Unicaja impide al grupo Aviva plantarle competencia en España durante dos años

  • El banco abonó 475 millones al grupo británico para deshacer los negocios conjuntos y con la condición de su renuncia a regentar un negocio rival en el mercado.

    El grupo malagueño se reserva la ventaja de ser la entidad financiera preferente en las sociedades que ahora operará con su nuevo socio Santalucía.

Aviva España logró aumentar su beneficio un 5% en 2012, a pesar de que el grupo perdió 3.496 millones de euros
Aviva España logró aumentar su beneficio un 5% en 2012, a pesar de que el grupo perdió 3.496 millones de euros
E.C

La aseguradora británica Aviva firmó, con la ruptura de la alianza de Unicaja, prácticamente el repliegue de España durante un plazo de hasta dos años. Ni Aviva ni ninguna empresa del grupo “llevará a cabo o participará o estará directamente interesados en el desarrollo de un negocio competidor en España” en dicho lapso temporal, reza el acuerdo desvelado por la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia (CNMC) en la aprobación de la transacción. O, lo que es lo mismo, sale de raíz y por tiempo.

La oleada de concentraciones de las cajas, fusión sobre fusión, dinamitó la estrategia desplegada en España por el gigante asegurador británico y, en medio de las incertidumbres del Brexit, en los cuarteles de Londres se inclinaron por hacer la hucha máxima y reinvertirla en otros mercados o negocios de desarrollo pujante.

Su marca comercial Aviva nació en España en el año 2002 aunque su aterrizaje tuvo lugar en 1990 de forma directa e indirecta en 1887. Y coincidiendo con dicho lanzamiento de imagen se embarcó en maridajes con cajas de ahorros, a través de la fundación de joint ventures, para vender las pólizas desde sus sucursales, que pronto multiplicaron la capacidad de pegada y negocio, resultando rápidamente emulados por un buen puñado de aseguradoras rivales (Mapfre y Caser pioneras en estas alianzas abrieron otras, como también Zurich, Aegon o Reale).

La carrera se tuerce de forma abrupta cuando las cajas, cada una con su socio en pólizas, se fusionan. La imposibilidad de operar bajo una misma red de oficinas bancarias con distintas aseguradoras en exclusiva acaba cercenando prácticamente todas sus alianzas porque el grupo resultante se decanta por otro socio. Salió de Novagalicia cuando la compra el venezolano y la rebautiza como Abanca -allí era el partner desde 2001 de la extinta Caixa Galicia- y queda relegado en Bankia, donde se impuso Mapfre, aliado de Caja Madrid, a su acuerdo histórico con Bancaja.Más de 1.358 millones de hucha por rupturas

Las fuertes valoraciones con las que construyó -y pagó en su día- dichas joint ventures le permitieron salir con 883 millones en el bolsillo en ambas, aunque aspiraba a casi 1.374 millones y así lo reclamó en tribunales de arbitrajes.

El fin del acuerdo con Unicaja, que hace pocos días ha formalizado su contrato con Santalucía, y donde se embolsa 446 millones por la recompra de su negocio conjunto y 29 millones en indemnización, sube a 1.358 millones el talón cobrado por dejar atrás a los bancos socios y facilita su repliegue del país; aunque aún debe resolver aún dos focos pendientes: otra alianza con Pelayo, y en BMN, donde difícilmente permanecerá cuando Bankia finalice su absorción dado que se presume que se impondrá de nuevo Mapfre.

El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob) ha rebajado, de hecho, el valor de BMN de 1.300 a 1.061 millones -controla el 66% del capital- para preveer compensaciones por rupturas de alianzas. Guarda una hucha de 239 millones para rescindir los acuerdos con Aviva y Caser.

Será el penúltimo fleco porque el grupo británico, el sexto mayor asegurador mundial, ha negociado en la salida de Unicaja transferir a Santalucía, la nueva aliada del grupo bancario malagueño, su propia gestora Aviva Gestión y Aviva Vida y Pensiones. Aviva era la compañía número 12 de la clasificación española con un volumen de facturación por la venta de seguros de 1.312 millones y una cuota de mercado del 2,05%.

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