Usuarios vulnerables

Mayores olvidados por los bancos: "La solución era gestionarlo por Internet"

El 77% de las personas mayores de 65 años en España no son usuarias de la banca en línea. Sin embargo, el cierre de sucursales y la falta de cajeros en zonas rurales les aparta de los servicios básicos financieros.

Dos jubilados.
Dos jubilados.
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Jesús Vacas, de 78 años, vive en Mollet de Vallés, un pueblo de Cataluña con unos 51.000 habitantes. Aunque su municipio sí dispone de entidades bancarias, él tuvo problemas para gestionar la compra de un vehículo nuevo. "Tuve que ir con mi abuelo al banco para hacer una transferencia pero el cajero automático daba error. Por ventanilla nos decían que no nos podían ayudar y la única solución que nos daban era hacerlo por banca online", explica a la Información su nieto Axel Millán. Según el informe Mayores UDP 2020, el 77% de las personas mayores de 65 años en España no son usuarias de la banca en línea. Además, un 83% de las personas comprendidas en estas edades prefieren la atención personalizada a otras alternativas como el teléfono o internet. Sin embargo, cada vez son más las firmas que han adoptado la estrategia de cerrar sedes y derivar muchas operaciones a la banca digital. Jesús siente que las entidades les olvidan, "a no ser que una persona demuestre que es completamente analfabeta y no sabe hacerlo, a lo mejor le ayudan", protesta el ciudadano catalán. 

Europa ya ha alertado de la vulnerabilidad financiera. La Comisión Europea ha advertido que los derechos de los usuarios bancarios vulnerables deben ser un tema de protección especial por parte de las entidades en el contexto de la digitalización de los servicios financieros. "Mi abuelo -apunta Axel Millán- sabe hacer algunas gestiones en el cajero pero por ejemplo no le gusta usar una tarjeta de crédito porque prefiere el efectivo". Según el Banco de España, el problema de la falta de oficinas deja a 1,3 millones de personas en situación de vulnerabilidad en el acceso al efectivo, que habitualmente lo utilizan como medio de pago principal o único.

La situación se agrava más cuando los ciudadanos se encuentran en zonas de la España vaciada. Rosa, que ha vivido siempre en Castel de Cabra (Teruel), apunta que ni siquiera tienen una sucursal en su pueblo donde apenas viven 90 habitantes. "Una vez a la semana pasan a dar servicio, pero como no es de mi banco yo siempre les pido a mis hijas que me saquen dinero", explica por teléfono. La mayoría deben acudir a la localidad más cercana, Montalbán, para hacer algunas gestiones, sin embargo, Rosa no termina de comprender el funcionamiento del cajero. "Mis hijas dicen que es porque no quiero aprender, pero es que no me aclaro. Una vez, incluso estando con ellas, se quedó bloqueado", apunta la pensionista. Elisabet Ruiz-Dotras, profesora de Economía y Empresa en la Universitat Oberta de Catalunya (OUC), explica que "las personas mayores, por falta de formación, de conocimientos o de motivación, no son digitales. Eso ha hecho que se conviertan en un tipo de cliente que no es relevante para las entidades bancarias". Este año, en España se ha reducido la plantilla de 1.700 oficinas de los cuatro grandes bancos españoles -Santander, BBVA, CaixaBank y Sabadell-, que han llegado a cerrar hasta un 13% sus sucursales. "Esto impacta en un grupo importante y silencioso de la sociedad, que a veces quedan excluidos de un sistema económico y financiero en constante evolución", advierte Ruiz-Dotras.

"Las personas mayores, por falta de formación, de conocimientos o de motivación, no son digitales. Por eso es un tipo de cliente que no es relevante para las entidades bancarias"

Alternativas bancarias en la España rural

Beatriz Martín Larrel, senadora y portavoz de Teruel Existe, apunta que el Grupo Parlamentario Mixto, al que pertenece la formación, propuso ante el Senado un plan contra la exclusión financiera en la España rural en septiembre de 2020. Su enmienda consistía en crear cajeros multientidad que dieran cobertura a aquellos ciudadanos en riesgo de exclusión por el cierre de sucursales, de manera que no obligaban a los bancos a disponer de una oficina abierta si no les resultaba rentable, pero sí había la posibilidad de crear un servicio básico donde hacer las principales transacciones. Además, la propuesta también incluía acciones para formar a las personas en el uso de estas herramientas, luchando así contra la brecha digital. "Las oficinas están cerrando y muchos de esos pueblos se quedan sin ningún tipo de servicio bancario. Antes mandaban a una persona para que, periódicamente, atendiera a los clientes pero ahora ya ni eso. Yo lo veo en mi pueblo, Bueña, que muchos vecinos tienen que esperar a que sus hijos les saquen dinero o incluso pagar un taxi para que les lleven al pueblo más próximo", relata.

"Las oficinas están cerrando y muchos de esos pueblos se quedan sin ningún tipo de servicio bancario"

La propuesta finalmente no fue aprobada y volverán a proponerla en el Senado este próximo año. A pesar de la negativa del Gobierno, algunas comunidades autónomas como Galicia, Comunidad Valenciana o Cantabria ya se han concienciado y están instalando alternativas en los municipios, desde cajeros hasta bancobuses que proporcionan servicios básicos. Además, Correos ha tratado de solventar esta situación mediante un acuerdo con entidades como Banco Santander, y ya dispone de más de 4.000 puntos de atención de en todo el país donde los usuarios pueden retirar o ingresar efectivo así como llevar dinero a cualquier domicilio. 

Iñaki Ardid, integrante del Movimiento Ciudadano Teruel Existe, ha sido una de las personas que ha dirigido este proyecto de cajeros multientidad en algunas zonas de Aragón, "el objetivo es que tengan instalados un software muy sencillo y que se pueda utilizar sin necesidad de muchos conocimientos". Para Ardid, la disponibilidad de estos servicios es una razón más para atraer a nuevos habitantes a los municipios y poder afrontar el problema de la despoblación. "La situación más drástica a la que podemos llegar es que se implanten otros métodos de pago con móvil o tarjeta y al final toda una generación quede aislada. Los más jóvenes no tendrán problemas en adaptarse pero para la gente mayor de 60 años, especialmente en zonas rurales, no es una posibilidad". 

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