obligado a cambiar de estrategia energética y dejar de depender de vecinos poco fiables como Rusia, hay actores como Rabat que han visto en este conflicto la necesidad de poner sus barbas a remojar al tiempo que incrementan su influencia en Occidente. 

La ubicación geográfica de Marruecos es envidiable para cualquier país que quiera transformar su modelo energético hacia las energías renovables: es la puerta africana de entrada a Europa y cuenta con más de 300 días de sol al año amortizables con paneles solares en sus vastos parajes desérticos. A eso se suman centenares de kilómetros de costa y una zona de exclusividad económica en el mar con miles de millas marinas disponibles para generar energía eólica offshore. Estos ingredientes convierten al reino marroquí en un país con un enorme potencial de alcanzar la independencia energética y, al mismo tiempo, producir para terceros. 

Sin embargo, el país norteafricano es un gran dependiente de los combustibles fósiles y hasta 2015 importaba el 97% de sus fuentes de energía para generar electricidad, hasta llegar al punto de ser el mayor importador de energía de Oriente Medio. Por esa razón, el gobierno marroquí se fijó como objetivo instalar 2 gigavatios (GW) de potencia alimentada por energía solar antes de acabar 2020. No lo consiguió. 

Marruecos pretende que en 2030 se produzca más de la mitad de su energía con fuentes renovables.

A finales del 2021, Marruecos contaba con una capacidad instalada de 11 GW para generación eléctrica. El 36,3% procede de fuentes renovables: 1.466 MW de eólica, 831 MW solar y 1.770 hidráulica, según datos del Instituto de Comercio Exterior (ICEX). Para el año 2030, el país se ha propuesto conseguir que el 52% de la capacidad de generación instalada sea renovable, un avance para el que Rabat busca contar con la ayuda de socios como el Reino Unido o inversiones procedentes de la Unión Europea. El propio ICEX ha organizado una misión comercial en las próximas semanas para que diez empresas españolas inviertan en Marruecos. 

Europa financió su planta solar más grande

El papel de Marruecos como socio clave y nuevo suministrador europeo es algo que Bruselas lleva trabajando desde hace años. Precisamente por su carácter estratégico, financió el 60% de la planta solar más grande del mundo, Noor Ouarzazate, situada en el sur del país y cuyo proyecto completo ocupa 3.000 hectáreas al sur del Alto Atlas. La primera fase fue construida por un consorcio de empresas españolas (TSK, Acciona y Sener), que cuenta con 160 megawatios de potencia para garantizar el consumo de 600.000 personas mediante la tecnología de espejos cilíndricos parabólicos.

La segunda y tercera fase fueron construidas por otra empresa española, Sener, asociada en esta ocasión con la compañía saudí Acwa y con tecnología china. Incluye una torre de 250 metros de altura, la mayor del mundo del estilo, que permite generar energía termosolar por el reflejo de espejos situados alrededor, en círculos concéntricos. Además, almacena esta energía durante varias horas gracias a la tecnología de almacenamiento de sales fundidas. La central se completó con una fotovoltaica solar típica. En total, es capaz de alcanzar una potencia de 580 megawatios, dando luz a todo el sur del país. 

Para el desarrollo de esta infraestructura ha sido imprescindible el apoyo financiero de las instituciones europeas. El Banco Europeo de Inversiones prestó más de 300 millones de euros, mientras que la Agencia Francesa para el Desarrollo o el Banco Alemán de Desarrollo KFW también participaron en la financiación hasta prestar 1.200 millones de euros, el 60% del coste total. 

Apuesta decidida por las renovables

Noor Ouarzazate fue el primer gran proyecto de la Agencia Marroquí de Energía Solar (MASEN), que tiene en marcha o proyectadas un total de 20 plantas solares, incluidas dos en el Sáhara Occidental o la primera planta del mundo que combina solar fotovoltaica y termosolar, en Midelt. De forma paralela, está desarrollando varias plantas eólicas para alcanzar 2.000 MW anuales, que se suman a las presas con las que cuenta el país capaces de generar 1.300 MW. 

Tal ha sido el cambio en los últimos años que ya son varias las empresas privadas europeas que se han echado a los brazos de las autoridades marroquíes en busca de nuevas oportunidades económicas. Buen ejemplo de ello es el proyecto XLINKS, que permitirá producir electricidad con fuentes renovables por una potencia total de 10,5 GW y exportarla mediante un cable submarino hasta Reino Unido. El ICEX también tiene localizadas oportunidades económicas en autoconsumo industrial y agropecuario que podrían replicarse en otros países africanos. 

Competencia a España por el hidrógeno verde

En 2021, Marruecos adoptó una hoja de ruta para desarrollar el hidrógeno verde, una tecnología que también está en el punto de mira de las energéticas españolas como Cepsa, que esta semana anunció la puesta en marcha del primer corredor europeo del hidrógeno hasta el puerto de Róterdam (Países Bajos) o los 200 millones concedidos a Cobra bajo el PERTE del hidrógeno verde. Un análisis de la Agencia Internacional de Energías Renovables sitúa a Marruecos como uno de los cinco países mejor situados para convertirse en un gran productor de hidrógeno limpio. 

Por esta razón, la compañía TotalEren -participada en un 30% por la petrolera francesa Total Energies- será la encargada de implantar una gran central que combine energías solar y eólica para producir hidrógeno verde y amoniaco. Con una inversión de 10.000 millones de euros (100 mil millones de dirhams), se situará sobre 170.000 hectáreas en la región de Guelmim-Río Noun, al sur del país, y podrá generar hasta 10 GWh de energía. 

La intención de Rabat es que para 2030 se haya desarrollado un mercado local vinculado al hidrógeno de hasta 4 teravatios/hora (TWh) y que se exporte energía por valor de 10 TWh. Esto requeriría alcanzar otros 6 GW más de potencia creada con fuentes renovables. 

A día de hoy tiene firmado un acuerdo comercial energético con Países Bajos y mantiene abiertas conversaciones con Alemania o Portugal, entre otros actores europeos, para poder mejorar sus interconexiones con Europa, el principal problema para convertirse en una alternativa fiable del suministro, ya que a día de hoy son insuficientes. 

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