Méndez Guédez remeda a Tom Sharpe en "Chulapos mambo", su novela más ácida

  • El venezolano Juan Carlos Méndez Guédez acaba de publicar su sexta novela, "Chulapos mambo" donde el autor caribeño despliega un humor ácido y corrosivo, "muy en la línea de Tom Sharpe", según reconoce a EFE, con el único fin de ir a contracorriente: "A los 40 -dice- se vuelve uno más cínico".

Madrid, 3 dic.- El venezolano Juan Carlos Méndez Guédez acaba de publicar su sexta novela, "Chulapos mambo" donde el autor caribeño despliega un humor ácido y corrosivo, "muy en la línea de Tom Sharpe", según reconoce a EFE, con el único fin de ir a contracorriente: "A los 40 -dice- se vuelve uno más cínico".

"Chulapos mambo" (Casa de cartón) es la historia de tres canallas, cada uno de los cuales necesita lograr un sueño, que se juntan en Madrid por azar, y es la casualidad la que crea a su alrededor una trama disparatada y cruel, explica el autor.

Aunque el relato "tiende a la carcajada, a la burla cínica y al humor negro sin ninguna piedad, porque no hay compasión en ellos", detalla el escritor, siguen estando "ahí" los temas que le interesan al autor: el amor, la inmigración, el problema de la identidad y del otro, pero esta vez, dice, con una perspectiva diferente.

"Aquí el amor, por ejemplo, está considerado como un problema digestivo; uno de los protagonistas, Alejandro -desvela Méndez Guédez- se ha enamorado, pero como no puede deshacerse de su esposa empieza a buscarle un amante para que ella le deje en paz".

Los otros dos personajes son parte de este cásting que realiza el marido: Simao, que vive arruinado en una casa patera, haciéndole la vida imposible a su casera, y necesita dinero, y Henry, que lo ha dejado todo, su país, su trabajo y su familia, para convertirse en un escritor famoso, aunque no tiene talento.

"El problema de Simao es que descubre en alguna parte de la novela que es posible hacer el amor más de treinta segundos, pero no lo sabe a ciencia cierta, y se empieza a preocupar, mientras el de Henry es que solo se le ocurre repetir novelas que han sido éxitos mundiales, como 'Cien años de soledad', o 'Rayuela'", explica.

Méndez Guédez explota la fuerza esperpéntica de estos personajes para conseguir "un estallido que acaba concretándose en conspiraciones en la ciudad de Madrid, negocios turbios, actrices pornográficas, grupos de rock, secuestros de críticos literarios..."

El escritor reconoce la inspiración en el "salvaje" Tom Sharpe, y en autores como Eduardo Mendoza o Jardiel Poncela: "Era un poco lo que yo buscaba, cambiar de registro, y radicalizar ciertos toques de humor que ya había en mis obras anteriores", explica.

"En España, y en la escritura en español, pese a que nuestro libro fundacional es un libro de humor, que es 'El Quijote' -reflexiona el autor caribeño-, todavía miramos con mucha desconfianza los libros de humor y me apetecía un poco llevar la contraria, ir a contracorriente, buscar la carcajada del lector".

"Necesitaba entrar en ese código distinto del humor; creo que los 40 años nos vuelven un poco crueles, y sobre todo, más cínicos. Con este libro, le estaba dando gusto a mi edad", resume irónicamente el autor, nacido en Barquisimeto en 1967.

Méndez Guédez es doctor en literatura hispanoamericana por la Universidad de Salamanca y ha publicado las novelas "Tal vez la lluvia" (2009), Premio Internacional Ciudad de Barbastro, y "Una tarde con campanas" (2004), finalista del Premio Fernando Quiñones.

Es autor, además, de "Árbol de luna (2000), "El libro de Esther" (1999) y "Retrato de Abel con isla volcánica al fondo" (1997), así como de varios libros de cuentos, entre ellos, "Hasta luego, Míster Salinger" (2009) y "Tan nítido en el recuerdo" (2001).

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