El BCE no emitirá una criptomoneda y ve una burbuja como la de las 'puntocom'

  • Las fluctuaciones salvajes parecen un "concurso de belleza keynesiano" donde el inversor compra lo que percibe que otros ven como inversión atractiva.
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El miembro del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE), Yves Mersch, ha exaltado el valor del dinero tradicional al señalar que funciona como una unidad de cuenta y un depósito de valor, respaldado por una autoridad emisora de confianza que actúa como garantía de estabilidad, frente a las "fluctuaciones salvajes" por las que se caracterizan las criptomonedas, que califica como un "concurso de belleza keynesiano", donde los inversores compran lo que perciben que otros ven como una inversión atractiva.

Asimismo, Mersch ha explicado que además de los riesgos asociados al consumidor derivados de la inversión en monedas virtuales -actualmente hay más de 1.500 criptomonedas en circulación y se lanzan mensualmente docenas de nuevos esquemas-, las preocupaciones se centran también en si una caída significativa del comercio causaría tales pérdidas de riqueza que llegue a contagiar al sistema financiero.

En este sentido, el economista relaciona la burbuja de las 'puntocom' en el año 2000 con el escenario actual, donde el valor del Nasdaq, por ejemplo, se redujo en alrededor de 5 billones de dólares (4 billones de euros) en solo dos años. Recientemente, se están haciendo perceptibles conexiones entre el mercado de monedas virtuales y el sistema financiero y, además, hay una actividad creciente en euros en su intercambio.

"En medio de los crecientes riesgos de contagio y la cada vez mayor contaminación del sistema financiero, las soluciones normativas regionales, mientras se esperan los resultados de las conversaciones del G20, deben ser analizadas. De hecho, en última instancia, necesitamos respuestas globales en ausencia de una jurisdicción definida", ha aseverado Mersch, que lo considera esencial para salvaguardar la integridad del sector financiero, proteger a los inversores y consumidores, y prevenir los efectos negativos sobre la economía real.

Por otro lado, Mersch ha indicado que en varias ocasiones se ha sugerido que los bancos centrales deberían emitir su propia moneda virtual o el desarrollo de Dinero Base Digital (DBM, por sus siglas en inglés). "Habría que tener una clara motivación en el marco de nuestro mandato para emitir este tipo de valor, y dicha emisión tendría que hacerse de una forma que no genere riesgos y costes que excedieran los beneficios", ha explicado.

De esta forma, ha subrayado la importancia de evitar ser engañado "por las luces intermitentes de la novedad y asumir que, la tecnología, solo por ser algo novedoso, no tiene por qué ser mejor". "No hay evidencia alguna de que la abolición del efectivo inhibirá el crimen. El almacenamiento y las transferencias electrónicas pueden resultar una vía más fácil para que los delincuentes cometan crímenes que el dinero tradicional", ha sostenido el banquero.

En suma, Mersch ha indicado que no existe una motivación convincente para que el Eurosistema emita una moneda virtual o una DBM al público en general. "En este momento, no es necesario y, cuando se tienen en cuenta los probables impactos negativos en el sistema financiero, tal medida parece desproporcionada en relación con los beneficios señalados por sus partidarios", ha indicado.

"En cualquier caso, se podría imaginar la posibilidad de una representación digital en efectivo que reproduzca las características del efectivo tradicional en un futuro razonablemente lejano, si los ciudadanos así lo exigieran. Si bien este enfoque parece más apropiado para una jurisdicción cuya moneda se enfrenta a una regresión interna y no es ampliamente aceptada fuera de su propio territorio, lo que ciertamente no es el caso del euro", ha concluido.

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